Memorias
Truss, Johnson y Downing Street como una casa de pulgas
La ex «premier» británica revela en sus memorias que su antecesor dejó el Nº10 infectado
La publicación de las memorias de un ex primer ministro siempre causa gran expectación en Westminster. Una vez abandonado Downing Street, se supone que el ex inquilino puede contar ya tapujos cómo vivió las tramas internas y qué es lo que verdaderamente piensa de sus enemigos. En el caso de Margaret Thatcher hicieron falta dos volúmenes para contar sus quince años en el poder. Con Liz Truss, sin embargo, han bastado 320 páginas. Y aún así a muchos les parece demasiado. Su gobierno, al fin y al cabo, apenas duró 49 días. Se marchó antes de que llegaran los muebles que había encargado. Literal. “Hugh [su marido] predijo que todo terminaría en lágrimas”, relata la primera ministra más breve de la historia del Reino Unido en su libro `Diez años para salvar Occidente´
El fugaz paso de Truss por el Número 10 representó los momentos más caóticos de la historia moderna de un país que en apenas cuatro meses cambió hasta tres veces de mandatario sin tan siquiera acudir a las urnas. Cansados de sus múltiples escándalos, fueron las propias filas conservadoras las que forzaron la salida de Boris Johnson. Con un discurso apelando a la derecha más radical, Truss ganó el apoyo de las bases y se convirtió en su sucesora. Pero su paquete de recortes de impuestos más radical para Reino Unido desde 1972 - con el que pretendía promover el crecimiento económico- provocó un desplome histórico de la libra que obligó al Banco de Inglaterra a lanzarse a comprar bonos británicos. La industria de fondos de pensiones estuvo al borde del colapso.
Truss sigue defendiendo su enfoque y culpa del fracaso al Banco de Inglaterra y la Oficina de Responsabilidad Presupuestaria de crear “barreras para nuestros planes” debido a su “postura pro-UE”. Quizá olvida que, antes de transformarse en protagonista de la derecha más radical, ella misma votó por la permanencia en el referéndum del Brexit.
Critica duramente a Joe Biden cuando éste aseguró que su mini presupuesto había sido un “error”. “Esto fue una absoluta hipocresía e ignorancia”, matiza. No parece que tenga en demasiada estima al presidente norteamericano. Es más, ante las elecciones a la Casa Blanca, apoya ahora sin tabúes a Donald Trump. “El mundo era un lugar más seguro cuando Trump estaba al mando”, señala.
El hecho de que en el libro mencione alrededor de 50 veces al ahora candidato republicano sugiere que podría ver su futuro profesional en Estados Unidos patrocinando `Conservadurismo Popular´, el movimiento que ha formado para promover políticas libertarias de derecha. Aunque tampoco descarta volver a presentarse a unas primarias del Partido Conservador en Reino Unido. “Definitivamente tengo asuntos pendientes y mi intención nunca fue dejar la política”.
Las memorias cuentan cómo se enteró de la dimisión de Johnson mientras estaba en Bali como ministra de Exteriores. “Mientras caminaba por la playa en Indonesia comencé a llorar”, escribe. “Pero incluso Hugh, que predijo que todo terminaría en lágrimas, aceptó que ese era el momento en que se esperaba que yo me presentara, ya que si no lo hacía, la gente diría que no había tenido agallas”, relata.
El cariño hacia su predecesor, no obstante, quizá duró poco ya que revela que al llegar a Downing Street “estaba todo infectado de pulgas”. “Algunos afirmaron que se debía al perro de Boris y Carrie, Dilyn, pero no hubo pruebas concluyentes. En cualquier caso, hubo que rociar todo el lugar con matapulgas. Pasé varias semanas con picazón”, revela.
Durante su breve mandato, Truss también incluye su encuentro con la reina Isabel II al asumir su cargo. Fue la última aparición pública de la monarca, de 96 años, que murió apenas dos días después. “Pasamos unos 20 minutos discutiendo sobre política. Estaba completamente en sintonía con todo lo que estaba sucediendo, además de ser típicamente aguda e ingeniosa”, cuenta. “Me dijo que marcara mi propio ritmo. Tal vez debería haber escuchado”, concluye.
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