Estados Unidos
La CIA acusa: Rusia ayudó a Trump
Las agencias de inteligencia sostienen que los rusos robaron datos sensibles de Clinton y del magnate, pero no difundieron los del republicano para no perjudicarle.
Un informe revela que personas conectadas con el Kremlin filtraron a la organización Wikileaks los correos electrónicos pirateados del Partido Demócrata y de la campaña presidencial de Hillary Clinton.
Si algo ha caracterizado las elecciones presidenciales de EE UU este año ha sido que todo lo ocurrido no tenía precedentes. Fueron las primeras que podían haber llevado hasta la Casa Blanca a una mujer y las primeras en las que ganaba un candidato populista en un país que parecía ajeno a este tendencia. También fueron las primeras que alcanzaron un grado tan alto de agresividad. Ahora hay que sumar a la lista las revelaciones de «The Washington Post» y «The New York Times», dos rotativos que mantienen una tensa relación con el presiente electo Donald Trump, según las cuales estas elecciones también han sido las primeras en haber sufrido la injerencia directa de Rusia.
Según estas informaciones, los espías de la CIA reconocen que Rusia habría actuado para ayudar al candidato del Partido Republicano, Donald Trump, a ganar la presidencia. El diario neoyorquino asegura que los piratas rusos se infiltraron en el sistema informático del Comité Nacional Republicano, pero optaron por no filtrar ninguna información que pudiera perjudicar a Trump. El presidente Barack Obama encargó el viernes a las agencias de inteligencia del país un informe exhaustivo de cómo Rusia llevó a cabo los ciberataques.
Durante la campaña, todas las controversias que protagonizó Trump se produjeron a través de sus comentarios, unas veces racistas, contra los hispanos o musulmanes, y otras, vejatorios contra las mujeres. Por su parte, la candidata demócrata, Hillary Clinton, se vio prácticamente asediada por las filtraciones de WikiLeaks, con información sensible que le habrían facilitado los rusos, según mantiene la CIA. Sin embargo, en los artículos de ambos periódicos se echan de menos detalles sobre quién en Moscú habría dado orden de llevar a cabo la operación de ciberataque y quién la habría ejecutado. Sí se afirma que habrían sido individuos conocidos dentro de la comunidad de Inteligencia, con el objetivo de ayudar a Trump y perjudicar a Clinton.
«The New York Times» publicó también que la conclusión de las agencias de inteligencia de EE UU se basa en parte en el descubrimiento de que los rusos no sólo atacaron los sistemas informáticos del partido demócrata, sino también los del republicano. El rotativo asegura, citando a funcionarios estadounidenses, que Moscú lanzó ataques la pasada primavera contra los sistemas informáticos del Comité Nacional Republicano (RNC) además de contra los del demócrata, algo que hasta ahora no se sabía. La duda está en por qué los datos del Partido Republicano no salieron a la luz, como sí ocurrió con los del demócrata.
Una investigación del FBI concluyó que los intentos rusos de penetrar en los sistemas del partido que lidera Trump no fueron exitosos, pero no todas las agencias de inteligencia estadounidenses comparten esa conclusión, por lo que existe la posibilidad de que Rusia sí consiguiera documentos pero decidiera no publicarlos. El director de comunicaciones del RNC, Sean Spicer, negó ayer rotundamente que los documentos de su partido fueran pirateados y aseguró que había ofrecido al diario neoyorquino «pruebas concluyentes» de que eso no ocurrió y el rotativo las ignoró.
Ni la CIA ni la Casa Blanca han hecho comentarios sobre estas informaciones. De forma sorprendente, Trump, que siempre está dispuesto a avivar todo tipo de polémicas, se ha mantenido en silencio. No ha hecho ningún comentario incendiario en Twitter, la red social que utiliza para distraer la atención y crear controversias. Su respuesta ha sido a través de su equipo de Transición, que el viernes por la noche emitió un escueto comunicado en el que se carga contra la CIA: «Son las mismas personas que dijeron que Saddam Hussein tenía armas de destrucción masiva», se dijo en un ataque contra la Administración Bush. El comunicado añadía: «Las elecciones terminaron hace mucho tiempo en una de las mayorías victorias del Colegio Electoral (por escaños, en español) en la historia. Es hora de mirar hacia adelante y hacer Estados Unidos grande nuevo».
El presidente electo ha asegurado en varias ocasiones que no cree que Rusia «interfiriera» en el proceso electoral, y esta semana argumentó en una entrevista con la revista «Time» que los ciberataques contra el Partido Demócrata «podrían provenir de Rusia, pero también de China, o de un tipo en su casa en Nueva Jersey».
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