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Steve Bannon, el cerebro gris de la Casa Blanca

El principal consejero de Trump despierta suspicacias dentro del propio Gabinete como instigador de los decretos más polémicos

Bannon, máximo consejero de Trump
Bannon, máximo consejero de Trumplarazon

El principal consejero de Trump despierta suspicacias dentro del propio Gabinete como instigador de los decretos más polémicos.

Durante años, desde su controvertida web de noticias Breitbart, Stephen Bannon, desarrolló el que más tarde sería el programa electoral de Donald Trump. Un “Alt-right” cómo él mismo denominó para confirmar que otro tipo de “derecha” era posible. Enemigo del “establishment”, valedor de numerosos bulos, machista, xenófobo, homófobo y populista, Bannon ha pasado de ser un periodista incómodo y deslenguado al principal consejero del nuevo presidente de Estados Unidos. Los analistas políticos y oficiales de la Casa Blanca, claro está bajo condición de anonimato, afirman que Bannon es la “mente pensante” responsable e incitador de los decretos más polémicos que desde el 20 de enero han salido del Despacho Oval. También fue el artífice del discurso de investidura del magnate. Hay quien en Washington ya se refiere a él como “presidente Bannon”, aunque él es poco amigo de lo que se publique sobre él. A diferencia de otros consejeros de Trump, como la popular Kellyanne Conway, que se prodigan cada día por los platós de televisión defendiendo las medidas del comandante en jefe, él aguarda en la Casa Blanca. El Despacho Oval se ha convertido en su segundo hogar y está presente en todas las reuniones. De hecho, la indignación se desató en Washington esta semana cuando le otorgó un sillón en el Consejo Nacional de Seguridad, el máximo órgano de toma de decisiones sobre esta materia, degradando al director nacional de Inteligencia y al presidente del consejo de Inteligencia, que reúne a todos los expertos en lucha antiterrorista. “Bannon puede convertirse en uno de los miembros más odiados y renegados de la Casa Blanca. Su figura puede romper la cohesión, la integración y la disciplina del gabinete. Su presencia es un motivo serio de preocupación”, asevera a LA RAZÓN, Bruce Fuller, profesor de Políticas en la Universidad de Berkeley.

El hombre que antes de convertirse en mano derecha de Trump sentenció que “abolir la esclavitud fue una mala idea” o que “no sé si es mejor que un hijo sea afeminado o que padezca cáncer” ha eclipsado al propio jefe de gabinete, Reince Priebus, quien es el único que mantiene buena relación con el “establishment” y la vía de comunicación con el Partido Republicano, al que Bannon ha declarado la guerra. En la conversación que hace una semana Trump mantuvo con su homólogo ruso, Vladimir Putin, Bannon era quien le daba las instrucciones y tomaba notas en la libreta. En el despacho también estaban Mike Flynn, otro fiel del presidente que ahora ocupa el cargo de asesor sobre seguridad nacional, así como su secretario de Prensa, Sean Spicer.

“Bannon se ha convertido en su consejero de máxima confianza. El problema es que él es un genio de los medios pero no de la política. Yo quizá compararía a Bannon con Karl Rove, quién fue mano derecha de George W. Bush y tenía gran falta de experiencia política. Ambos son “operadores políticos” más que buenos políticos”, asegura a este diario Carolyn Dudek, profesora de Ciencias Políticas en la Universidad de Hofstra.

“Él está diciendo a Trump que puede hacer realidad todo lo que dijo en campaña”, confiesa una fuente de la Casa Blanca a “Político”. Esto es lo que le ha acercado cada día más al presidente y lo que le ha servido para hacerse íntimo de otra figura clave en la Administración, Jared Kushner, el yerno de Trump.

Tachado de supremachista, Bannon ha defendido con dureza el veto a ciudadanos musulmanes y ha sido el artífice de la polémica orden ejecutiva que ha prohibido la entrada de personas procedentes de siete países de mayoría musulmana. Él idea, Trump firma. Según varios analistas estadounidenses, el periodista es el responsable del nuevo formato de reuniones con el presidente. No más de 90 minutos. “El experto debe llegar, dar su opinión, se tomará una decisión y ya está”, decía un oficial. A través de una directiva, la Administración también ha limitado el número de personas con acceso al presidente. Otro de los que están en este reducido círculo de confianza es Stephen Miller, consejero senior e íntimo de Bannon y ex asistente de Jeff Sessions, candidato a ocupar la fiscalía general.

Ante las críticas suscitadas por el excesivo peso de Bannon en la Administración, Spicer, le defendió argumentando que es “un antiguo oficial de la marina y tienen un conocimiento tremendo sobre el mundo y el escenario geopolítico”. Y no mentía en cuanto al primer aspecto. El consejero “especial” de Trump sirvió en la Marina a finales de los setenta, pero un su haber también cuenta con haber pasado por Goldman Sachs y como documentalista cinematográfico. Una miscelánea que poco tiene que ver con el conocimiento sobre la gestión política.

Sin embargo, también hay quien es de la opinión de que se ha creado una fama excesiva sobre el poder que tiene Bannon en la Casa Blanca. Así, Steven Taylor, profesor del Departamento de Gobierno de la American University, afirma que Trump “se basta consigo mismo”. “Él está haciendo lo que se comprometió a hacer en campaña. Ésas promesas son las que le dieron la victoria y esa aprobación popular es la única que le empuja a seguir adelante con sus medidas”, sentencia el experto. Y las estadísticas, pese a las propuestas masivas en las grandes ciudades, muestran que el apoyo a Trump sigue imparable. Sólo el tiempo podrá juzgar su nuevo estilo de hacer política en Washington.