Barcelona
El lado dulce de Darth Vader
La pastelera Ale Rivas dirige Rocambolesc junto a Jordi Roca, donde ofrecen el «Helado oscuro» y la «Rocatocha» como monas de Pascua.
La pastelera Ale Rivas dirige Rocambolesc junto a Jordi Roca, donde ofrecen el «Helado oscuro» y la «Rocatocha» como monas de Pascua.
En nuestro país se prepara una cocina dulce de altura, ya sea en los grandes restaurantes como en las pastelerías, en las que se ofrecen auténticas obras de arte efímeras. Dulces bocados para pecar sin remordimientos. Tanto es así, que cada temporada los artesanos del chocolate diseñan unas monas de Pascua en las que la originalidad es ingrediente primordial. Acérquense estos días de Semana Santa a cualquier sede de Rocambolesc (Gerona, Barcelona, Alicante y Madrid), porque están tomadas por una nueva versión del «Helado oscuro», ahora convertida en escultura de cacao, ideada por Jordi Roca y Alejandra Rivas. El mejor postrero del mundo y su mujer abrieron este concepto de negocio con la idea de democratizar la cocina dulce que proponen en El Celler de Can Roca: «El objetivo es trasladar sus postres a un formato helado, porque queríamos recuperar el carrito de postres del restaurante para que los comensales experimenten la combinación de sabores», nos explica la pastelera en el espacio del Gourmet Experience de El Corte Inglés de Serrano. Mordemos el rostro de Darth Vader con nariz de Jordi. Es de chocolate con leche, está pintada de chocolate negro y en su interior encontramos unos bombones con el mismo rostro, pero, esta vez, con gusto a avellana y galleta.
Comerse un olor
En cuanto a la «Rocatocha», es un huevo precioso de color blanco impoluto en el que llama la atención la nariz, a tamaño real, del postrero. Es de chocolate con leche y dentro lleva unas bámbolas de fresa con agua de rosas, mismo sabor del exitoso helado en el que sus artífices jugaban con la idea de «devora un olor comiéndote una nariz». Ellos han hecho entender al común de los mortales que los helados no son solo para el verano. Así, en Rocambolesc, los sabores, seis cada temporada, parten de unas máquinas soft y se pueden degustar tanto en cucurucho como en barquillo o tarrina. Cocina bajo cero con una base artesana que sale del obrador de Gerona alimentada de la mejor materia prima. Su precio oscila entre 3,50 euros y 4,95, un valor justo debido al buen producto empleado. Arrasa el brioche relleno de helado con sus «toppings» al ser una especie de sándwich caliente diseñado con una máquina que alcanza la temperatura y el tiempo exacto para que la masa se caliente y se selle, al tiempo que el helado permanece frío por dentro: «Ofrecemos las elaboraciones que a nosotros nos gusta comer», apunta. Entre sus proyectos inmediatos está Casa Cacao, un concepto que girará en torno al chocolate: «Hemos viajado para encontrar cacaos particulares de pequeños productores de Colombia, Perú y Ecuador. El objetivo es comprar de forma directa, porque la mayoría de las veces los agricultores no ganan el dinero que deberían. Jordi está muy volcado en trabajar el chocolate desde el haba, intervenir en todos los procesos es algo que no habíamos hecho antes. Es decir, decidir el secado, el tostado, el fermentado te abre unas puertas increíbles». El establecimiento contará con un obrador con vistas, una tienda, una zona de degustación, así como un hotel de 12 habitaciones. Asimismo, el escaparate de La Patissería ya muestra las coloristas y artesanales creaciones de Josep María Guerola. A la familia de animales en la que conviven el tigre, el conejo, el mono y la mariposa, entre otros, estos días ha ideado dos más: el dragón y el pez, también con un 60 por ciento de chocolate Valhrona. Oriol Balaguer también se ha unido a la tendencia de moldear figuras de animales, dejando aparcada la vanguardia, que solo observamos en el huevo Alegría 5.0: «Un pollito que sale del huevo con prisa» se une a un pingüino, a un oso panda, a un cerdito y a un unicornio: «Hace un mes presentamos la serie e invitamos a entrar al obrador a los niños para que dieran su opinión. Todos se lanzaban a los animales», explica el ganador del Gran Prix au Chef Pâtisser, quien insiste en que los elabora con cacao Grand Cru. Ricardo Vélez, por su parte, en Moulin Chocolat se centra en los huevos de 18 centímetros de alto con frutos secos.
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