Guerra de Ucrania
Rusia endurece su control sobre los territorios ocupados de Ucrania
Kiev denuncia el recrudecimiento de la persecución contra la población civil bajo ocupación militar rusa
Rusia está endureciendo su control sobre la población civil en los territorios ocupados de Ucrania. El Ejército ruso refuerza sus unidades de contrainteligencia sobre el terreno y limita los desplazamientos entre ciudades y pueblos, denuncia Kiev. Las medidas vienen precedidas de los esfuerzos del Kremlin por “rusificar” y reprimir a la disidencia en las regiones ucranianas bajo su control.
El Kremlin decretó la semana pasada que cualquier residente de las regiones de Donetsk, Lugansk, Zaporiyia y Jersón, anexionadas de forma ilegal por Rusia, que no acepte un pasaporte ruso podría ser reubicado. El temor entre la población civil por la posibilidad de traslados masivos está ampliamente extendido, aseguran los funcionarios ucranianos atrapados en estas zonas.
El Comisario de Derechos Humanos de Ucrania instó el lunes a los ciudadanos bajo ocupación militar a obtener pasaportes y documentación rusa para garantizar su propia seguridad. El organismo lo considera una cuestión de supervivencia. Sin embargo, la viceprimera ministra Iryna Vereschuk, que ocupa la cartera de Reintegración de territorios Temporalmente Ocupados, se pronunció en sentido contrario, pidiendo no ceder ante las amenazas del enemigo.
“Miles de ucranianos quieren regresar al territorio controlado por Ucrania. Quieren escapar del infierno que Rusia ha creado para ellos en los territorios temporalmente ocupados”, subrayó Vereschuk, quien exigió a Rusia la apertura de corredores humanitarios para que los residentes que deseen abandonar estas zonas puedan hacerlo.
El administrador adjunto del Consejo Regional de Jersón, Serhii Khlan, lamentó que no hubiera una postura clara en Kiev sobre qué dirección tomar como consecuencia de la “enorme” presión que se está ejerciendo sobre la población local. Los civiles temen que el Gobierno ucraniano pueda considerarles “colaboradores” de las fuerzas de ocupación en caso de aceptar cualquier documento expedido por las autoridades rusas.
Mientras, Moscú reparte sobre el terreno a sus agentes, que trabajan de paisano en las zonas públicas más concurridas de las ciudades con el objetivo de localizar a miembros de la resistencia. Estos suelen iniciar conversaciones “para encontrar ciudadanos desleales a Rusia”, y los que “muerden el anzuelo” se ven en la obligación de “seguir colaborando con el régimen de ocupación ruso” para evitar represalias, según el Centro Nacional de la Resistencia de Ucrania, un organismo que se encarga de monitorear la actividad rusa en estas regiones.
Es prácticamente imposible corroborar sobre el terreno las denuncias de las autoridades de Kiev. Rusia ha impuesto en estas provincias un severo apagón informativo. No permite el acceso de periodistas ni activistas, y tampoco de trabajadores humanitarios ni observadores internacionales.
“Las fuerzas rusas cometieron aparentes crímenes de guerra y posibles crímenes de lesa humanidad en las zonas ocupadas de Ucrania, incluidos malos tratos, tortura, detención arbitraria y desaparición forzada de civiles y miembros de las fuerzas armadas ucranianas”, recoge un informe de Human Rights Watch (HRW). “Algunas personas detenidas fueron ejecutadas de forma sumaria, y sus cuerpos presentaban señales de tortura”.
La organización en defensa de los derechos humanos encontró evidencias de que las fuerzas rusas “detuvieron y torturaron” a civiles en varias instalaciones de la ciudad de Jersón y sus alrededores, recuperados por el Ejército ucraniano, “durante su ocupación de la zona entre marzo y noviembre de 2022”. Es probable que este método se haya extendido al resto de regiones bajo su control.
En septiembre, las autoridades rusas organizaron un referéndum ilegal de anexión en Donetsk, Lugansk, Zaporiyia y Jersón que no contó con las debidas garantías. La participación no descendió en ninguno de los casos por debajo del 75%, mientras que el porcentaje medio de aprobación superó el 85, según las cifras aportadas por Rusia. Un mes después, la Duma ratificó la absorción de estos territorios.
Rusia no oculta sus intenciones de prolongar la ocupación militar de estos territorios. Mientras, Ucrania ultima una ambiciosa contraofensiva que pretende desbaratar los planes a largo plazo del Kremlin.
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