Junta de Andalucía
Hijos y sobrinos del poder
El letrado mayor del Parlamento le echó esta semana un capote al presidente de la institución, Juan Pablo Durán, para sacarlo de la polvareda mediática por la adjudicación de una campaña de publicidad a «Cañonazo Transmedia», la empresa madrileña donde trabaja su sobrino. El informe elaborado por Javier Pardo descarta un «conflicto de intereses» al quedar fuera del parentesco familiar recogido en la Ley de Contratos del Sector Público, y recuerda que no se llegó al umbral de los 18.000 euros, así que como contrato «menor» la Cámara autonómica pudo seguir un trámite que en la práctica se equipara a la adjudicación «a dedo». El asunto, en cualquier caso, le está granjeando al presidente del Parlamento el mayor dolor de cabeza de la legislatura, ya que la oposición –que no tenía precisamente a Durán como un icono de imparcialidad institucional– se ha lanzado a pedir su dimisión.
Lo más probables es que si no hay nuevas sorpresas en el expediente de adjudicación el caso se quede donde está. No obstante, conviene hacer alguna apreciación al respecto. Es llamativo en este sentido la relación de hijos, primos y sobrinos de dirigentes del PSOE con el poder. Juan Pablo Durán planteó la adjudicación de este contrato a la empresa que emplea a sobrino como un hecho anecdótico. «No lo vi relevante», deslizó hace unos días. Sin embargo, esta misma promiscuidad con la administración se viene produciendo a lo largo de décadas. La reacción del ex presidente Manuel Chaves cuando trascendió que el Consejo de Gobierno le había otorgado una ayuda de diez millones de euros a Matsa, la empresa en la que trabajaba su hija como apoderada, fue parecida. «Se ha creado una gran mentira –adujo– para perjudicar al Partido Socialista». Y el mismo hierro le quitó el ex consejero Luciano Alonso al hecho de que contratara como «directores fantasma» de la Filmoteca de Andalucía a un hijo de la ex alcaldesa de Jaén, Alejandro J. Cárdenas Peñalver; y a una hija de otro ex alcalde socialista, María Centeno Sánchez. La lista es interminable. Como colofón, basta con recordar que una hija de José Antonio Viera, Sonia Viera, trabajó junto a un hijo del diputado socialista José Caballos, Jesús Caballos, en una empresa dirigida por dos ex dirigentes del PSOE –uno de ellos fallecido– que recibió ingentes cantidades de dinero del «fondo de reptiles» de los ERE. La polémica campaña del «no ni ná» que ha levantado esta polémica parece hecha a medida. No a la medida del sobrino del presidente del Parlamento, que eso lo desconocemos, sino a la medida de lo que ocurre entre hijos y sobrinos del poder: «no ni ná».
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