Conflictos religiosos
Ola de antisemitismo en Estados Unidos, con más de 100 amenazas de bomba en 2017
La vandalización de un cementerio judío de Rochester el pasado jueves supone el tercer asalto a cementerios judíos en el país en las últimas semanas
Una ola de antisemitismo está golpeando desde comienzos de año a Estados Unidos, donde numerosos centros judíos han recibido más de 100 amenazas de bomba y sufrido ataques a cientos de tumbas en cementerios.
Una ola de antisemitismo está golpeando desde comienzos de año a Estados Unidos, donde numerosos centros judíos han recibido más de 100 amenazas de bomba y sufrido ataques a cientos de tumbas en cementerios.
Según la Asociación de Centro Comunitarios Judíos de Norteamérica, más de 80 de sus centros padecieron intimidaciones telefónicas, detectadas en 33 estados de Estados Unidos -y 2 provincias canadienses- durante enero, febrero y marzo.
Esos centros comunitarios judíos recibieron llamadas para desalojar sus instalaciones, entre las cuales se encuentran colegios, por amenazas de bomba que acabaron siendo falsas.
Además, la vandalización de un cementerio judío de Rochester (Nueva York), que se registró el pasado jueves, supone el tercer asalto a cementerios judíos en el país en las últimas semanas.
Esta destrucción de lápidas se suma a las cientos de tumbas que fueron destrozadas en los cementerios judíos de Filadelfia y Saint Louis (Misuri), adonde se desplazó la semana pasada el vicepresidente estadounidense, Mike Pence, a condenar esos actos.
El director regional en Nueva York de la Liga Antidifamación (ADL, por sus siglas en inglés), Evan Bernstein, ha asegurado que la actual ola de antisemitismo en el país norteamericano es “sin precedentes”.
De momento, el único detenido por 8 de las 100 amenazas es Juan Thompson, un hombre negro de 31 años que ha mostrado a través de sus redes sociales su rechazo al presidente de Estados Unidos, el republicano Donald Trump, y que mantenía una campaña para hostigar a su expareja haciéndose pasar por ella para intimidar.
El sospechoso, detenido en el estado de Misuri y acusado de acciones de acoso cibernético con una sentencia máxima de cinco años de cárcel, trabajaba como periodista para el portal de investigación informativa Intercept, pero fue despedido el año pasado.
El director ejecutivo del Instituto para el Estudio de Antisemitismo Global y Política (ISGAP), Charles Asher Small, aseguró a Efe que el antisemitismo actual proviene tanto de la extrema derecha, que se ha reforzado en Estados Unidos, como de la extrema izquierda.
Las elecciones presidenciales de noviembre pasado, que ganó Trump, supusieron el surgimiento del “alt-right”, un movimiento de extrema derecha relacionado con un sentimiento anti-inmigración, el antisemitismo y un desprecio por la corrección política.
Varios miembros prominentes del “alt-right” han apoyado activamente a Trump e incluso uno de sus grandes líderes, Steve Bannon, es el estratega jefe de la Casa Blanca.
“Los ataques a los que nos enfrentamos ahora no tienen sus orígenes en el Gobierno de (Donald) Trump, pero es cierto que los discursos antisemitas, contra otras minorías e inmigrantes son peligrosos”, añadió Small, en referencia a los polémicos comentarios del magnate sobre algunas minorías.
Tras recibir críticas por no condenar las acciones contra los judíos estadounidenses, Trump inició este martes su primer discurso ante el Congreso condenando el antisemitismo como una forma de odio y maldad.
“Las recientes amenazas contra los centros comunitarios judíos y el vandalismo de los cementerios judíos (...) nos recuerdan que, si bien podemos ser una nación dividida en políticas, somos un país que condena el odio y el mal en todos sus formas”, dijo el presidente.
El Buró Federal de Investigación (FBI), que se reunió este viernes con asociaciones judías, aseguró en un comunicado que la División de Derechos Civiles del Departamento de Justicia está investigando “posibles violaciones de los derechos civiles”.
Sin embargo, reconoció el FBI, hoy día se desconoce la procedencia de algunas llamadas amenazantes cuyos autores utilizaron modificadores de voz para no ser reconocidos.
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