Belleza
Adiós a las pesas: el mejor ejercicio para los brazos de murciélago que aman las mujeres de más de 50
Acabar con la flacidez de los brazos es posible, sin hacer grandes esfuerzos y desde casa
Ocurre cuando la piel en la parte inferior de los brazos, generalmente entre el codo y la axila, se afloja y cuelga. Hablamos de los brazos de murciélago. Es algo muy común conforme vamos cumpliendo años, o tras una pérdida significativa de peso. Aparece por la pérdida de elasticidad en la piel que provoca la flacidez y disminución del tono muscular en los brazos. Aunque es algo muy frecuente, hay muchas mujeres que prefieren tonificar la zona para fortalecer los brazos y mejorar la estética de esa zona de la piel. En lo que a brazos de murciélago se refiere, lo mejor es adelantarnos y prevenirlos con una serie de ejercicios, que mejorar mucho la zona.
Hay muchas rutinas deportivas para paliar los efectos del descolgamiento de la piel de los brazos, que incluyen diferentes aparatos o pesas, sin embargo, si no tienes ni tiempo, ni ganas de ir al gimnasio, conviene que sepas que hay muchas formar de ejercitar la zona cómodamente desde casa. Si tampoco eres muy fan de las pesas, no te preocupes, para reducir la flacidez en los brazos y tonificar los músculos, hay otros trucos que aman las mujeres de más de 50 años. No implican mucho esfuerzo y es muy efectivo, tras un uso reiterado.
Cómo acabar con los brazos de murciélago
Es cierto que las pesas son una de la forma más efectiva para tonificar la piel de las extremidades superiores y acabar con los temidos brazos de murciélago, pero hay muchas más formas de reafirmar y tonificar los tríceps, la zona del brazo que primero tiende a descolgarse. [[LINK:INTERNO|||Article|||634800f938b7b0e47b1a65ed|||Patry Jordán]], con su canal Gym Virtual (sí, ese al que nos volvimos adictas durante el confinamiento) tiene la solución.
Brazos de murciélago: ejercicio 1
Como muestra Jordán en el vídeo, lo primero que vamos a hacer es juntar los antebrazos, por los codos, e ir desplazando simultáneamente los brazos hacia los lados. Una vez que tenemos los brazos en cruz, con las manos sobre la cabeza, los extendemos como si estuviéramos sujetando dos jarras. Haremos varias repeticiones. Empieza por unas pocas y luego ve aumentando. No olvides mantener la espalda recta.
Ejercicio 2
Ponemos los brazos en cruz, con las palmas hacia fuera, tocando con los dedos índices la zona alta de la cabeza. Iremos juntando los codos, primero el derecho y, luego, el izquierdo, siempre a la altura de los hombros.
Ejercicio 3
Ponemos ambos brazos tapando la cara (con las palmas de las manos hacia dentro) a una distancia de 10 centímetros —aproximadamente— entre ellos, y vamos subiendo y bajando los brazos: primero uno y luego el otro (no a la vez), siempre en un ángulo de 90 grados.
Ejercicio 4
Ahora, con los dos brazos a la vez, los vamos a cruzar por encima de la cabeza. Subimos y bajamos, sin pasar el límite por debajo de la altura de los hombros, como si estuviéramos saludando a alguien desde lejos.
Ejercicio 5
Con los brazos flexionados, y los puños enfrentados, vamos a ir subiendo y bajando los brazos hacia la cintura. No olvides hacer fuerza con los brazos y el abdomen.
Alternando estos cinco ejercicios en varias fases, tendrás una buena rutina para empezar. Después, puedes ir añadiendo dificultad e, incluso, peso con un par de botellines de agua (uno en cada mano).