Reino Unido
Johnson quería priorizar la vida de los más jóvenes y dejar morir a los ancianos en el coronavirus
Su exasesor Cummings revela el caos del Gobierno británico en la gestión de la pandemia
La polémica gestión de la pandemia del coronavirus, con todo el escándalo añadido por el «Partygate», fue la gota que colmó el vaso para que las propias filas conservadoras forzaran el año pasado la dimisión de Boris Johnson, el líder que les había conseguido apenas unos meses antes la mayor victoria electoral desde los tiempos de Margaret Thatcher. La ciudadanía intuía el caos que se respiraba en Downing Street. Pero ahora puede corroborarlo después de que Dominic Cummings, en su día el poderoso asesor del primer ministro, asegurara ayer que el Gobierno británico «carecía de un plan» para proteger a las personas vulnerables y que la «ambición rubia» no estaba «capacitado para ser primer ministro».
A Cummings se le consideraba la mano que mecía la cuna en el Número 10 de Downing Street. Pero tras su cese en noviembre de 2020 se convirtió en uno de los peores enemigos de Johnson, por lo que su comparecencia ayer en la investigación independiente sobre la crisis sanitaria generó gran expectación. El ex poderoso asesor señaló que la protección de personas con problemas de salud, discapacitadas o víctimas de violencia machista fue una cuestión «casi totalmente ignorada por el sistema de planificación».
Conocido por no escatimar tacos e insultos al expresarse, Cummings afirmó que el corazón del Gobierno era «un contenedor en llamas» cuando él llegó con Johnson a Downing Street en julio de 2019 y el entonces primer ministro era conocido como «el carro» (de la compra) por su forma de dar bandazos en la toma de decisiones.
La «disfunción» dentro de la llamada Oficina del Gabinete, que enlaza al Ejecutivo con los ministerios, se hizo aún más evidente durante la pandemia, sostuvo este asesor, quien describió al departamento como «la escena de un bombardeo».
Preguntado por el abogado Hugo Keith sobre sus descripciones insultantes de ministros contenidas en mensajes de WhatsApp a Johnson u otros colegas, Cummings respondió que, si bien el mal lenguaje era suyo, la opinión sobre esos políticos «era compartida». «Si acaso, me quedé corto, como se comprobó con los hechos de 2020», manifestó.
El antiguo aliado de Johnson explicó que, en torno al 9 de marzo de 2020 –antes del primer confinamiento del día 23–, el Ministerio de Sanidad, la Oficina del Gabinete y el grupo científico asesor Sage opinaban que la manera de lidiar con la pandemia en Reino Unido era mediante «la inmunidad de rebaño», dejar que el virus progresara hasta que buena parte de la sociedad estuviera inmunizada. Posteriormente, cuando se vio el impacto en los hospitales, ya se alcanzó el consenso de que había que tratar de contener el virus con medidas prácticas como los confinamientos.
«El cambio de sentido fundamental que hicimos fue tratar de salir de la situación, en lugar de aceptarla de manera fatalista», señala.
Por su parte, unos apuntes del entonces asesor científico Patrick Vallance indican que el antiguo líder conservador pensaba que los ancianos debían sacrificarse para proteger a los más jóvenes. Vallance escribió en uno de sus cuadernos en agosto de 2020 que Johnson estaba «obsesionado con que las personas mayores acepten su destino y dejen que los jóvenes sigan con su vida y que siga [funcionando] la economía».
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