Elecciones EE UU
La UE y la OTAN felicitan a Trump e intentan disimular su inquietud
Las cancillerías europeas temen que su victoria ponga en cuestión el apoyo a la guerra en Ucrania
Ya es una realidad. Donald Trump volverá a ser el inquilino del Despacho Oval. Las instituciones europeas y las cancillerías se han apresurado a felicitarle, aunque quizás el único que lo haya hecho de manera sincera haya sido el primer ministro húngaro Viktor Orban. La UE ya tiene experiencia sobre cómo lidiar con Trump durante su primer mandato, pero hora la situación puede ser mucho más enrevesada. De hecho, en las últimas semanas se han producido reuniones de los embajadores europeos con altos funcionarios de la Comisión Europea para analizar todos los escenarios. Las preocupaciones se ciernen sobre todo por la continuidad del apoyo a la guerra en Ucrania y posibles represalias comerciales de Estados Unidos, en una segunda vuelta de tuerca del America First.
“Felicito calurosamente a Donald J. Trump. La UE y Estados Unidos son más que simples aliados. Nos une una verdadera asociación entre nuestro pueblo, que une a 800 millones de ciudadanos. Así que trabajemos juntos en una agenda transatlántica sólida que siga brindando resultados para ello”, ha asegurado la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen.
El presidente francés, Emmanuel Macron se ha mostrado “listo para trabajar con Trump” tal y como sucedió durante los cuatro años de la primera legislatura del presidente republicano. “Con sus convicciones y con las mías. Con respeto y ambición. Por más paz y prosperidad”, ha escrito el inquilino del Elíseo en redes sociales. Lo cierto es que consiguió entenderse mejor con el magnate que su entonces homóloga Angela Merkel.
“Felicito a Donald Trump por haber sido elegido presidente de los Estados Unidos", ha escrito el canciller de Alemania, Olaf Scholz. "Alemania y EE. UU. colaboran con éxito desde hace mucho tiempo para promover la prosperidad y la libertad a ambos lados del Atlántico", añadió. Las relaciones entre Washington y Berlín fueron gélidas durante el primer mandato de Trump, quien acusó a Alemania de no gastar lo suficiente en Defensa. Tras la guerra de Ucrania, el país ha alcanzado ya el límite del 2 por ciento del PIB en este terreno.
La victoria de Donald Trump ha pillado a parte de la burbuja comunitaria haciendo las maletas para desplazarse a Budapest. Los próximos días 7 y 8 de noviembre, los líderes europeos se reunirán en esta ciudad, en una doble cumbre prevista de antemano, ya que este semestre Hungría ostenta la presidencia del Consejo Europeo de la UE. De hecho, el día 7 los líderes europeos abordarán durante la cena las implicaciones del resultado estadounidense para la UE. El guion se parece bastante a lo ocurrido en 2016, cuando el entonces presidente del Consejo, Donald Tusk, convoco una cena extraordinaria de los jefes de Estado y de Gobierno de los entonces Veintiocho para analizar la situación tras la victoria de Trump que fue bautizada como la “cena del pánico”.
Fuentes diplomáticas reconocen que la vitoria de Trump va a acaparar casi toda la atención de este encuentro y que el objetivo reside en encontrar una respuesta unida antes de que el candidato Republicano vuelva a ocupar el Despacho Oval el próximo 20 de enero. Pero el anfitrión de la cita, Orban, ya había avisado de que éste debe ser el momento para que los Veintisiete se replanteen su estrategia de apoyo a la guerra en Ucrania. Si bien, en estos años de guerra Orban ha sido considerado un verso suelto en la UE, el temor es que una victoria de Trump y el cansancio occidental por las malas noticias en el campo de batalla, hagan que el bando por- Putin vaya ganando adeptos. De momento, la Eslovaquia de Robert Fico puede seguirle los pasos.
“Felicitamos al señor presidente Trump, tenemos grandes planes”, ha asegurado el mandatario húngaro quien hace semanas anticipó que descorcharía “botellas de champán”, si el candidato republicano volvía a ganar las elecciones.
La capital comunitaria está dividida. Los hay quienes prefieren ver el vaso medio lleno y creen que una nueva presidencia de Donald Trump puede ser el aldabonazo que la Unión Europea necesita para despertar de manera definitiva y asumir sus deberes como potencia geoestratégica sin depender de Washington (sobre todo en materia de Defensa) , pero los hay quienes temen que la vuelta del magnate a la Casa Blanca pueda acrecentar las divisiones de las capitales europeas y dejar al club comunitario sumido en la inoperancia, incapaz de alcanzar la edad adulta ante el incierto tablero internacional. “Cualquiera que sea el resultado, la era de la externalización geopolítica ha terminado”, había avisado el primer ministro polaco, Donald Tusk.
La tensión se respira en el ambiente. El sentir generalizado es que una segunda presidencia de Trump puede ser incluso más disruptiva que la primera cuando el magnate amenazó con dejar a la Unión Europea a la intemperie, si no subían su gasto en Defensa hasta el 2 por ciento La OTAN confía en tranquilizar a Trump con la lógica de los datos. Se espera que este 2024, 23 de los 32 aliados de la Alianza alcancen el 2%, lo que supone todo un logro si se compara con la situación cuando el magnate asumió la presidencia en 2016. “Estoy deseando volver a trabajar con él para promover la paz mediante la fortaleza de la OTAN”, ha asegurado el secretario general de la Alianza, Mark Rutte, en un comunicado en el que también señala a Rusia y a China como las grandes amenazas para la seguridad euroatlántica demás del “creciente alineamiento” de China, Rusia, Corea del Norte e Irán.