La amenaza yihadista
Un problema fronterizo que puede beneficiar al terrorismo
La situación de bloqueo que vive la población de Gaza con respecto a Israel genera un grave problema en la frontera sur con Egipto, la única potencialmente accesible, un asunto que, según expertos en la materia consultados por LA RAZÓN, puede ser aprovechado por las bandas yihadistas Daesh y Al Qaeda.
Al Oeste de la ciudad de Jabalia (Gaza), es habitual ver cada viernes, en las proximidades de la frontera con Israel, enfrentamientos entre los soldados Israelies y los gazatíes, “lo cual supone un grave riesgo para que el conflicto pueda reavivarse, más en un clima tan inestable como el que presenta el yihadismo de carácter radical en el mundo”, agregan.
Separando la Franja de Gaza y Egipto se levanta una frontera de apenas 12 kilómetros, similar en longitud al perímetro de la valla de Melilla, aunque a diferencia de los 80.000 habitantes de Melilla, en Gaza viven cerca de 1.9 millones de personas.
El gobierno del general Al Sissi es abiertamente hostil a los islamistas de Hermanos Musulmanes, a los que derrocó y designó organización terrorista en Egipto. Por ello, tiene unas relaciones complicadas con Hamas, movimiento fundado por la rama palestina los Hermanos Musulmanes.
La política del gobierno egipcio con respecto a Gaza se ve también condicionada por la presencia de Daesh en norte del Sinaí, donde logró implantarse en 2014, estableciendo una de sus “wilayas” (franquicias) más sanguinarias.
La propaganda yihadista de Daesh y Al Qaeda utiliza la situación a la que se ve sometida la población palestina para incitar a atentados en todo el mundo, ya que, según su interpretación, están “ocupadas por los apóstatas”.
En la propaganda contra España el cabecilla de Al Qaeda Central, Ayman Al Zawahiri, ha llegado incluso a comparar la situación de la frontera de Ceuta y Melilla con la que se vive en territorios “ocupados por los apostatas”.
En la propia Franja de Gaza, las protestas muestran la tensión de la población, la cual puede ser capitalizada por el terrorismo internacional para extender sus tentáculos en Palestina, como ya hizo en el Sinaí.
No sólo hay que tener en cuenta esta frustración sino que las víctimas generadas por estas protestas pueden conducir a nuevos ciclos de violencia.
Cabe recordar, que, a comienzos de agosto, un palestino disparó sobre tropas israelíes en la frontera para vengar a su hermano, muerto en las protesta bajo fuego israelí.
Las marchas del retorno el citada frontera han proporcionado a los palestinos de la Franja, y por ende Hamás, un repunte de la visibilidad internacional.
Las fuentes consultadas subrayan el papel, negativo a todas luces, que juegan los que ven el problema “desde la barrera” y utilizan la causa palestina para sus propios beneficios.
El maremágnum de interacciones extranjeras, parece arrastrar a los palestinos, y en particular aquellos de la Franja de Gaza, en su desesperación por que el apoyo internacional se materialice en algo más que palabras.
A la cabeza de los países con intereses en el conflicto está Irán, que aporta financiación y formación a Hamás, y cuyas aspiraciones regionales ya sobrepasan la Franja de Gaza, ampliándose a Cisjordania, orquestando los continuos intentos de infiltración de Hamás.
Sin embargo, añaden, patrocinar a Hamas en Cisjordania es harina de otro costal, un esfuerzo estratégico de mayor calado, cuyos resultados aún están por ver.
Las estrechas relaciones de Hamas con el régimen de los ayatolás se han evidenciado en una reciente visita a Irán del número dos del brazo político de Hamas, Saleh Al Arouri, quien declaró que cualquier acto hostil contra Irán sería considerado como “una acción hostil contra Palestina y Hamas”.
Presentarse como la punta de lanza de la política iraní en Gaza es un arma de doble filo: por un lado pone presión sobre Israel pero por otro incrementa las probabilidades de una escalada bélica.
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