Guerra
Rusia reanuda sus bombardeos masivos contra la población civil que dejan más de 20 muertos, entre ellos, tres niños
En Kyiv, las defensas antiaéreas entraron en funcionamiento y derribaron once de los misiles, así como los dos vehículos no tripulados, en lo que ha supuesto el primer ataque en la capital en 52 días
Veintidós cuerpos recuperados de los escombros de la torre de nueve pisos en Umán es el balance que ha dejado el último bombardeo de las fuerzas rusas contra objetivos civiles. El edificio fue atravesado por un misil ruso en la madrugada del viernes. Umán es una pequeña localidad de Cherkasy la región central que se encuentra a unos 400 kilómetros de la línea del frente. Es conocida por ser un importante centro de judaísmo, que atrae a decenas de miles de fieles cada año. Era un pueblo relativamente seguro hasta ahora. El ataque con aviones estratégicos rusos Tu-35 recuerda que ningún lugar en Ucrania es seguro mientras continúe la agresión rusa.
“Estamos vivos, pero todos estamos cubiertos de sangre”, gritó conmocionada una mujer de unos 30 años mientras filmaba las secuelas de los misiles, que impactaron en el edificio poco después de las 4 de la madrugada. Cientos de civiles dormían cuando el misil voló hacia el inmueble de hormigón, lo que provocó el colapso parcial de la estructura.
Esta mujer y su familia, incluidos niños, se sentían afortunados. Habían salido ilesos después de que la onda expansiva hubiera hecho añicos los cristales de las ventanas. Al menos tres niños que vivían más cerca de donde cayó el misil fueron encontrados muertos.
“El enemigo apuntó a un área residencial densamente poblada cerca de una escuela. Estas son casas relativamente nuevas donde viven muchas familias jóvenes. No todos se han puesto en contacto todavía”, escribió la periodista Roksana Kasumova. “No se despertarán, no desayunarán, no irán a la escuela y nunca más volverán a abrazar a sus padres”, añadió después de contar que hacía apenas dos días que había visitado a sus padres en la ciudad.
El misil cayó cerca del hotel donde dormía la dos veces medallista olímpica de piragüismo, Liudmyla Luzan. Saltó de la cama con todo a su alrededor “temblando” y se negó a participar en la ronda final de la copa de Ucrania, prevista para este viernes. Luzan exigió a la Federación Internacional de Canotaje que prohibiera la participación de los deportistas rusos en la competición. “La guerra ha estado ocurriendo en nuestro país durante más de un año, el pueblo ucraniano está siendo destruido. Permitir que Rusia participe en los torneos internacionales es inaceptable”, subrayó.
Aparte de Umán, otras ciudades fueron golpeadas por la artillería rusa en la madrugada del viernes. Dos personas, una mujer y su hija de 2 años, murieron en Dnipro, un importante centro industrial y financiero. Y once misiles que apuntaban a Kyiv fueron derribados, por los misiles lanzados desde el Mar Caspio. Era el primer ataque en la capital en 52 días. Según el Ejército, sus defensas aéreas interceptaron 21 de los 23 misiles rusos. Fragmentos de uno de ellos cayeron sobre un bloque residencial en una localidad de la región, hiriendo a una niña de 13 años, informaron las autoridades locales.
El Ministerio de Defensa ruso confirmó un "ataque concentrado con armas de precisión de largo alcance en los puntos de despliegue de las reservas enemigas". “El objetivo se ha alcanzado”, afirmó en su informe diario. En respuesta, Volodimir Zelenski prometió que su país "no olvidará ni un solo crimen". “El terrorismo ruso debe recibir una respuesta justa de Ucrania y el mundo”.
El presidente ucraniano pidió un fortalecimiento de las sanciones globales contra Rusia después de la “noche del terror”. “El mal se puede detener con armas. Nuestros defensores lo están haciendo. También se puede detener con sanciones”, subrayó. Si bien se han introducido una serie de sanciones contra Rusia, particularmente en sus exportaciones de petróleo y gas, continúa el comercio a gran escala mientras sus sectores militar y financiero están lejos de estar completamente aislados.
“Los ataques con misiles que matan a ucranianos inocentes mientras duermen es la forma en que Rusia responde a todas las iniciativas de paz”, escribió el ministro de Exteriores, Dmitro Kuleba, subrayando que “repeler a los rusos de Ucrania” era el camino hacia la paz. Llamó a los aliados a armar a Ucrania con modernos aviones de combate F-16 para “proteger a los niños del terror ruso”. Kuleba también advirtió que la esperada contraofensiva no debe verse “como una batalla decisiva”. “Si se necesita una contraofensiva, habrá una. Si se necesitan dos o más, sucederán. Este no es un conflicto que se pueda congelar”, subrayó el ministro.
Su colega, el ministro de Defensa, Oleksiy Reznikov, reveló el viernes que los preparativos para la contraofensiva estaban “a punto de terminar”. Dijo que gran parte del equipamiento militar esperado ya había llegado mientras se pule la instrucción de los soldados ucranianos en el uso del nuevo material. Precisó que los tanques estadounidenses Abrams probablemente no se usarían en la contraofensiva, pero las tropas ucranianas ya se fueron a entrenar a usarlos.
"Los preparativos llegan a su fin", declaró el ministro ucraniano de Defensa, en referencia a la contraofensiva esperada hace meses para reconquistar territorios ocupados por Rusia en el este y en el sur de Ucrania.
"El equipamiento fue prometido, preparado y parcialmente entregado. En un sentido amplio, estamos listos", agregó en una rueda de prensa en Kyiv, en referencia al envío de material occidental, incluyendo tanques y blindados, además de municiones.
Concretó que gracias al “alto nivel de confianza de los socios”, Ucrania ya ha recibido sistemas tan sofisticados como Patriot, HIMARS y tanques modernos, con un valor total de equipo entregado cerca de $80 mil millones. Volvió a pedir cazas a los socios. En cuanto a la fecha y el lugar del inicio de la contraofensiva, Reznikov señaló que la decisión la tomaría el Estado Mayor General del Ejército de Ucrania.
Los bomabardeos de ayer solo son los últimos de una larga lista de ataques similares con misiles. En enero, 46 personas murieron y 75 resultaron heridas en Dnipro después de que su casa fuera alcanzada. Más de 20 personas murieron en cada uno de los ataques similares en Sergiivka (Odesa) y Kremenchuk (Poltava) el verano pasado. Cientos de civiles han muerto en múltiples ataques en curso contra las regiones de primera línea, incluidas Donetsk, Mykolaiv, Zaporiyia y Jersón.
Hasta ahora, la ONU ha confirmado la muerte de 8.574 civiles desde el inicio de la invasión, señalando, sin embargo, que el número real es “mucho mayor” ya que no puede verificar el número de muertos en las ciudades ocupadas por los rusos, como Mariupol.
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