¿Puede maravillarnos con un solo look? Pues Ángela Molina lo ha hecho. Ha enamorado al mundo vestida de Miu Miu a sus 66 años en el Festival de Venecia, canas al viento, con diadema acolchada y un vestido de lo más naíf que nos traslada directamente a nuestra infancia. Las españolas están triunfando en el Festival de Venecia, no hay duda. Primero llegó arrasando Geogina Rodríguez y ahora Penélope Cruz. Pero no solo ellas, ayer mismo veíamos como tres divas españolas pisaban la alfombra roja del famoso Festival de Venecia, en concreto hablamos de Eugenia Silva, María Pedraza y Blanca Padilla. Todo estos in olvidar que dese el inicio del festival de cine otra española conquistaba la ciudad de los canales convirtiéndose en madrina de la “Mostra”, Rocío Muñoz Morales. Pues ahora le ha tocado el turno a otra actriz española, una de las más míticas e internacionales que tenemos en nuestro país.

Ángela Molina, es todo la elegancia que queremos ver hoy. Sí, la eterna musa de Almodóvar, la actriz de los cabellos negro y plata. Esa por la que el tiempo sí pasa pero lo hace sin desmerecerla, con clase y elegancia. Heredera de una saga de artistas, pero que ha conseguido demostrar por méritos propios a lo largo de su carrera que bien merece un puesto en la historia de nuestro cine, algo que se cumplía el año pasado cuando fue galardona con el “Goya de Honor” por toda su trayectoria. Un estilismo perfecto del que está detrás la estilista Victoria Nogales y nosotras solo podemos aplaudir a las dos. ¡Bravo las mujeres empoderadas!

Pero Ángela Molina aún tiene mucho que decir y dar al cine y también a la moda. Y prueba viviente de ello es el cortometraje que ha presentado en el Festival de cine de Venecia; “Carta a mi madre para mi hijo”, dirigido por Carla Simón y perteneciente a los “Cuentos de mujeres Miu Miu”, la marca que se encuentra detrás del total look que la actriz nos ha dejado en la alfombra roja.

Un precioso vestido de largo midi y estampado de cuadros con cuello baby doll y mangas abullonadas, que la actriz ha combinado magistralmente con uno de los zapatos más emblemáticos de la firma italiana, sus famosas bailarinas rosa palo con detalle de goma en el empeine, solo que en esta ocasión llevaban un discreto tacón de aguja. Para terminar, el original detalle de la diadema acolchada con el que peinaba de alguna manera su característica melena, y con la que una vez demostraba que no hay edad cuando se trata de estilo.