Escocia
Sturgeon promete un nuevo referéndum de independencia en Escocia antes de 2021
En el histórico plebiscito que tuvo lugar en 2014, pactado en todo momento con el Gobierno central, el 55.3% de los escoceses apostaron por seguir unidos al Reino Unido.
En el histórico plebiscito que tuvo lugar en 2014, pactado en todo momento con el Gobierno central, el 55.3% de los escoceses apostaron por seguir unidos al Reino Unido.
El Brexit se ha convertido en un epicentro de problemas para la premier Theresa May. Los diputados no ratifican el Acuerdo de Retirada que cerró con la UE y gran parte de sus propias filas presionan para que presente su dimisión. Una carrera plagada de obstáculos que ahora se topa con otro importante desafío: el órdago independentista escocés.
La líder nacionalista Nicola Sturgeon anunció ayer que impulsará la celebración de un segundo referéndum de independencia antes de que termine la actual legislatura en 2021. En el histórico plebiscito que tuvo lugar en 2014, pactado en todo momento con el Gobierno central, el 55.3% de los escoceses apostaron por seguir unidos al Reino Unido. Y aunque los separatistas aceptaron entonces que era una decisión que marcaría a toda una generación, ahora consideran que la salida del bloque rompe por completo las reglas del juego.
Sturgeon ofreció un esperado discurso ante el Parlamento escocés. Había gran expectación. También por parte de sus filas, que celebran este fin de semana el congreso de primavera del Partido Nacional Escocés. Desde hace tiempo, ante la gran crisis que se vive en Westminster por el Brexit son muchos diputados del SNP los que vienen demandando la celebración de una nueva consulta. Y aunque la líder separatista no ofreció una fecha específica, se comprometió a convocarla antes de las próximas elecciones regionales.
La líder nacionalista señaló que el Gobierno de May “no sirve a los intereses de Escocia”, por desoír la voluntad del 62 % de escoceses que rechazaron el Brexit en 2016. En este sentido, avanzó que su Ejecutivo introducirá, antes de que finalice 2019, la legislación para establecer las reglas de una nueva votación, lo que permitiría que se celebrase una vez que el Gobierno central otorgase su visto bueno a activar la llamada sección 30, el mecanismo que otorga a Edimburgo las competencias necesarias. En cualquier caso, lo va a tener complicado en este nuevo pulso con Westminster, ya que May se niega a la celebración de una nueva consulta.
Nada más conocerse la victoria del Brexit en junio de 2016, Sturgeon ya pidió la convocatoria de un segundo referéndum de independencia. En marzo de 2017, el Parlamento escocés -en que el SNP y los Verdes tienen mayoría- aprobó solicitar a Londres el permiso necesario. Pero May rechazó la propuesta y el órdago independentista quedó en el aire al convocarse elecciones generales anticipadas en verano de ese mismo año.
La nacionalista presentó entonces los comicios como la mejor oportunidad de reforzar su liderazgo. Pero los escoceses le dieron la espalda. El SNP sufrió un fuerte revés electoral y aunque fue la fuerza política más votada en la región, perdió 21 escaños. Muchos de ellos fueron arrebatados además por los conservadores, lo que incrementó aún más la humillación, ya que eran precisamente los tories lo que más se oponían a celebrar otro plebiscito independentista.
Presionada por sus filas, Sturgeon vuelve ahora a la carga. Durante su intervención en Holyrood, detalló que los próximos pasos de esta hoja de ruta involucrarán al ministro escocés de Relaciones Constitucionales, Mike Russell, quien asumirá las negociaciones con los representantes de los grupos parlamentarios.
El SNP gobierna Escocia en minoría, pero cuenta con el apoyo de los Verdes para aprobar leyes que requieren de mayoría cualificada, como las referentes a la celebración de un plebiscito o los presupuestos generales.
La oposición en bloque, a excepción de los ecologistas, le recriminó que centre sus prioridades en la cuestión de la independencia y coincidió en destacar que no existe apetito entre la ciudadanía para volver a las urnas.
Según las encuestas, el Brexit apenas ha variado el respaldo a la independencia de Escocia, que oscila entre el 43 % y el 47 %, una cifra similar al 45 % que la apoyó en la consulta de 2014. La dirigente escocesa, en cambio, se mostró optimista acerca del aumento en el apoyo a la separación y recalcó que un Estado independiente “ofrece el mejor futuro” para la nación. “Creo que las razones para la independencia son más fuertes que nunca”, apuntó.
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