Escalada en Oriente Medio

Israel descabeza a Hizbulá

La muerte de Hasán Nasrala, el jefe de la milicia libanesa, supone un duro golpe para la organización

El paradero de Hasán Nasrala (1960-2024) fue durante décadas uno de los secretos mejor guardados de todo Oriente Medio, inaccesible incluso para la poderosa Inteligencia israelí. Secretario general de Hizbulá desde 1992 y líder espiritual no solo del movimiento sino de todo el mundo chií, la organización que él convirtió en la más poderosa milicia de Oriente Medio confirmó este sábado su muerte en el bombardeo israelí del viernes en un edificio de viviendas de Dahiyeh, el suburbio situado al sur de Beirut bastión de la organización y donde Israel viene golpeando incesantemente desde hace diez días. La región entera, con los libaneses –la parte más frágil– los primeros, espera en vilo la posibilidad de una respuesta armada por parte de Hizbulá (que sigue atesorando un importante arsenal de misiles, drones y cohetes) a la altura del golpe.

En un comunicado, Hizbulá confirmó la muerte del secretario general del movimiento chií, que ya había sido anunciada por el Gobierno israelí horas antes, y a glosar sus logros biográficos sin hacer ningún anuncio sobre los planes inmediatos de la organización tras los golpes recibidos en los últimos días ni sobre un posible sucesor. Con todo, el partido-milicia libanés, que confirmó también la muerte de otro comandante en el mismo bombardeo israelí del viernes, aseguró que seguirán luchando contra Israel en auxilio de Gaza y en defensa de Líbano.

Desde Irán, el principal patrocinador de la milicia libanesa, su presidente Masud Pezeshkian aseguró –aún desde Nueva York– que el asesinato de Nasrala «solo reforzará la resistencia» y que contó con la «complicidad» de Estados Unidos. Por su parte, el líder supremo iraní, el ayatolá Alí Jamenei, llamaba este sábado a los musulmanes a «apoyar al pueblo libanés y a Hizbulá con todos los medios de que dispongan y ayudarles a enfrentarse a un régimen malvado».

«La suerte de esta región será determinada por las fuerzas de la resistencia, con Hizbulá en primera línea», zanjaba Jamenei en declaraciones recogidas por medios oficiales. Desde Teherán se confirmaba además que el ataque israelí había acabado también con la vida del comandante adjunto de los Guardianes de la Revolución, el general Abbas Nilforoushan. Por último, el portavoz del Ministerio de Exteriores, Nasser Kanani, aseveró que la «línea gloriosa del jefe de la resistencia Hasán Nasrala continuará y su objetivo sagrado se cumplirá con la liberación de Jerusalén».

En menos de dos semanas, Israel ha logrado descabezar a la organización en una sucesión de ataques contra el feudo de la organización en el sur de Beirut que comenzó con la explosión de centenares de buscas y walkies en posesión de miembros de la milicia –muchos de ellos estaban también en el sur y en el valle de la Becá– los días 17 y 18 de septiembre. El último recuento oficial elevaba hasta los 37 el número de muertos además de varios miles de heridos como resultado de las explosiones.

El pasado 20 de septiembre, Israel bombardeó el edificio donde se reunían y acabó con una decena de miembros de la fuerza Radwan de Hizbulá, incluido el máximo responsable de la unidad de élite, Ibrahim Akil. El ataque costó la vida a al menos 50 personas, además de dejar decenas de heridos. El lunes de esta semana la Inteligencia israelí logró acabar con el comandante de Hizbulá para el frente sur, Ali Karake, y el martes con el responsable de lanzamiento de cohetes Ibrahim Kobeissi.

En la madrugada del sábado –desde pasada la medianoche hasta las ocho y media de la mañana–, y también a lo largo de la tarde, las fuerzas israelíes siguieron atacando objetivos de Hizbulá en Dahiyeh, un populoso suburbio que es hogar para unas 700.000 almas llegadas muchas de ellas a partir de la década de los 80 sobre todo desde el sur –población mayoritariamente chií– del país.

Poco antes de iniciar la nueva ronda de bombardeos sobre Dahiyeh, Israel avisó a los residentes que abandonaran de manera «inmediata» la zona en la que, pasada la medianoche de este sábado, las FDI comenzaron a atacar con virulencia. Si los ataques de la última semana y media habían empujado ya a decenas de miles de personas a abandonar el feudo beirutí del movimiento proiraní, loa avisos de los responsables militares israelíes han seguido vaciando en las últimas horas la zona en busca de un techo en cualquier parte del área metropolitana de la capital, el centro o el norte del país.

Y si decenas de miles de personas han salido ya del bastión de Hizbulá, y más lo seguirán haciendo en las próximas horas, en los últimos días casi 100.000 libaneses del sur y la Becá, según datos de Naciones Unidas, abandonaron sus hogares también rumbo a zonas más seguras. También la ONU afirma que al menos 50.000 libaneses han cruzado con sus maletas a Siria a pesar de los bombardeos en los pasos fronterizos y a que el país vecino también está siendo objetivo de la guerra total de Tel Aviv contra las fuerzas proxy patrocinadas por Irán en Oriente Medio.

Tras conocerse la noticia de la muerte de Nasrala la tensión era palpable en todo Beirut. Las muestras de apoyo y duelo de los fieles de la organización nacida en 1982 a instancias de Teherán se sucedieron durante toda la zona en los barrios de mayoría chií de la capital. En el resto de la ciudad, sin embargo, los sentimientos de sorpresa se solapaban con los de preocupación y cierto alivio.