Países Bajos
Los liberales holandeses rechazan al ultraderechista Wilders y sus posibilidades de formar Gobierno se complican
Países Bajos se prepara para unas negociaciones de coalición que pueden durar meses tras el récord de 271 días de 2021
Geert Wilders ha visto en las últimos horas como sus posibilidades de formar gobierno y convertirse en el sucesor de Mark Rutte se enfrían. Tras haber conseguido la cifra récord de 37 escaños y haber aupado a su formación como el partido más votado a una considerable distancia del resto, sus llamamientos a gobernar con los liberales conservadores no están obteniendo resultados.
La líder de este partido, Dilan Yesilgöz, ha asegurado este viernes que su fuerza política no quiere formar parte de un gobierno de coalición, pero está dispuesta a apoyar un gabinete de centro derecha como una especie de socio tolerante. Asegura que aprovechará esta derrota para hacer un profunda reflexión después de que su partido haya gobernado el país en los últimos 13 años y que ahora se han visto relegados a tercera fuerza con 24 representantes por detrás de los socialdemócratas y verdes con 25 y el nuevo partido centrista liderado por Pieter Omtzigt que ha quedado como cuarta fuerza con 20.
Yesilgöz ha señalado que el partido ha perdido diez escaños parlamentarios en las elecciones en comparación con los resultados de 2021. "Eso es casi un tercio y una señal del elector. Pero no vamos a darle la espalda a toda la gente que votó por nosotros".
Para alcanzar la mayoría absoluta son necesarios 76 escaños de los 150 de la Cámara y esta negativa de los liberales no ayuda a unas negociaciones rápidas. Wilders no ha podido ocultar su ira tras conocer la respuesta de los liberales . “ La formación puede tardar meses. La señora Yesilgöz no se lo ha puesto fácil a sus votantes”.
Tras celebrar la victoria el jueves por la mañana con todo el recuento completado, Wilders reclamó el puesto de primer ministro y aseguró que la primera prioridad de su gobierno será una “significativa restricción del asilo y la inmigración”, si bien también esbozó la posibilidad de convocar un referéndum sobre si Holanda debe abandonar o no la Unión Europea.
Wilders siempre se ha distinguido por sus posiciones en contra de la inmigración ilegal, pero a diferencia de otros partidos políticos holandeses de tinte conservador y liberal que también defienden este tipo de medidas, sus proclamas están teñidas de acusaciones contra el Islam hasta el punto de abogar por la prohibición de las mezquitas y del Corán. En el pasado fue condenado por los tribunales por sus manifestaciones en contra de los inmigrantes marroquíes. En esta campaña, ha dulcificado algo sus posiciones y aunque no parece haberse arrepentido de sus declaraciones pasadas, también ha asegurado que su gobierno respetará la Constitución holandesa que prohíbe cualquier persecución por motivaciones religiosas y ampara la libertad de credo.
Precisamente, muchos analistas señalan que esta moderación, aunque tan sólo sea una estrategia para intentar cortejar a posibles socios de Gobierno, es la que ha posibilitado que muchos electores hayan perdido el miedo a Wilders en una campaña que ha estado centrada en la lucha contra la inmigración ilegal y ha dejado en un segundo plano otras reocupaciones de los holandeses como la falta de vivienda que sobre todo afecta a los más jóvenes.
El partido centrista de Omtzigt todavía no ha aclarado su posición, si bien durante la campaña negó categóricamente la posibilidad de pactar con Wilders. Su líder explicará sus planes cuando el próximo lunes comiencen oficialmente las negociaciones para formar gobierno. Se da por supuesto que los holandeses pueden batir un nuevo récord, después de los 271 días que costó poner en marcha la anterior coalición que curiosamente estaba formada por las mismas fuerzas que el Ejecutivo precedente.
La presidenta de la Cámara, Vera Befhamp, se ha reunido este viernes con las fuerzas políticas del país para nombrar un mediador que lidere estas negociaciones, una figura habitual en el país. Esta función recaerá en el senador Gom van Strien, que pertenece a la misma fuerza política que Wilders y que el lunes se pondrá manos a la obra.
Mientras tanto, continúan las sumas y restas. A priori, hay dos posibles gobiernos. La primera alternativa sería una coalición presidida por Wilders con los liberales y el partido centrista de Omtzigt llamado Nuevo Contrato Social que sumaría 81 votos o incluso 88 si se une el movimiento Campesino-Ciudadano, fuerza que ha conseguido siete escaños y que comparte con Wilders su rechazo a las políticas contra el cambio climático dictadas por Bruselas. Tras la negativa de los liberales a formar gobierno esta posibilidad se complica.
La segunda coalición supondría todo un cordón sanitario contra Wilders y podría agrupar a los socialistas y verdes junto a los liberales, Nuevo Contrato Social y los socio liberales Demócratas 66. Todos ellos suman 78 escaños. Claramente está sería la opción preferida por las instituciones europeas ya que además este Ejecutivo podría estar comandado por Frans Timmermans, una figura respetada en los pasillos comunitarios y que también aseguraría la continuidad de las políticas europeísta y a favor de la lucha contra el cambio climático. Pero esta segunda posibilidad también se aleja, si los liberales no quieren formar parte de ninguna coalición de gobierno y están dispuestos a apoyar un gobierno de centro derecha, lo que excluye a los socialistas y verdes.
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