Pintura
El dibujo recuperado de Murillo
Gothsland presenta el dibujo del pintor sevillano que sirvió para restaurar «La visión de San Antonio de Padua» tras protagonizar un espectacular robo
Este año es el de la conmemoración de los 400 del nacimiento de Bartolomé Esteban Murillo, uno de los pilares pictóricos del Siglo de Oro español. Por eso, no serán pocas las exposiciones que permitirán recordar al artista y contemplar algunas de sus obras maestras.
Este año es el de la conmemoración de los 400 del nacimiento de Bartolomé Esteban Murillo, uno de los pilares pictóricos del Siglo de Oro español. Por eso, no serán pocas las exposiciones que permitirán recordar al artista y contemplar algunas de sus obras maestras. Interesante será descubrir que Murillo, además de un excelente pintor, también fue un magnífico dibujante, una faceta que probablemente no sea tan conocida por el gran público. Eso es algo que podrá constatarse a partir de la semana que viene en Barcelona.
El próximo miércoles abre sus puertas la Fira d’Art Modern i Antic de Barcelona, en las Drassanes. Una de las galerías de arte participantes es la barcelonesa Gothsland, que presentará un dibujo de Murillo, un estudio preparatorio para su gran pintura «La visión de San Antonio de Padua», hoy conservado en la Catedral de Sevilla y realizado en 1656. El dibujo fue fundamental muchos años después para restaurar la obra de Murillo después de ser víctima de uno de los más sorprendentes robos de todos los tiempos, lo que muchos han llamado el primer robo mediático de la historia.
Todo tuvo lugar la noche del 4 de noviembre de 1874 en la catedral de la capital hispalense. La operación fue puesta en marcha por un personaje curioso y algo torpe llamado Fernando García Vinuesa quien pensaba que podría llevarse con facilidad la obra completa de Murillo. Pero no fue así y tuvo que conformarse con un fragmento del óleo.
García Vinuesa sabía que no lo tendría fácil y que si quería ganar algún dinero con su delito lo mejor era irse lo más lejos posible del lugar del crimen. Por eso, no dudó en tomar un barco y escaparse hasta Nueva York que vivía en esa época un creciente interés por el coleccionismo de obras de arte antiguo. Es también el tiempo del nacimiento de los grandes museos repletos de tesoros, muchos de ellos procedentes de Europa. Nuestro caco lo sabía y allí se fue confiado con su fragmento de Murillo.
El ladrón probó suerte en un anticuario de la ciudad de los rascacielos, pero la noticia del robo abortó cualquier intento de venta del original de Murillo.
Mientras, en Sevilla, se intentó reconstruir la pieza que se guardaba en la catedral, un ambicioso proyecto en el que se contó con el patrocinio de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando. Para ello se fundamental contar con el dibujo preparatorio de Murillo. En este sentido, Manuela Mena, en su último catálogo razonado de la obra de Murillo apunta que «no existe variación entre el dibujo y la figura del cuadro».
Salvador Martínez Cubells fue el encargado de basarse en el dibujo preparatorio para que el cuadro de Murillo pudiera recuperar todo el esplendor que le quitó el robo y los muchos sufrimientos vividos. Finalmente el fragmento sustraído por García Vinuesa fue insertado en la pintura en una acto cargado de pompa en la Catedral de Sevilla, donde hoy en día puede seguir contemplándose el mayor óleo pintado por Murillo.
El dibujo que se exhibe ahora en Barcelona es uno de los escasísimos que se conservan en la actualidad, junto con otro que forma parte de las colecciones del Museo del Louvre de París.
Y una curiosidad. ¿Qué pasó con García Vinuesa? Su nombre apareció en 1933 en una lista de presos fugados.
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