Elecciones en EE UU

Wisconsin, el otro Estado clave del «cinturón de acero»

Mientras las grandes ciudades permanecen fieles a los demócratas, los suburbios y las zonas rurales apuestan por el «renacimiento económico» prometido por Trump

Juneau (United States), 07/10/2024.- A supporter of former president and current Republican presidential nominee Donald Trump during a campaign rally at the Dodge County Airport in Juneau, Wisconsin, USA, 06 October 2024. Donald Trump returns to the battleground state of Wisconsin for his fourth campaign event in less than ten days. (Elecciones) EFE/EPA/JEFFREY PHELPS
Una seguidora del republicano Donald Trump en un acto electoral en WisconsinJEFFREY PHELPSAgencia EFE

Poly Kaplan, de 51 años, empezó a trabajar en el restaurante del que ahora es propietaria cuando tenía 30. Entonces recuerda que la gente se gastaba más dinero en comer fuera de casa, y el negocio iba mucho mejor. Pero desde la pandemia de coronavirus «todo ha cambiado», explica a LA RAZÓN desde el comedor de su cafetería, Beans and Barley, en Milwaukee, capital del decisivo Estado de Wisconsin. «No creo que nunca vayamos a recuperar los números que hacíamos antes», se lamenta, porque «la gente ahora tiene menos dinero, sobre todo los jóvenes, que pagan más por su alquiler, el teléfono, las suscripciones online y ya no lo gastan en cafeterías». Poly asegura que sus ventas han caído un 25% diario en los últimos cuatro años, y aunque no cree que ninguno de los dos candidatos pueda mejorar la situación económica actual, reconoce que el próximo 5 de noviembre votará a Kamala Harris «porque Donald Trump, seguro, dañará la economía con todos los destrozos que quiere hacer», como por ejemplo, dice, «los recortes de impuestos que quiere otorgar a las personas más ricas».

Una de las clientas del local, Flora Cooper, no quiere ni oír hablar del tema. Esta vecina de Milwaukee de 79 años disfruta de su café matutino mientras reconoce a LA RAZÓN que se encuentra «aterrada» ante las próximas elecciones. «Si los republicanos y Donald Trump ganan, no puedo ni imaginar qué pasará, solo pensarlo ya me hace temblar». Reconoce que no tiene mucha información sobre Harris, «pero lo que dice está bien». Su máximo interés es que Trump no salga vencedor, «porque el mundo ya es suficiente peligroso ahora mismo y es difícil ver cómo encaja Estados Unidos en todo y no me siento segura si Trump se convierte en presidente». A su edad, Flora argumenta que ya ha visto suficiente para calificar al republicano de «un mentiroso y un mal hombre, ¡un loco! Y no solo él, sino todo el mundo que le rodea».

Muchos habitantes en Milwaukee y Madison, las dos grandes ciudades de este territorio, comparten la opinión de Poly y Flora, pero en la periferia la tendencia cambia. Por eso, el próximo 5 de noviembre, Wisconsin será uno de los siete Estados donde los candidatos presidenciales tengan puestos sus ojos. Un lugar históricamente demócrata que en las presidenciales de 2016 ve cómo Trump consigue romper el «muro azul» y hacerse con sus 10 votos electorales. Cuatro años después, el presidente Joe Biden recupera el Estado para su partido, pero entonces la distancia con su rival en los resultados fue de menos del 1%. Aquí en las tres últimas elecciones, solo unos 20.000 votos han decidido al ganador.

Radiografía de Wisconsin
Radiografía de WisconsinM. RosellóLa Razón

Por eso Trump ha celebrado cuatro mítines de campaña en tan solo ocho días, porque aquí las encuestas no van bien. Las últimas dan la victoria a la candidata demócrata, y el republicano se ha propuesto recorrer los suburbios de las grandes ciudades y las zonas más rurales del Estado que es donde cuenta con más apoyo, para asegurarse que todos sus seguidores acuden a las urnas, porque cada voto cuenta en el «cinturón industrial» del país. Incluido el de Floyd Robinson, un vecino de la localidad de Waukesha, situada a 24 kilómetros al oeste de Milwaukee. «Yo voy a votar seguro», le confirma este veterano de guerra a este diario, «porque quiero ejercer mi derecho». Floyd tiene claro que apoyará al republicano porque «con Trump el país funcionaba bien y necesitamos unirnos todos otra vez».

Sin dudarlo, rápidamente añade, «y porque además no está de acuerdo con que los transexuales ingresen en el servicio militar, y yo lo veo igual». Floyd es un claro ejemplo de quiénes son en esta zona del país los seguidores del expresidente, votantes que sienten auténtica devoción por él. Este electorado de los suburbios y zonas rurales es en su mayoría blanco, sin título universitario y vive de la industria manufacturera, por eso para ellos es tremendamente importante la promesa de Trump de «aumentar los aranceles a los productos extranjeros» y devolver la fuerza trabajadora a EE UU apostando por el made in America. «Este es el corazón de América», dice Cory Payne, un vecino de Waukesha que se considera trumpista, más que republicano. Asegura que las políticas de Biden y su vicepresidenta, Kamala Harris, «no han funcionado en los últimos cuatro años». Dice que ahora es costoso comprar «comida, gasolina, los alquileres están fuera de control y es cada vez más difícil adquirir cualquier cosa».

Cory argumenta su queja explicando que «antes una caja de 24 huevos costaba 0.99 céntimos, ahora su precio ronda los cuatro dólares solo en un período de 3 o 4 años». Este hombre de 41 años confía en el «renacimiento económico nacional» que propone el candidato republicano, y asegura que es más necesario que nunca. Es propietario de una compañía y supervisor de otra empresa manufacturera, está convencido de que Trump «producirá más en Estados Unidos, en Wisconsin y en el país, porque ahora mismo toda nuestra manufactura se está enviando a México, a Canadá y muchos de nosotros estamos sufriendo». Confiesa que en su sector todos están muy pendientes de la campaña electoral, el triunfo de Trump «podría cambiarlo todo».

El expresidente ha aprovechado sus visitas a Wisconsin para atacar lo que él ha llamado «Kamalanomics». El modelo financiero de su rival demócrata que, según él, ha devastado a las familias de este Estado, con una producción agrícola que se encuentra entre las más afectadas, a pesar de aportar más de 435.000 puestos de trabajo a la economía estatal. Lo cierto es que, solo en el 2023, cerca de 460 granjas lecheras dejaron de operar. Trump ha prometido que «implementará y apoyará» regulaciones que vuelvan a ayudar a «los agricultores de Wisconsin a alimentar al mundo», y Dean Praise, otra vecina de Waukesha le cree. «Cuando dijo en 2015 que se iba a presentar a las elecciones, pensé que era una broma», explica a LA RAZÓN, «pero entonces cuando se convirtió en presidente hizo todo lo que dijo que iba a hacer, lo que le dejaron hacer», por eso estas elecciones volverá a votarle.

A la pregunta de esta periodista de por qué apuesta por Trump, Praise no duda. «¿Por qué? Porque me gustaba Estados Unidos en 2016, y en 2017, y en 2019. Me gusta el país que teníamos con él. Si te fijas, han venido los presidentes internacionales y han querido reunirse con él, ¡mira Zelenski!», dice Dean refiriéndose al encuentro entre el mandatario ucraniano y el expresidente estadounidense. «Él ya lo ha dicho, la guerra terminará antes de que sea nombrado en enero». Una opinión que comparten muchos votantes republicanos y que solo el tiempo confirmará.