Elecciones en Francia
Los socialistas franceses o el riesgo a la irrelevancia
La candidatura de Hamon deja al PS fuera de la segunda ronda en las presidenciales y acelera la fuga de líderes a las filas de Macron.
La candidatura de Hamon deja al PS fuera de la segunda ronda en las presidenciales y acelera la fuga de líderes a las filas de Macron.
«Todo comienza hoy», gritaba Benoît Hamon ante unos 20.000 simpatizantes socialistas en su gran mitin de campaña ayer por la tarde en el pabellón de Bercy, en París, como queriendo alentar a sus desanimadas tropas que ven como el candidato socialista sigue cuarto en las encuestas a un mes de la primera vuelta de las presidenciales y eliminado, por tanto, de la segunda ronda. Hamon sabe que lo tiene casi todo en contra: los sondeos, el reloj y a una buena parte del aparato del partido que no se siente identificada con un programa que consideran demasiado izquierdista y que viene encarnada por los apoyos al ex primer ministro Manuel Valls, que perdió las primarias frente a Hamon.
La receta de izquierdas de Hamon vale para convencer a aquellos que se distanciaron del PS con las políticas liberales del quinquenio de François Hollande, pero para sus críticos, distanciarse del centro se traduce a perder el Elíseo. El mitin de ayer era el del todo o nada para Hamon, el último cartucho para relanzar su campaña que languidece con un 13% de intención de voto. «Algunos se han bajado del barco con la primera brisa, pero yo mantengo el timón en la tormenta», exclamaba Hamon ante sus fieles que no dudaban en abuchear a quien osara pronunciar los nombres de Valls o Bertrand Delanoë, el histórico ex alcalde socialista de París que la semana pasada daba su apoyo a la revelación de la campaña, Emmanuel Macron.
Pero las cuentas para Hamon no salen. El voto fugado desde el centro hacia el ex ministro de Economía de Hollande no ha sido compensado por un incremento desde la izquierda radical, votos que lleva tiempo amasando su líder, Jean-Luc Mélenchon, que se ha negado a pactar una única candidatura de izquierdas con Hamon por sus diferencias insalvables en la cuestión de Europa. Con Macron y Mélenchon mordiéndole votos por ambos lados, Hamon intenta ampliar su margen de maniobra diferenciándose con medidas estrella como la renta básica universal, que aplicará si llega a la presidencia por etapas a partir de enero de 2018, la legalización del consumo de cannabis o la retirada progresiva de la energía nuclear. Hamon ha señalado desde su tribuna que «el partido del dinero tiene ya muchos candidatos» en clara referencia, sin citarlo explícitamente, a Macron, que pisa los talones de la ultraderechista Le Pen en los sondeos con quien se disputaría la segunda vuelta presidencial. Hamon intentó hacer de nuevo juegos de equilibrista distanciándose del balance de Hollande en el Elíseo para atraer a los socialistas decepcionados pero remarcando algunas de las medidas que han impulsado en este quinquenio para no renegar al completo de una administración de la que fue titular de Educación, y ya de paso, intentar sumar el apoyo de algún ministro del gabinete actual a su campaña. La mención más aplaudida a Hollande no tuvo que ver con ninguna de sus políticas, sino con otro acto público, el gran mitin de Le Bourget en la campaña de 2012, donde se le impulsó como candidato. Hamon quería rescatar ayer aquel espíritu.
Para Pascal Gauchy, investigador de los movimientos de izquierda del Instituto de Ciencias Políticas de París, el Partido Socialista ha intentando maquillar sus diferencias en cada cita electoral desde 1972 y se ha encontrado que esto ya es insostenible. «La escisión es profunda. Hamon viene del neomarxismo y Macron y muchos cargos del PS de la corriente socialdemócrata. Esta crisis de familias es parecida a la que viven otros partidos socialistas en Europa». A poco más de un mes de la cita con las urnas, el último cartucho que puede que le quede a Hamon ya está lanzado.
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