Barcelona
Anagrama celebra medio siglo de aventura cultural
La editorial celebra sus 50 años rodeado de su armada de grandes autores y con múltiples elogios a Jorge Herralde
La editorial celebra sus 50 años rodeado de su armada de grandes autores y con múltiples elogios a Jorge Herralde
Si existiese algo así como un animal lector, una de esas criaturas maravillosas y fascinantes de exóticos colores cada vez más difíciles de ver, sólo habría una forma infalible para hacerle salir de su escondrijo: poner un libro amarillo de la colección Panorama de Narrativas de Anagrama cerca. No podría resistirse, tendría que leerlo. Ésta es la fuerza de una editorial que ha convertido su catálogo en un auténtico cofre de los tesoros. Hasta los piratas del XVII se hubiesen hecho lectores y hubieran dejado que sus barcos se chocasen en los arrecifes de Santa Lucía. «¡Capitán, se hunde!», diría el contramaestre. «¡Sí, pero qué pasará con Ignatius Reilly, dime!»
La editorial celebró ayer por todo lo alto su 50 aniversario con la compañía de la plana mayor de su larga lista de autores. Allí estaban, entre su armada internacional, Richard Ford, Yasmina Reza, Hanif Kureishi, Jean Echenoz, Melania Mazzucco, Emmanuel Carrère, Roberto Calasso o Catherine Millet. Y de casa estaban Luis Goytisolo, Soledad Puértolas, Marta Sanz, David Trueba, Kiko Amat, Berta Marsé, Milena Busquets o Nazario, entre muchos otros. Había tantos autores que alguien creyó ver a Kafka, pero no, era Eloy Fernández Porta, que bostezaba.
Y todos y cada uno tenían palabras de absoluta adoración hacia Jorge Herralde, el hombre que en 1969 inició una de las aventuras editoriales de mayor calado cultural de la historia del libro en español. «¡Es simplemente el jefe!», exclamaba Richard Ford, autor que lleva desde finales de los 80 con la editorial. «Para mí es como mi familia, uno de los editores de los de antes, capaz de conseguir una fuerte complicidad con sus autores. Es dulce, inteligente, generoso, pero también muy serio. Sabes que estás con él no porque es tu amigo, sino porque le gusta sinceramente lo que haces y eso no tiene precio», aseguraba el escritor de «El periodista deportivo».
Los autores extranjeros se reunieron por la mañana antes de la gran fiesta nocturna y quedó clara la apreciación de los escritores hacia su editor. «Algo tiene su presencia, su toque personal, el trato de tú a tú, no virtual, como tienes con muchos otros», afirmaba el británico Allan Hollinghurst, que buscaba como loco la mesa de la comida vegetariana. «¡Tú también eres vegetariano!», exclamó sorprendido Philippe Sands al ver a Hanif Kureishi allí. «No, no lo estoy criticando, me parece muy bien», dijo después, pero no, se veía claro british dream team” fue una cosa de Jorge, que como fan del Barça nos puso ese apelativo, pero bueno. Hemos tenido muchas discusiones de fútbol cuando el Manchester United era un buen equipo», comfesó Kureishi, que prefería no hablar del brexit. Todos preferían no hablar del brexit. Si al menos así desapareciera.
Pronto, la fiesta empezó a aparecer un chiste, puesto que los franceses se agruparon con los franceses, los italianos con los italianos, los ingleses con los ingleses, y Jonathan Coe dejó con la palabra en la boca a Melania Mazzucco para buscar a alguien que hablase inglés sin acentos graciosos. «Para mí pensar en Jorge es pensar en lealtad. Sé que publicará mis libros. Lo ha hecho desde “Menudo raparto”. Y tiene esa extraña manía de hacerme hacer ruedas de prensa. Nunca había hecho una hasta que vine la primera vez a Barcelona», confesó Coe.
Un hombre de altura
El editor resumió todo el entusiasmo y fervor que despierta en los demás con una frase: «La edición es el oficio más bonito del mundo o el único que sé hacer». En ese momento, Irvine Walsh continuaba perdido. Llegó el martes a Barcelona y parecía que estaría en seguida, pero... Está allí, está allí, pero no, sólo era Eloy Fernández Porta bostezando otra vez. Este hombre tiene el extraño efecto de parecerse a las personas que buscas. ¿Alguien ha visto a Eloy Fernández Porta? ¡Lo ves! Sí, está allí bostenzando.
Emanuelle Carrère miró a Herralde de reojo al preguntarle sobre él y, como si le saliese de muy adentro, dijo al instante. «Es mi editor. Un degustador de libros y placeres literarios». Allí había otros editores y agentes como Heinrich von Berenber, Rosario Carpinelli, Olivier Rubinstein, Daniel Divinsky o Dominique Bourgois. «Anagrama es el mejor club que uno puede formar parte. En esta era de la tiranía de las tecnofinanzas, de algoritmos sofisticados, de tristes pasiones en sociedades aparentemente saturadas, hay pocas aventuras en el mundo editorial que sean tan apasionantes como la de Anagrama», concluyó Carlo Feltrinelli, responsable de la editorial italiana que se hizo con Anagrama.
El Principal de L’Eixample fue el escenario escogido para la gran fiesta de la noche donde más de 500 personas celebraron por todo lo alto estos 50 años de literatura y excelencia. Había muchos animales lectores allí. Muchos, quizá, los creó Anagrama. Eso es como decir que Anagrama creó al unicornio. Ese es un gan valor. Gracias por ello, Herralde.
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