Pintura
Antonio López quiere retratar a Barcelona
El veterano pintor proyecta dedicar un cuadro a la capital catalana y presenta una selección de su pintura, escultura y dibujo en el Palau de la Música
El veterano pintor proyecta dedicar un cuadro a la capital catalana y presenta una selección de su pintura, escultura y dibujo en el Palau de la Música.
Asociamos a paisajes castellanos de su Tomelloso natal o la Gran Vía de Madrid. Pero el artista también quiere que Barcelona forme parte de esa cartografía pictórica, algo que explicó ayer durante la presentación de la pequeña gran exposición que se le dedica desde ayer en el Palau de la Música de la capital catalana. Preguntado por la posibilidad de convertir la ciudad en tema pictórico, el pintor comentó que «quiero hacer un retrato muy completo de Barcelona».
Por ahora tiene la inspiración para llevar a cabo este proyecto en una fotografía aparecida en un diario. «Es una Se ve Barcelona muy tupida, sin una sólo brizna de verde, y el mar al fondo, con una franja de cielo gris», aseguró Antonio López, aunque no se atrevió a precisar cuándo podría materializarse esta iniciativa.
El artista hizo estas declaraciones tras hablar de una exposición formada por tres esculturas –una de ellas situada en el exterior del edificio y dos en la Sala Lluís Millet del Palau–, cuatro dibujos, cuatro óleos y un bronce. El conjunto permite conocer de primera mano aquellos temas que forman parte de su carrera artística, desde el retrato al bodegón. La pieza «Carmen dormida-Noche», que representa la cabeza de un bebé –la nieta de López– ha venido directamente de la Fundació Sorigué hasta el Palau de la Música de Lleida. Otras obras tienen su origen en colecciones privadas y en la del mismo artista, además de la colaboración de la Galería Marlborough.
«No hay tantos temas en la pintura occidental: hombres, dioses y entorno. He heredado el bodegón como tema, que ya salía en la pintura romana de hace mil años. Representa la vida», dijo para añadir que «amo mucho la forma del bodegón que crearon los pintores españoles del siglo XVI. Me he movido en ese espacio», comentó el autor. Precisamente el bodegón es el tema de un relieve de 1960 y que definió como «una forma de vida, un momento de España. Tiene que ver con Zurbarán, Sánchez Cotán y Luis Menéndez. Hay en el bodegón símbolos de una forma de vida».
También tenemos en el Palau de la Música a la infancia, uno de los ejes de la obra de Antonio López. «Es algo que abordo desde principios de los años cincuenta, cuando volví a Tomelloso tras un invierno en Madrid, estudiando en la Academia de Bellas Artes, y dibujé a mi hermana, que entonces tenía un año».
En la actualidad, trabaja en una serie de pinturas «de mi casa, piezas pequeñas que hago del natural, no de fotos. Es la libertad de quien trabaja fuera del encargo porque el encargo hasta Miguel Ángel era para bien, luego secuestró al artista». En esta búsqueda de la libertad creativa se consideró heredero del grupo de pintores impresionistas de París.
Antonio López también habló de la música, de su descubrimiento del «Claro de luna» de Beethoven que «me transtornó hasta que descubrí Bach y luego a Pourcel». También apuntó su interés por la música popular, como Antonio Machín y la Niña de los Peines –«que dice cosas que solo dice esa música»–, entre otros nombres.
En cuanto a lecturas, el veterano maestro está actualmente leyendo «El quadern gris» de Josep Pla. «Me pareció un libro maravilloso, pero qué poco habla de las personas y sí, por ejemplo, del sabor de un pez, del mar. Presta atención a todo lo que le rodea, pero no a las personas. Es como un médico maravilloso con escalpelo, pero que ha decidido renunciar a las impresiones humanas», apuntó.