Guerra en Gaza
El partido de Benny Gantz propone disolver la Knéset y adelantar las elecciones en Israel
El ministro sin cartera del gabinete de guerra israelí dio un ultimátum a Netanyahu para responder a seis demandas principales relacionadas con la guerra en Gaza
La grieta abierta en el seno del gabinete de guerra israelí parece ya insalvable. El ministro sin cartera Benny Gantz, uno de los líderes de la oposición que cerró filas con el Gobierno de coalición de Benjamin Netanyahu en la antesala de la operación terrestre contra Hamás en la Franja de Gaza, mueve ficha para agotar la legislatura y adelantar las elecciones generales, previstas para 2026. El general en la reserva y exministro de Defensa venía impulsado por sus elevados índices de aprobación en las encuestas, que le colocaban hasta hace apenas unas semanas como claro favorito para ser el próximo primer ministro ante un Netanyahu en horas bajas. Pero, contra todo pronóstico, el primer ministro acorta distancias en los sondeos a marchas forzadas y su partido, el Likud, está ya a cuatro escaños de la formación de Gantz, según la última encuesta del Canal 12. En diciembre, Gantz le sacaba 19 escaños de diferencia. Hoy, en cambio, Netanyahu vuelve a ser el rival a batir.
Este jueves, Pnina Tamano-Shata, diputada de Unidad Nacional, la plataforma centrista que encabeza el propio Gantz, ha presentado un proyecto de ley para disolver la Knéset (Parlamento), según informa la prensa israelí. «Debemos establecer un Gobierno de unidad amplio y estable que pueda guiarnos de manera segura frente a los enormes desafíos en seguridad, en la economía y especialmente en la sociedad israelí», recoge el texto, especialmente crítico con la deriva del actual Ejecutivo, al que acusa de no tomar decisiones importantes para ganar la guerra en Gaza, en la que han muerto ya más de 36.000 personas, según los datos del Ministerio de Sanidad gazatí, que no distingue entre civiles y combatientes. Además, la iniciativa de Gantz se produce un día después de que su número dos, Gadi Eizenkot, miembro observador del gabinete de guerra cuyo hijo murió en combate en Gaza, acusara a Netanyahu de «fallar en seguridad y economía, sembrando falsas ilusiones sobre Rafah y los secuestrados» en un discurso que monopolizó los informativos de televisión en horario de máxima audiencia.
«Una pequeña minoría se ha apoderado del puente de mando del barco del Estado israelí y lo está conduciendo hacia las rocas», expresó Gantz semanas atrás, cuando dio a Netanyahu un plazo hasta el 8 de junio para responder a seis demandas clave; entre ellas, trazar un plan para el día después de la guerra en Gaza. En caso de no recibir respuesta, Gantz amenazó con abandonar su asiento en el gabinete. «Netanyahu rechazó el ultimátum poco después de que se emitiera, y hubo voces dentro del partido de Gantz que pidieron simplemente abandonar el Gobierno, incluso antes de que se cumpliera el plazo», apunta el analista Michael A. Horowitz, que recuerda que Gantz y los demás partidos de la oposición «no cuentan con los votos necesarios para aprobar un proyecto de ley de este tipo, a menos que se produzcan deserciones dentro de la propia coalición de Netanyahu», de la que forman parte el conservador Likud, los ultraortodoxos de Shas y Judaísmo Unido de la Torá, y la extrema derecha mesiánica de Sionismo Religioso. «La cuestión es si se trata de un esfuerzo por alentar esas deserciones o si Gantz tiene indicios de que ya hay desertores», indica Horowitz. «También podría tratarse de una apuesta, sin un plan real».
En teoría, no hay motivos para presentar –y votar– un proyecto de ley para disolver la Knéset hasta que se tenga asegurada una mayoría absoluta en la Cámara. Son necesarios, como mínimo, 61 de los 120 escaños del Parlamento, y la coalición de Gobierno controla 64 asientos. Si la propuesta se queda corta, ningún partido podrá presentar otro proyecto de ley de disolución durante los próximos seis meses. Eso dilataría el plazo hasta finales de año e imposibilitaría definitivamente los planes de Gantz, que pretende fijar el adelanto electoral para octubre, cuando se cumple el primer aniversario del ataque terrorista de Hamás que derivó en la brutal guerra en Gaza. Según informa el diario económico Calcalist, los diputados de Unidad Nacional han interpretado que esta era la última ventana de oportunidad para presentar la propuesta. «Presentar el proyecto de ley ahora nos permitirá plantearlo en el actual periodo de sesiones», explicó la diputada Tamano-Shata.
El Likud no ha encajado bien la noticia. «En medio de una guerra, Israel necesita unidad, no división. La disolución del Gobierno de unidad es una recompensa a [el jefe de Hamás en Gaza, Yahya] Sinwar, una rendición a la presión internacional y un golpe mortal a los esfuerzos por liberar a nuestros rehenes», han denunciado los de Netanyahu a través de un comunicado en el que acusan a Eizenkot y Gantz de buscar excusas «para poner fin a la guerra sin lograr sus objetivos, y para renunciar al Gobierno en medio de la guerra. En lugar de buscar la victoria, se dedican a la pequeña política».