Estocolmo
Gustaf Kamstedt: El sueco de la Costa del Sol
El frío y la noche: dos geografías suecas más relevantes que Estocolmo. Para los escandinavos los conquistadores no son hombres con armadura y yelmo, sino los guías turísticos que los llevaron a la luz y al mar de bañistas con tirantes de la Costa del Sol. Aquellos bañistas lugareños que entraban en la orilla como en su propio bautizo y vigilados por una pareja de la Guardia Civil. La tierra de provisión, el clima domesticado, la libertad (para ellos) en los tiempos de la dictadura.
Pekka Langer era un radiofonista del país: se hizo famoso por la serie de reportajes de 1962, «Cómo hacer una paella», un National Geographic del momento que protagonizaba la señorita Dolores Molina Ramos, del cortijo de Churriana «Nuestra Señora de Lourdes». Pekka ya había llevado muestras de este planeta a la radio pública sueca cuando con un magnetofón y un carro fue grabando la serie folklórica «Música de Andalucía». Pero el descubridor y propagandista de este Shangri La para rubias nórdicas, el domador de los peces de colores fue Gustaf Kamstedt.
En 1952 era enviado a Torremolinos como astronauta o reportero del Stockholmtidningen, quizá el diario más leído de Suecia y sólo allí. Todo lo que encontró le pareció fascinante: comprobar que había un sol que no estaba enfermo de tuberculosis y noches de agosto en las que apetecía echarse un rebeca. Gustaf se dedicó a la propagación de la fe e igual que el Bimbo es el nombre de todo pan de molde, a partir de su éxito, los suecos –en genérico y por extensión– rompieron en un concepto amplio, de límites imprecisos. En España, los suecos podrían ser o no de Suecia. De hecho en el lote de ese cercado entraban noruegos, daneses o finlandeses. Y además de la fisonomía y el idioma, lo distintivo es que les palpitaba una pasión andaluza , festiva, mundana y libertina: venían como quintos de permiso, con tendencia al descoque pero necesitaban un libro de instrucciones de los placeres y disfrutes en su idioma.
La Scandinavian Airlines System amplió sus oficinas en Torremolinos y dobló los vuelos entre Estocolmo y Málaga. Kamstedt, que había recorrido la zona desde Tarifa hasta Motril conociendo ventas, tablaos, flamenconas y tabernas decidió procurarle a sus atolondrados compatriotas (a los suecos, con la amplitud de origen geográfico ya señalada) una guía.
En 1965, apoyado por cicerones locales como el periodista Paco Lancha, publicó su primera guía para escandinavos; en 1966, la tradujo al inglés y alcanzó notable éxito. Kamstedt se hizo con la fórmula de la relatividad de la sangría, con burros en los que pasear a sus compatriotas y con el Cortijo Colorado, en Torreblanca, Fuengirola. Allí programaba becerradas y capeas como plato fuerte de sus excursiones. La guía, que detalla placeres de la época como la vida nocturna y propone visitas a Tánger, incluye un riguroso protocolo de comportamiento escandinavo en los toros. En esta advertencia en inglés, Kamstedt recuerda que el mal uso de las almohadillas puede llevar al arresto temporal: «Cushions can be hired at all bull rings. They usually cost between 3 and 5 pesetas (refleja los precios de la época, estamos en 1966) and are worth having since the regular seats are of stone. Remember that it is strictily prohibited to throw one's cushions into the ring as a demonstration of approval or otherwise, since they may strike other members of the public or the functionaries. Failure to observe this rule can result in fines or even temporary arrest».
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