Bruselas
Salmond se queda sin «plan B» para Escocia
El Gobierno británico confirma que no compartirá la libra si se independiza
El Gobierno británico no lo ha podido dejar más claro: «Si Escocia se va de Reino Unido, se va de la libra». A sólo siete meses para el histórico referéndum que podría romper el cordón umbilical que une desde 1707 a Edimburgo con Londres, la cuestión económica, como era de esperar, se ha convertido en protagonista del debate. El ministro principal, Alex Salmond, defiende que los escoceses tienen derecho a conservar la moneda. Y lo hace con la vehemencia con la que prometía a los suyos que una Escocia independiente conservaría su silla en Bruselas. La realidad, de nuevo, ha resultado bien distinta, ya que el responsable del Tesoro, George Osborne, descartó ayer completamente la unión monetaria en caso de secesión.
En un discurso en Edimburgo, el «número dos» del Ejecutivo de David Cameron señaló que no hay razón jurídica para que el resto de Reino Unido tenga que compartir su moneda. «Cuando los nacionalistas dicen que la libra también es suya, ¿están diciendo que una Escocia independiente podría insistir a los contribuyentes de un país del que acaban de separarse que sigan apoyando la moneda cuando ya ellos son un país extranjero? Es absurdo», recalcó. Tanto los compañeros de coalición, los liberal demócratas, como la oposición laborista apoyan esta postura, por lo que Salmond recibió un duro varapalo, ya que es un tema clave que puede decantar la intención de voto.
Lo preocupante para el independentista es que, de nuevo, carece de «plan B». De momento, la línea oficial es mantener que los partidos de Londres cambien de opinión –algo completamente improbable–, aunque cada vez hay más voces dentro del bando separatista que piden al líder del SNP que cambie de estrategia. El ex viceministro principal escocés Jim Sillars y el pro independencia Partido Verde escocés abogan por dejar el enfoque «federalista» de Salmond y buscar la independencia total con moneda propia. Otra opción podría ser adoptar el euro, la alternativa preferida inicialmente, aunque ahora no cuenta con el beneplácito del electorado y además requeriría una dura y posiblemente larga negociación con la UE tras ponerse a la cola de nuevos candidatos a la adhesión.
«La libra no es un activo para ser dividido tras una separación como si fuera una colección de discos», incidió Osborne, que acusó además al líder nacionalista de «amenazas temerarias» por decir que una Escocia independiente «rechazaría asumir su parte de la deuda nacional» (valorada en 108.000 millones de euros) si Reino Unido se opusiera a compartir la moneda. La respuesta se la dio la viceministra del Ejecutivo autónomo, Nicola Sturgeon, que acusó a Londres de «intentar dictar la ley en Escocia» y señaló que el bloqueo es «un farol» que no se materializaría en caso de independencia.