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Guerra en Gaza

Israel da un ultimátum a Hamás para que libere a los rehenes antes de Ramadán o entrará en Rafah

El Ejército israelí está preparando la incursión terrestre para terminar con los últimos batallones de Hamás y la liberación de rehenes es la única circunstancia que puede impedirlo

Israel espera continuar las operaciones militares a gran escala en Gaza durante otras seis a ocho semanas mientras se prepara para una invasión terrestre de la ciudad de Rafah, la más al sur del enclave, dijeron cuatro oficiales israelíes familiarizados con la estrategia militar al diario "Haaretz". Los altos mandos militares israelíes creen que pueden dañar significativamente las capacidades restantes de Hamás en ese tiempo, allanando el camino para una fase de menor intensidad con ataques aéreos dirigidos y operaciones de fuerzas especiales, según las fuentes que pidieron permanecer en el anonimato.

"Rafah es el último bastión del control de Hamás y todavía quedan batallones en Rafah que Israel debe desmantelar para lograr sus objetivos en esta guerra", dijo al diario Avi Melamed, ex funcionario de inteligencia israelí y negociador en la primera y segunda intifadas (levantamientos palestinos en las décadas de 1980 y 2000), señalando que hay pocas posibilidades de que el Gobierno de Benjamín Netanyahu preste atención a las críticas internacionales y suspenda un ataque terrestre a Rafah.

El dilema de la ofensiva en Rafah

Confirmando la opinión de Melamed, el ministro de Defensa, Yoav Gallant, dijo en los últimos días que las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) estaban planeando operaciones en Rafah contra los combatientes, centros de mando y túneles de Hamás, aunque no dio un cronograma para la campaña. Destacó que se estaban tomando "medidas extraordinarias" para evitar víctimas civiles.

"Había 24 batallones regionales en Gaza; hemos desmantelado 18 de ellos", dijo en una conferencia de prensa. "Ahora Rafah es el próximo centro de gravedad de Hamás".

Sin embargo, el miembro del gabinete de guerra israelí, Benny Gantz, y presidente del partido centrista Unidad Nacional, amenazó el domingo que, si Hamás no devuelve a los rehenes para Ramadán, la ofensiva militar israelí se extenderá a la ciudad más meridional de Gaza, Rafah.

"El mundo debe saberlo, y los líderes de Hamás deben saberlo: si para el Ramadán nuestros rehenes no están en casa, los combates se extenderán al área de Rafah", dijo.

También detalló que tal invasión de Rafah se producirá en coordinación con “nuestros socios estadounidenses y egipcios para minimizar las bajas civiles”, e insistió en que la ofensiva puede evitarse si los rehenes son liberados.

"Cuando decimos 'juntos ganaremos', nos referimos también a nuestros socios estadounidenses, tanto republicanos como demócratas", dijo el exgeneral Gantz

También dijo: “Después del 7 de octubre, el camino hacia la estabilidad y la paz regionales no pasa por acciones unilaterales como el reconocimiento de un Estado palestino”, dijo en alusión a un informe del Washington Post que decía que Estados Unidos y varios socios árabes estaban preparando un plan detallado para un acuerdo de paz integral entre Israel y los palestinos que incluye un “cronograma firme” para un Estado palestino.

Hamás asume importantes bajas por primera vez

Un alto cargo de Hamás basado en Qatar filtró a los medios ayer, bajo condición de anonimato, que la organización estimaba haber perdido unos 6.000 combatientes durante el conflicto que dura cuatro meses. Y, a pesar de todo, dijo que iban a seguir luchando y que están preparados para una larga guerra en Rafah y Gaza.

“Las opciones de Netanyahu son difíciles y las nuestras también. Puede ocupar Gaza, pero Hamás sigue en pie y luchando. No ha logrado sus objetivos de matar a los dirigentes de Hamás o aniquilar a Hamás”, añadió.

Estos comentarios son un infrecuente reconocimiento por parte de Hamás de que ha sufrido pérdidas significativas y parece ser la primera vez que diferencian entre combatientes y civiles en el número de muertos en los combates, si bien sus cifras difieren de las israelíes que dicen haber matado a unos 12.000 combatientes del grupo terrorista.

Al Aqsa puede volver a ser epicentro de violencia

El primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, respaldó la propuesta del ministro de Seguridad Nacional de extrema derecha, Itamar Ben Gvir, de restricciones al acceso de los árabes israelíes a la mezquita de Al Aqsa en Jerusalén Oriental durante el Ramadán, que comenzará el próximo 10 de marzo.

Varios medios israelíes, entre ellos los canales 12 y 13, informaron que la decisión divergía de las recomendaciones de partes del aparato de seguridad y una fuente gubernamental añadió que la decisión no era definitiva y aún estaba siendo considerada.

Posteriormente, la oficina de Netanyahu rechazó los informes con una vaga declaración que decía que el primer ministro “tomó una decisión equilibrada que permite la libertad de religión con los límites de seguridad necesarios, que han sido establecidos por funcionarios profesionales”.

"Cualquier otro informe es incorrecto", añadía el comunicado, sin dar más detalles sobre qué decisión se tomó y qué restricciones se impondrán.

Las inmediaciones de Al Aqsa, en la zona que los judíos conocen como Monte del Templo y que la prensa española se refiere como Explanada de las Mezquitas, ha sido a menudo punto de enfrentamientos entre las fuerzas israelíes y fieles musulmanes. Se considera el lugar más sagrado del judaísmo, ya que es la ubicación de dos templos bíblicos, mientras que la Mezquita de Al Aqsa es el tercer lugar más sagrado del islam, después de La Meca y Medina, convirtiéndose la zona en un punto álgido del conflicto palestino-israelí. El ataque liderado por Hamás el 7-O se llamó “Diluvio Al Aqsa” no de manera arbitraria, ya que los islamistas suelen argumentar que este lugar es vulnerado por las autoridades judías y es un eslogan con gran efecto galvanizador entre los palestinos.

Según los informes, Netanyahu ha dado instrucciones a los funcionarios de seguridad para que presenten a los ministros opciones en cuanto a criterios de edad y cuotas para los ciudadanos israelíes que deseen orar en el complejo de Al Aqsa durante el Ramadán.

Según los medios, la agencia de seguridad interior, Shin Bet, se opuso a la posición de Ben Gvir a favor de las limitaciones, diciendo que no se deberían imponer restricciones a los árabes israelíes (que son los palestinos que tienen ciudadanía israelí, los que se quedaron dentro del territorio después de la guerra de 1948). Sin embargo, la Policía estuvo a favor de la medida.

Ben Gvir propone que sólo los fieles mayores de 70 años tengan acceso al recinto, según Ynet, y según los analistas y experiencias pasadas, el criterio que prevalecerá probablemente será el que permita el ingreso al complejo a hombres mayores de 60 años y niños de hasta 10.

Aún no se ha tomado una decisión sobre la exigencia de Ben Gvir de que no se permita la entrada a ningún palestino de Cisjordania. La posición del Shin Bet es permitir la entrada a los hombres mayores de 60 años y a las mujeres mayores de 50 que se hayan sometido a verificaciones de antecedentes del Shin Bet.