El presidente iraní, Ebrahim Raisi, advirtió este viernes de que su país decidirá “el momento y lugar” de la venganza por el atentado perpetrado por el suicidas vinculados al Estado Islámico el miércoles en la ciudad de Kermán. La doble explosión registrada durante un acto conmemorativo del cuatro aniversario de la muerte del Qasem Soleimani, jefe de la Fuerza al Qods de la Guardia Revolucionaria iraní –abatido por las fuerzas estadounidenses en un ataque con drones en el aeropuerto de Bagdad— deja ya al menos 89 fallecidos además de casi 300 heridos, algunos de ellos en situación crítica.

“Las Fuerzas Armadas iraníes tomarán la iniciativa y determinarán el momento y el lugar” de la respuesta a los autores de la masacre, afirmó este viernes el presidente iraní en el curso de los funerales por las víctimas del cementerio de Kermán, según recogía la agencia iraní Tasnim, vinculada a la Guardia Revolucionaria. “Nuestros enemigos ya han observado y experimentado la magnitud del poderío de Irán”, zanjó el mandatario.

Por su parte, también ante la multitud convocada para honrar la memoria de las víctimas del atentado y dirigiéndose a los autores del mismo, el comandante en jefe de la Guardia Revolucionaria iraní, el general Hossein Salami, aseguró ayer que “os encontraremos donde estéis”.

La multitud concentrada en el funeral coreó los tradicionales “muerte a Estados Unidos” y “muerte a Israel” además de gritar “venganza, venganza”. No en vano, Teherán defiende habitualmente que tanto Washington como Tel Aviv apoyan a los grupos armados enemigos de la República Islámica. Ayer, desde Teherán, un importante líder religioso del régimen iraní, el ayatolá Ahmad Jatami, insistió en que Estados Unidos e Israel son los creadores del Daesh, según se hacía eco una nota de la agencia oficial IRNA.

Asimismo, en una nota de la citada agencia Tasnim una fuente anónima vinculada a la investigación aseguraba que varios hechos avalaban la supuesta implicación israelí en el atentado reivindicado por el Estado Islámico: el lenguaje empleado por la organización yihadista al referirse a la República Islámica como “Irán” y no como “país de Persia”, la ausencia de una fatua o edicto emitido por el Daesh antes del atentado, la relativamente tardía reivindicación del crimen y la difusión de las efigies de los autores materiales de los atentados.

Además, el ministro del Interior iraní, Ahmad Vahidi, informó este viernes de la detención de al menos once individuos sospechosos de estar implicados en la preparación del atentado en Kermán. En la nota difundida por la agencia Tasnim, vinculada con la Guardia Revolucionaria, se vinculaba a los “elementos implicados en el crimen” del pasado miércoles con “regímenes que apoyan el terrorismo”.

El califato contra la República Islámica

Fue en junio de 2017 la primera vez que el Estado Islámico o Daesh –que proclamó el califato entre 2014 hasta su derrocamiento en 2019 en tierras de Irak y Siria— golpea en suelo iraní al régimen de los mulás. Varios hombres disfrazados como mujeres irrumpieron en el Parlamento iraní y un suicida hizo detonar un explosivo en el mausoleo del ayatolá Jomenei, fundador de la República Islámica, en Teherán. Semanas después, el régimen de los mulás ejecutó públicamente a dos individuos como responsables de los ataques, que dejaron 12 muertos y 42 heridos.

En octubre de 2022, el Estado Islámico reivindicó un atentado contra un santuario chií en Shiraz después de que un desconocido abriera fuego contra los concentrados en el mausoleo de Shah Cheragh y terminara con la vida de 15 personas además de dejar cuatro decenas de heridos. En agosto del año pasado, menos de un año después, las autoridades iraníes atribuyeron al Estado Islámico del Gran Jorasán –rama de la organización radicada en Afganistán y Pakistán— un nuevo atentado contra otro santuario chií de la misma ciudad, el cual provocó la muerte de al menos un feligrés.

El de este miércoles ha sido no sólo el más sangriento de los ataques de la organización yihadista, defensora de una versión rigorista del islam suní, sino el peor atentado sufrido por la República Islámica desde su fundación en 1979. El atentado de Kermán se produjo un día después de la muerte en un suburbio de Beirut, feudo de la pro iraní Hizbulá, del número dos de Hamás, Saleh al Arouri.