Rusia
Un cómico amenaza con hundir a la élite política en las elecciones de Ucrania
La estrella televisiva Vladímir Zelenski se convierte en el símbolo del voto protesta contra la corrupción que encarna el actual presidente Poroshenko
La estrella televisiva Vladímir Zelenski se convierte en el símbolo del voto protesta contra la corrupción que encarna el actual presidente Poroshenko
Los ucranianos acudirán el domingo a las urnas para decidir si quieren más de lo mismo, otros cinco años del presidente Petró Poroshenko, o una alternativa revolucionaria representada por el comediante Vladímir Zelenski, con la ex primera ministra, la jacobina Yulia Timoshenko, al acecho.
Las encuestas demuestran que la división en la sociedad ucraniana después de cinco años es tal que es muy probable que todo quede en el aire en el primer asalto y el ganador se dirima en una segunda vuelta el 21 de abril. Tras dos revoluciones y varias crisis económicas en los últimos 15 años, la decepción ante la corrupción y la falta de cambios sustanciales en su vida diaria han disparado la desconfianza del electorado.
Por primera vez en la historia del país, un novato sin experiencia política, Zelinski, lidera las encuestas. Muchos ucranianos se muestran dispuestos a hacer uso del voto de protesta contra el sistema ante una élite política que parece ofrecer más de lo mismo.
Según los últimos sondeos de la organización no gubernamental Rating, una cuarta parte de los votantes apoyarían en las urnas al actor. Poroshenko y Timoshenko lucharían por el segundo puesto con alrededor de un 18 por ciento de la intención de voto.
Sin embargo, el analista político Vladímir Fesenko advierte que todo es posible. “Estas son las elecciones más difíciles de predecir en la historia democrática de Ucrania. No hay que fiarse de los sondeos porque el alto índice de indecisos puede marcar la diferencia”, dijo a Efe el director del centro ucraniano de estudios políticos Penta.
A la hora de decidir el próximo 31 de marzo, los casi 36 millones de ucranianos con derecho a voto tienen ante sí un número récord de candidatos – 39 en total –, medios de comunicación dominados por oligarcas y un inusitado activismo político en las redes sociales cuya influencia es difícil de estimar.
Las encuestas muestran un electorado fragmentado: Zelenski atrae a los votantes jóvenes y a los urbanitas de mediana edad; Poroshenko es visto con buenos ojos por aquellos que consideran que lo más importante es acabar con la invasión rusa; y Timoshenko cuenta con partidarios entre los mayores que ansían mejoras sociales.
La campaña patriótica de Poroshenko en torno al lema “ejército, lengua y fe” y su acercamiento a Europa cuenta con adeptos en el oeste y el sur del país. Mientras los jubilados suelen acudir en grandes números a las urnas, la pasividad de los jóvenes podría desbancar a Zelenski y erigir líder a Timoshenko en su tercera contienda por el poder.
Zelenski, de 41 años, es la estrella televisiva del programa satírico “El siervo del pueblo”, en el que interpreta a un profesor rural que acaba siendo elegido presidente después de que su acalorada diatriba contra la corrupción se vuelva viral.
“Los ucranianos están hartos de la política. Zelenski se ha convertido en un símbolo de protesta, alguien a quien votar si estás en contra de los demás candidatos. Su candidatura es un corte de mangas a la vieja guardia”, opina Fesenko.
Su falta de experiencia política preocupa a muchos. “No tiene un equipo sólido, sus propuestas son probablemente utópicas, pero su liderazgo es real. Nadie puede adivinar de lo que es capaz,” añade.
Otros no dudan en establecer paralelismos entre Zelenski y el presidente de Estados Unidos, Donald Trump. “A pesar de que son diferentes en esencia y estilo, ambos son empresarios ajenos a la política con gran popularidad en la televisión que prometen cambios radicales en términos sencillos”, explica a Efe el analista geopolítico y periodista Dimitri Frolovski.
Los otros dos contendientes confían en que el fenómeno Zelenski haga aguas en las urnas y los votantes opten en última instancia por la experiencia política. Sin embargo, la similitud de sus programas electorales hace que se estorben.
Ambos prometen tolerancia cero con la corrupción, reformas constitucionales, el fin del conflicto con Rusia y un mayor acercamiento a la Unión Europea (UE). A la vez, ambos se enfrentan a acusaciones de compra de votos durante la campaña electoral.
Entre el resto de candidatos, les siguen en las encuestas Anatoly Grytsenko, jefe del partido Posición Civil y exministro de Defensa, descrito por los observadores como una cara nueva para la política de antaño, y el prorruso Yuri Boiko, exministro de Energía.
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