Estados Unidos
Kamala Harris lanza su campaña para desbancar a Trump en 2020
La experimentada fiscal general es una de las figuras en alza por sus críticas a la política migratoria.
La experimentada fiscal general es una de las figuras en alza por sus críticas a la política migratoria.
Estaba cantado. La senadora demócrata Kamala Harris, fiscal general de California entre 2007 y 2012, competirá por la nominación del Partido Demócrata de cara a las elecciones presidenciales de 2020. «Me presentaré a presidenta de Estados Unidos». Lo disparó a bocajarro, durante una entrevista en la cadena ABC, al tiempo que reconocía su excitación. A preguntas de los periodistas subrayó su amor por el país. Comentó que «éste es un momento en el que siento la responsabilidad de levantarme y dar paso al frente para luchar por lo que somos, y entre las principales prioridades de esta lucha destaca la seguridad nacional». Para Harris la Casa Blanca ha dilapidado la autoridad moral de Estados Unidos y ha llegado el momento de intervenir.
Se trata de un personaje esculpido para decorar el póster ideal de cualquier estratega. Nada menos que una fiscal de prestigio y la segunda senadora afroamericana de la historia. Atenta al simbolismo, convencida de que vivimos en la era de la telegenia, Harris eligió el día en que el país celebra el nacimiento del reverendo Martin Luther King para anunciar sus ambiciones. Como comentó Astead W. Herndon en el diario «The New York Times», un gesto muy calculado, cuya sincronización también estaba pensada para evocar a Shirley Chisholm, la congresista que se convirtió en la primera mujer que aspiró a la nominación presidencial por el Partido Demócrata hace exactamente 47 años.
Para festejarlo y pasar a la acción, Harris tiene previsto celebrar varios mítines antes de que termine la semana. Aunque la suya es una candidatura inclusiva y difícilmente jugará la carta racial, tan tentadora como tóxica, lo cierto es que su rostro debiera de servir para volver a animar a un sector del electorado húerfano desde la salida de escena del ex presidente Barack Obama. O al menos eso es lo que quisieran creer sus asesores.
Harris es conocida por sus opiniones contundentes. Cuando arreciaba la lucha en torno a las nominaciones de jueces por parte del presidente Trump, salió a los medios para tildarlos de «ideólogos conservadores» y despreciar su bagaje como juristas. En relación al juez Brett Kavanaugh, entonces candidato a ocupar plaza en el Tribunal Supremo, y acusado por Christine Blasey Ford de abusos, juró que no permitiría y no aceptaría que sirviera «en el tribunal más importante del mundo». Palabras acaso altisonantes que la realidad vino a talar, pero que representan bien la clase de verbo y discurso que enarbolará la flamante candidata a la Casa Blanca.
Con Harris ya son varias las mujeres demócratas que arrancan la campaña con vistas a las primarias. Primero fue Elizabeth Warren, la veterana de Massachusetts, ideóloga de Harvard y venerado tótem del sector más liberal del partido. Después, la pasada semana, le llegó el turno a la peleona y visceral Kirsten Gillibrand, neoyorquina y una de las voces más reconocibles del partido en relación al movimiento #MeToo. En el «New York Times», Herdon también citaba a la congresista Tulsi Gabbard, que baraja presentarse, como otro ejemplo de una ola en femenino que amenaza con revolucionar el aspecto de los debates en EE UU, tradicionalmente dominados por hombres.
Cierto que en 2016 Trump peleó y triunfó contra la mujer en política más influyente desde los días de Eleanor Roosevelt, pero, al menos en el caso de Harris, Gabbard y Gillibrand, estamos ante rostros completamente nuevos. Muy lejos de la familiaridad, y el encono, y hasta el hartazgo, que generan entre la población la senadora Warren y la ex secretaria de Estado Hillary Clinton.