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El moderado Hunt gana peso frente a Johnson para sustituir a May

Los 120.000 militantes conservadores elegirán en julio entre los dos candidatos más votados por los diputados.

Boris Johnson
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Los 120.000 militantes conservadores elegirán en julio entre los dos candidatos más votados por los diputados.

Desde hace semanas en los corrillos de Westminster se venía diciendo que habría más candidatos para la batalla por el liderazgo del Partido Conservador que caballos en «The Grand National», uno de los eventos deportivos y sociales más importantes en la agenda británica. Y en esta ocasión las predicciones no fallaron. El plazo para presentar oficialmente las candidaturas se ha cerrado, y finalmente serán diez los protagonistas de esta guerra abierta en la que todo vale para sustituir a Theresa May, que sucedió a David Cameron tras ganar el Brexit en el referéndum.

Pese a su perseverancia, la discreta política acabó devorada por el Brexit y se vio obligada a presentar su dimisión. Aunque se quedará como primera ministra hasta finales de julio, que es cuando las bases de la formación deberán elegir al nuevo inquilino de Downing Street.

Con el objetivo de que el nuevo líder tenga apoyo entre las filas –algo que May nunca logró conseguir–, en estas primarias se modificaron ligeramente las reglas de juego, aumentado hasta ocho diputados el umbral de apoyo requerido para cada candidato. Esto hizo que a última hora se cayera de la lista Sam Gyimah, el único que defendía claramente la celebración de un segundo referéndum para solventar la mayor crisis institucional de la historia reciente de Westminster. En cualquier caso, era un nombre muy poco conocido en la calle.

Desde el inicio, la batalla se ha centrado en Boris Johnson, quien lidera los sondeos. La verdad es que el excéntrico político ha dejado a un lado su faceta de bufón y el grado de profesionalismo que ha tomado su campaña está ahora completamente alejada de su caótico «modus operandi» del pasado.

El que fuera ministro de Exteriores aún no la ha presentado oficialmente. Lo cierto es que se encuentra desaparecido de escena, como si sus asesores quisieran minimizar al máximo el riesgo de meteduras de pata. El gurú australiano Lynton Crosby, responsable de sus dos grandes victorias como alcalde de Londres en 2008 y 2012, habla con él periódicamente por teléfono, pero no forma en esta ocasión parte de su equipo.

Quien está ahora al mando es el ex parlamentario James Wharton, quien le tiene recluido. A diferencia del resto de los candidatos, Johnson no ha concedido entrevistas para televisión, tan solo habló el pasado fin de semana a «The Sunday Times». Ni siquiera habla «off the record» con la Prensa en los corrillos que suelen formarse en Portcullis House, al lado de Westminster, donde los diputados tienen sus oficinas de trabajo.

Su actual pareja, Carrie Symonds, de 30 años, que trabajó en comunicación del Partido Conservador, desempeña ahora un papel crucial a la hora de mejorar su imagen no solo en redes, sino también entre las filas «tories». Al fin y al cabo, los diputados son los que tienen que elegir a los dos finalistas que se presentan a las bases. En definitiva, a Johnson no le sirve de nada ser el más popular entre los simpatizantes si no consigue primero pasar la criba de sus colegas.

De momento, es el que tiene de lejos el mayor apoyo, con hasta 60 diputados, y no solo del núcleo euroescéptico. Hay también importantes «tories» moderados como la joven estrella emergente Johnny Mercer o Damian Collins, quien llegó a apoyar la necesidad de un segundo referéndum. En este sentido, está siendo clave la labor de Gavin Williamson, el que fuera responsable de asegurar la disciplina «tory».

En definitiva, la campaña es una máquina que funciona a la perfección, algo que ha tomado por sorpresa a muchos, incluido a Michael Gove, actual ministro de Medio Ambiente y su mayor rival. El que ahora es euroescéptico moderado y deja la puerta abierta incluso a una nueva ampliación de plazos del Brexit inauguró ayer su campaña envuelto en polémica por sus declaraciones en las que confesaba haber consumido cocaína hace 20 años durante su época como prestigioso periodista de «The Times». «Nadie debe ser marcado por los errores cometidos en el pasado», dijo durante la presentación en la que, en una clara critica a la ausencia de Johnson, señaló que «el partido necesita a un auténtico líder, no a personas que vivan en un búnker».

Por su parte, el ministro de Exteriores, Jeremy Hunt, cada vez va tomando más fuerza. El hecho de que ayer recibiera el apoyo público de dos miembros del Gabinete con más peso –la euroescéptica Penny Mordaunt y la europeísta Amber Rudd– fue de lo más significativo. Son muchos los analistas que lo ven con muchas posibilidades de quedar entre los dos finalistas.

Una vez presentadas las candidaturas, los 313 diputados conservadores realizarán una serie de votaciones el 13, 18, 19 y 20 de junio con las que ir despejando la carrera hasta que solo queden dos nombres, que serán presentados a los 120.000 militantes del partido para que decidan.