Barcelona
Doctor, doctor, tengo una comedia
El Teatre Tívoli acoge la adaptación musical de «El jovencito Frankenstein», la célebre película de Mel Breooks y Gene Wilder que parodiaba el clásico de Mary Shelley
El Teatre Tívoli acoge la adaptación musical de «El jovencito Frankenstein», la célebre película de Mel Breooks y Gene Wilder que parodiaba el clásico de Mary Shelley
La primera vez que Mary Shelley pensó en Frankenstein, la célebre criatura, pensó en llamarlo Tops. Conocía a un tipo llamado Eugene Tops, un hombre que vendía sombreros en Somers Town, donde ella vívía, y que tenía la extraña fama de comer ladrillos. «Dicen que por las noches come cientos», rumoreaban malevolamente en el barrio. Medía casi dos metros y tenía una voz grave y gutural, arrastrando mucho la o al hablar. «Hooola Mary, cooomo está tu padre», le decía al verla por la calle y ella, a pesar de su amabilidad, huía lejos con terror. No era más que una niña. «El seños Tops dice que siempre sales corriendo cuando te saluda, Mary», le dijo una tarde su padre. «Huye más rápido, por favor, que no se de cuenta», continuó, porque su padre también le tenía un miedo atroz.
Cuando Mary abandonó Suiza, con el manuscrito de la novela bajo el brazo, todavía le daba vueltas al nombre de su personaje central. No le convencía Tops, pero tampoco le gustaba Frankenstein. Pero cuando regresó a Somers Town, lo primero que hizo fue tropezarse de nuevo con el pobre Eugene Tops. Aquel hombre era exacto a la criatura. No había duda de que se había inspirado en él para crear al monstruo. Pero en esta ocasión, en lugar de correr, la escritora se acercó al sombrerero y lo abrazó, lo abrazó con fuerza. «Lo siento mucho, señor Tops», le dijo. «Gracias, criatura, pero por qué», le preguntó el sombrerero sin entender. «Por todos estos años», dijo y se marchó a ver a su padre, prometiendo que nunca contaría a nadie que se había inspirado en el pobre Eugene Tops para el monstruo. Aquella noche el señor Tops se comió un ladrillo, uno enorme. Les ponía mantequilla y los encontraba deliciosos.
El 11 de marzo de 2018 se cumplieron 200 años de la primera publicación de «Frankestein o el moderno Prometeo» y para celebrarlo se realizaron diez mil actos diferentes. Entre ellos, no hubo ningún recuerdo para Eugene Tops, pero al menos Madrid acogió la adaptación musical de uno de los grandes éxitos del cineasta Mel Brooks, «El jovencito Frankenstein», película escrita y protagonizada por Gene Wilder que parodiaba la célebre novela de Shelley. El musical fue uno de los grandes éxitos de la temporada, tanto que ahora llega al Teatre Tívoli de Barcelona.
A partir del 11 de octubre, esta comedia musical llega con toda su frescura, humor y humanidad con Víctor Ullate Roche repitiendo su papel como el doctor Frederick Frankenstein. Esteve Ferrer, que también estuvo al frente de «La familia Addams», dirige un espectáculo al más puro estilo Broadway con 16 de cambios de escenografía, 24 artistas en escena y 9 músicos en directo. «Hemos querido rendir homenaje al género de la parodia, a los cómicos de oficio y a lo que ahora llamamos teatro musical, que no es otra cosa que comedia musical», señala Ferrer
Un monstruo para todos
La historia nos presenta a Frederick Frankenstein, reputado médico en Nueva York, que se verá obligado a viajar a Transilvania al fallecer su abuelo, Víctor von Frankenstein, y dejarle todo su patrimonio. Cuando llegue al castillo y toparse con las investigaciones de su abuelo, acabará por culminar lo que ya había probado su progenitor. La irrupción de un nuevo monstruo en el pequeño pueblo volverá todo del revés hasta su mítico final. «Quizá “El Jovencito Frankenstein” sea la mejor comedia de Mel Brooks, quizá sea también una obra maestra del género paródico cinematográfico, y quizá sea a la par la comedia que más ilusión me podía hacer que me ofreciesen para versionar y dirigir», señala Ferrer. El elenco también cuenta con Jordi Vidal, Albert Gràcia, Teresa Vallicrosa, Anna Herebia, Marta Ribera y Manolo Supertramp.
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