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Reino Unido

Sunak debilita su compromiso medioambiental ante las críticas de los empresarios y su propio partido

El primer ministro británico puntualiza que el compromiso de alcanzar las cero emisiones netas de CO2 sigue intacto

El primer ministro británico, Rishi Sunak Chris J. Ratcliffe / POOLEFE

El objetivo era dar impulso a su popularidad, en sus horas más bajas cuando apenas queda un año para las próximas elecciones generales. Pero acabó consiguiendo el efecto contrario con división en sus propias filas y críticas de los empresarios. En lo que se consideró como uno de los discursos más importantes desde que se mudó a Downing Street hace ahora un año, el premier Rishi Sunak ha anunciado un paquete de medidas que debilitan los compromisos medioambientales del Reino Unido.

Entre otros, se retrasarán cinco años, hasta 2035, el veto a la venta de automóviles de gasolina y diésel, alineándose con la UE. No se introducirán los nuevos impuestos previstos para desincentivar los viajes en avión. Y la prohibición de nuevas calderas alimentadas con gasóleo se retrasará de 2026 a 2035, liberando así a los conservadores de la perspectiva de protestas masivas en uno de sus electores claves, las zonas rurales. Incluso en 2035, el objetivo será reducir las instalaciones sólo en un 80%, reconociendo que es difícil que muchos hogares cumplan con los estándares de aislamiento necesarios para que las bombas de calor funcionen de manera efectiva.

Sunak recalcó que el compromiso de alcanzar las cero emisiones netas de dióxido de carbono para 2050 sigue intacto. Pero es consciente que la transición energética supone un coste para los ciudadanos, agobiados ahora por inflación y subida intereses en hipotecas. Sin cambios en el calendario, los costos del cero neto habrían recaído desproporcionadamente sobre los menos favorecidos. Las facturas para aislar casas construidas en el siglo pasado pueden ascender a las 20.000 libras. Y los coches más asequibles en el mercado ya empiezan a ser retirados por modelos eléctricos. Si Sunak puede brindar cierta tranquilidad a esos votantes, es posible que tenga algo de posibilidades de conservar algunos de los antiguos escaños del «Muro Rojo» del norte de Inglaterra.

En un aparente ataque al ex primer ministro Boris Johnson, el actual líder conservador dijo que los gobiernos anteriores habían «tomado el camino más fácil diciendo que podemos tenerlo todo». La afirmación de Johnson de que se podría llegar a cero emisiones netas y enriquecer al mismo tiempo al país, sin ningún efecto negativo en los niveles de vida, fue otro ejemplo más de su populismo. Pero si Sunak quiere mantener su promesa de cero emisiones en 2050 y diluye los medios por los que se suponía que se debía llegar a la meta tampoco está apostando por una realidad.

Su intervención generó grandes críticas, dividiendo a sus propias filas. El diputado conservador Chris Skidmore, que impulsó el objetivo de cero emisiones netas en la Cámara de los Comunes en 2019, se mostró indignado asegurando que «le costará al Reino Unido empleos, inversiones internas y un crecimiento económico futuro que podría haber sido nuestro si nos comprometiéramos con las industrias del futuro».

Lo cierto es que los «empleos verdes» prometidos con la Ley de Cambio Climático en 2008 y nuevamente cuando se estableció el objetivo de cero emisiones netas en 2019 no están siendo significativos. Las cifras oficiales muestran un crecimiento insípido del empleo en la «economía baja en carbono» desde 2015.

El Reino Unido se ha convertido en un líder mundial en la instalación de turbinas eólicas marinas, pero la mayor parte del equipo se fabrica en otros lugares, especialmente en China, donde el costo de la energía (gracias, en parte, a la falta de un objetivo neto cero legalmente vinculante) es mucho menor.

El presidente de la Cámara de los Comunes, Lindsay Hoyle, denunció que el plan se debería haber presentado en el parlamento y no en rueda de prensa adelantada por las filtraciones publicadas en los medios.

Por su parte, los fabricantes de automóviles pidieron al Gobierno claridad sobre su regulación medioambiental. Ford fue uno de los más críticos. «Nuestro negocio necesita tres cosas del Gobierno del Reino Unido: ambición, compromiso y consistencia. Una relajación de (el objetivo de) 2030 podría minar las tres», afirmó a los medios Lisa Brankin, presidenta de Ford UK.

El grupo Stellantis, que comercializa marcas como Fiat, Opel y Peugeot, recalcó que «se requiere claridad por parte de los gobiernos respecto a regulaciones importantes». Un portavoz de Jaguar Land Rover, por su parte, explicó que la firma «está invirtiendo 15.000 millones de libras (17.350 millones de euros) en un periodo de cinco años» para electrificar sus vehículos. «Nuestros planes van por el camino correcto y damos la bienvenida a la certidumbre en torno a la legislación sobre el fin de la venta de coches de gasolina y diésel», agregó el portavoz. BMW, propietaria de Mini, subrayó que «Mini ya ha anunciado que se convertirá en una marca puramente eléctrica en 2030 a nivel global y eso no va a cambiar».