América Latina
Milei promete en su toma de posesión que tras un ajuste muy duro habrá una Argentina próspera
El presidente jura ante el Congreso y en un simbólico gesto no ha dado el tradicional discurso ante la Asamblea sino frente a una multitud a las puertas del Congreso Nacional.
Hace dos años Javier Gerardo Milei se sentaba por primera vez en una banca de diputado, y este domingo se convirtió en el nuevo presidente de la Argentina, en una carrera política maratónica y sin precedentes. Desde el primer minuto de su mandato ha dejado claro sin anestesia y sin edulcorantes lo que caracterizará los dos primeros años de su gestión. Y lo dijo con el sol sobre la cara, a cielo abierto, de espaldas al Congreso y mirando a la multitud que no dejó de aclamarlo ni cuando le decía una y otra vez la tormenta que se viene: durísimo ajuste, sacrificio extremo, shock económico, altísima inflación, más pobreza y desempleo.
“Prefiero decirles una verdad incómoda antes que una mentira confortable”, proclamó Milei, más duro que nunca y con una honestidad brutal, advirtiendo a su vez que no le queda otra alternativa al recibir un país “con una hiperinflación anual de 15 mil por ciento”. “Nos han arruinado la vida”, “nos han devaluado 10 veces nuestros salarios”. “El PBI per cápita ha caído 15%”. “Estamos en un cuadro de situación que parece irremontable”. Con estas frases ha resumido cómo dejaron la casa y las cuentas.
Sin medias tintas advirtió que en el corto plazo “la situación va a empeorar”. Pero en medio de toda la catástrofe anunciada ha hablado también de una “luz al final del túnel”. Y prometió como consuelo que "este es el último mal trago para comenzar la reconstrucción de Argentina”.
Milei dejó claro que esa única alternativa del ajuste caerá con toda la fuerza “sobre el Estado y no sobre el sector privado”. Este crudo anuncio ha sido tomado como un inminente recorte de los subsidios sobre los servicios de transporte, gas y energía eléctrica. Además de una suspensión de la mayor cantidad de planes sociales que impulsó el gobierno kirchnerista. Milei citó también esa tarde al economista español, quien se ha convertido en su gurú económico: José Huerta de Soto: “los planes contra la pobreza generan más pobreza”.
Milei, quien se autodenomina como el primer presidente “liberal libertario” aunque muchos han visto en él rasgos anarquistas y conservadores (está en contra del aborto y del matrimonio gay), recordó en su discurso aquella vez cuando entró por ese mismo Congreso junto a su ahora vicepresidenta Victoria Villaroel, y todos le dijeron: “pero ustedes son dos en medio de 257 diputados, no van a poder hacer nada”, y él les recordó la cita del libro de Macabeo: “La victoria de una batalla no depende del número de soldados, sino de las fuerzas que vienen del cielo”. Esa tarde soleada del inicio de su mandato ha vuelto a invocar las fuerzas del cielo.
Después del discurso apocalíptico que sin duda dará que hablar en los próximos días, Milei se encaramó a un pequeño automóvil Valiant III descapotable junto a su inseparable hermana Karina -"el jefe"-, como él mismo la ha bautizado, y se dirigió hacia la histórica Plaza de Mayo. En la ruta se animó a bajarse del coche, caminar, saludar, estrechar la mano a la gente, escuchar más de cerca los vítores de familias enteras, jóvenes y niños, muchos de ellos flameando sus banderas albicelestes, siempre ante la atenta mirada de sus custodios.
Ni bien estrenado como presidente, un detalle en vivo y en directo dejó claro por qué Milei llama a su hermana “El jefe”. Sucedió que en un momento de la caminata ella lo conminó a que volviese a subir al auto, a lo que él obedeció a rajatabla. Se trata de un inédito caso de un gobernante sin primera dama pero si con una hermana que "es todo para él”, que le ha manejado la campaña electoral y que está supliendo la ausencia de “un padre que lo golpeaba brutalmente y una madre cómplice de esos golpes”, como ha contado el nuevo presidente argentino repetidas veces en diferentes entrevistas.
Pero antes de llegar a la Casa Rosada y fiel a su carácter disruptivo, Milei volvió a bajar y subir un par de veces más del descapotable, en una de esas para acariciar a un perro Golden Retriever, que estaba medio perdido entre la multitud. Ya en la Casa Rosada lo esperaba la canciller Diana Mondino, economista también y con maestría en Administración de Empresas por la Universidad de Navarra, quien lo llevó por primera vez a los diferentes recovecos de la Casa Rosada.
A Mondino le espera un arduo trabajo diplomático después de los exabruptos de Milei como candidato: ”No sólo no voy a hacer negocios con China, sino con ningún comunista. Soy un defensor de la libertad, la paz y la democracia. Los comunistas y chinos, al igual que Putin y Lula, no entran ahí”, anunciaría Milei en medio de su ardorosa campaña. Además, llamó corrupto y ladrón al presidente de Brasil Lula Da Silva, que por supuesto este domingo ni asomó. Y obviamente fueron varias las ausencias en el Salón Blanco de la Casa Rosada a la hora del saludo de los dignatarios y las delegaciones extranjeras.
Entre los saludos destaca el del Rey de España, Felipe VI; asiduo concurrente a las tomas de mando de los presidentes en Argentina; una de las visitas que más llamó la atención fue la del presidente de Ucrania, Volodomir Zelenski, quien arribó a Argentina la madrugada de ayer, mientras su país sigue en una guerra interminable con Rusia. En el saludo en el Salón Blanco, Milei le entregó a Zelenski un candelabro denominado “menora” que es uno de los más llamativos símbolos de la cultura judía. Además del monarca español, fueron tres los mandatarios europeos y otros cinco sudamericanos, provenientes de Chile, Uruguay, Paraguay y Ecuador.