Reino Unido

Starmer pone la alfombra roja a los empresarios para impulsar la inversión extranjera en Reino Unido

La cumbre en la City congrega a decenas de directivos de multinacionales como Google, GSK, Aviva o JP Morgan, a los que el ‘premier’ laborista promete «eliminar la burocracia», «ofrecer estabilidad» y «compartir el riesgo»

London (United Kingdom), 14/10/2024.- British Prime Minister Keir Starmer speaks during the International Investment Summit at the Guildhall in London, Britain, 14 October 2024. According to the British government, ministers and business leaders will discuss how the UK capitalizes on emerging growth sectors, including health tech and AI, clean energy and creative industries. (Reino Unido, Londres) EFE/EPA/HOLLIE ADAMS / POOL
El Gobierno británico organiza en Londres una Cumbre Internacional sobre InversiónHOLLIE ADAMS / POOLAgencia EFE

El primer ministro británico Keir Starmer puso este lunes la alfombra roja a los líderes empresariales con la esperanza de fomentar la inversión en Reino Unido para apuntalar su estrategia de crecimiento económico, objetivo que se ha marcado como máxima prioridad de su mandato. La Cumbre internacional de inversión, que se celebró en la City, congregó alrededor de 300 invitados entre políticos y directivos de multinacionales como Google, GSK, Aviva o JP Morgan a los que Starmer prometió «eliminar la burocracia», «ofrecer estabilidad» y «compartir el riesgo», recalcando así que el Partido Laborista que lidera es el nuevo amigo del sector privado. En definitiva, una formación que nada tiene que ver con los años de Jeremy Corbyn, apodado en su día el Pablo Iglesias británico.

A lo largo de la jornada se anunciaron diferentes paquetes de inversiones por valor de 40.000 millones de libras. Es poco probable que algunos se hayan cocinado en los 100 días de Gobierno laborista. Con todo, el inquilino de Downing Street pudo desayunar con agrado leyendo en el diario The Times una carta abierta firmada por cinco grandes bancos, capital privado, aseguradoras y gigantes tecnológicos señalando que era «el momento de invertir en Reino Unido». «Con mayor estabilidad, el atractivo aumenta aún más», escriben en lo que puede interpretarse como la ansiada calma tras los turbulentos años del Brexit y el caos de la última etapa de gobierno tory.

No escatimaron en detalles para la ocasión. Después de beber vino blanco con canapés de salmón ahumado en Lancaster House en la noche del domingo, los invitados pudieron degustar anoche una cena en la Catedral de San Pablo presidida por el rey Carlos III. Al fin y al cabo se pretendía conseguir un impulso dos semanas antes de que se presenten los Presupuestos Generales, donde se prevén recortes y subidas de impuestos para hacer frente a un agujero de 26.000 millones de euros que los laboristas dicen haber heredado de los conservadores.

En la cumbre, Starmer prometió una revisión de la normativa para «eliminar la regulación que frena innecesariamente la inversión» y se instauró a todos los reguladores, como la Autoridad de mercados y competencia (CMA, en inglés), a que antepongan el crecimiento. Por otra parte, el premier defendió los planes del Gobierno para revisar y aumentar los derechos de los trabajadores como «procrecimiento». Si bien está tratando de apoyar a las empresas, también pretende lograr un equilibrio siendo «protrabajadores».

La cita estuvo marcada por la controversia por el enfrentamiento público entre el premier británico y Elon Musk, propietario de la plataforma X (antes Twitter), cuya enemistad se remonta a verano cuando se analizó el papel de redes sociales en los violentos disturbios de extrema derecha que estallaron en todo Reino Unido. El controvertido magnate ha expresado su enfado por no recibir invitación acusando al Ejecutivo de liberar a pedófilos convictos para encarcelar a personas por publicaciones en internet en referencia al plan de liberación anticipada de reclusos con penas menores para aliviar el colapso en cárceles.

Starmer recibió críticas por dejar fuera a uno de los hombres más ricos del mundo. Aunque el ministro de Comercio, Jonathan Reynolds, dijo que el multimillonario habría sido «muy, muy bienvenido si hubiera tenido un programa de inversión abierto al que pudiéramos sumarnos».