Unión Europea
Juego de Tronos en Westminster
Los dos partidos mayoritarios de la democracia británica se hunden a causa de las mentiras, traiciones y pactos secretos provocados tras el Brexit
Los dos partidos mayoritarios de la democracia británica se hunden a causa de las mentiras, traiciones y pactos secretos provocados tras el Brexit
Viernes 24 de junio. Son las 5 de la madrugada. El lento recuento de votos de un referéndum histórico continúa, pero la BBC da el gran titular: «Señores, señoras, en 1973 Reino Unido entra en la Comunidad Económica Europea y en 2016 sale de la Unión Europea». Por cuestión porcentual es ya inevitable un divorcio. La palabra Brexit sale en todos los rótulos de las televisiones ante la cara de estupor de los analistas. Nadie da crédito a lo que está sucediendo.
Han pasado nueve días y el desconcierto continúa. Las tradiciones y pactos secretos entre enemigos no han dejado de sucederse en una semana que ha conmocionado a ambos lados del Atlántico. Los actores secundarios se han vuelto protagonistas, los favoritos ni siquiera han llegado vivos a la batalla y los auténticos desconocidos emergen ahora salvadores del reino. Ni el mejor guión de «Juego de Tronos» o «House of Cards» puede competir con lo que está ocurriendo en Westminster.
Los dos partidos mayoritarios de la democracia más antigua del Viejo Continente se hunden. Y mientras sus miembros siguen causando bajas en una guerra civil sin precedentes en la Cámara de los Comunes, la City se tira de los pelos. «Hay un montón de extremistas que han mentido. Acabo de volver del extranjero y la gente no puede creer lo estúpidos que hemos sido», comentaba un directivo de una de las 100 compañías que componen el índice de referencia de la Bolsa de Valores de Londres, en la cola para solicitar su pasaporte irlandés.
En el barrio londinense de Kensington, donde se encuentra la Oficina Irlandesa, las largas colas con esperas de más de 45 minutos no frenaron a los cientos de británicos con ascendencia irlandesa que buscan ahora de alguna manera seguir permaneciendo en el bloque.
No son ni mucho menos las únicas concentraciones de gente. En los últimos días, se han convocado manifestaciones contra los ataques xenófobos, demostraciones para apoyar al líder laborista Jeremy Corbyn –que ha perdido una moción de confianza de sus filas- y marchas pacíficas como la de ayer, cuando miles de personas caminaron desde Park Lane hasta el Parlamento para mostrar su descontento con el Brexit. La petición ciudadana que reclama una segunda consulta supera ya los cuatro millones de firmas.
¿Quién puede resolver esta crisis? Desde que Cameron anunciara que él ya no será el capitán del barco, el Partido Conservador está inmerso en una sucia batalla entre europeístas y euroescépticos cuya primera víctima dejó sin palabras al espectador. El popular Boris Johnson, el político que siempre había soñado con Downing Street, moría en la primera escena shakespeariana tras el ataque por la espalda de Michael Gove.
Nadie podía imaginar que el ministro de Justicia iba a postularse para un cargo para el que él mismo había dicho días atrás «no estar preparado». «He dicho en repetidas ocasiones que no quiero ser primer ministro. Pero todo lo ocurrido desde el pasado jueves me ha hecho cambiar de opinión. He llegado a la conclusión de que Boris no puede facilitar el liderazgo que necesita el país», matizó. Pero el bando euroescéptico ha traicionado a su vez a Gove. Andrea Leadsom, secretaria de Estado de Energía, se perfilaba ayer como la favorita entre los «tories» que hicieron campaña por el Brexit. Por tanto, la batalla final podría quedar entre dos mujeres porque por la parte europeísta Theresa May, actual ministra del Interior, es la preferida. Aunque nadie descarta del todo a Leadsom, quien ayer recivió el apoyo de un exlíder del Partido Conservador, Iain Duncan Smith, y varios miembros del Parlamento.
La trama no queda ahí. Según «The Times», Johnson habría ofrecido a May retirarse de la carrera por el liderazgo a cambio de que ella tomara el puesto para marcharse antes de las elecciones generales de 2020. Fuentes cercanas a Johnson niegan cualquier complot, pero reconocen que en los días posteriores al referéndum hubo una serie de «intentos fallidos» para reunir a ambos. Varios diputados se han acercado también en las últimas horas al despacho de May ofreciéndole su apoyo a cambio de un ministerio en el próximo Gobierno. Su contestación: «No hago pactos. No me vas a apoyar por conseguir algo a cambio, me vas a apoyar porque soy Theresa May».
Este martes tendrá la primera votación interna entre los parlamentarios «tories». May podría contar con el respaldo de hasta la mitad de los 330 diputados. Sin embargo, según los rotativos, hay varias voces dentro de la formación que abogan por declarar ya la próxima semana a May como líder. El problema es que, si May se convierte en la nueva Dama de Hierro sin votación formal, se correría el riesgo de que quedara sin mandato, como ocurrió cuando Tony Blair le pasó el testigo a Gordon Brown. Desde entonces, los laboristas no han levantado cabeza y hoy están inmersos en otra guerra civil. Después de que su actual líder, Jeremy Corbyn, haya perdido el apoyo del 81% de los miembros del grupo parlamentario, varios diputados han elaborado un plan para forzar su dimisión manteniendo a cambio algunas de sus políticas.
El bautizado Pablo Iglesias británico, sin embargo, se niega de momento a marcharse y, además, está dispuesto a presentarse otra vez para el liderazgo si sus filas fuerzan una nueva votación. Para que este proceso pueda empezar, un diputado debería retarle de manera formal. Angela Eagle, ex portavoz de Empresa, estaba dispuesta a hacerlo, pero a última hora dio marcha atrás. El motivo que le hizo retractarse de esta decisión política es, por el momento, desconocido. Pero lo que es cierto es que todo puede pasar en los próximos días en el particular Juego de Tronos de Westminster.
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