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Irán

Arranca la era de Ebrahim Raisi, el clérigo ultra conservador

La pésima situación económica y el acuerdo nuclear, los retos iniciales del nuevo presidente de Irán

Ebrahim Raisi asume un país sumido en profundas dificultades económicas Ebrahim NorooziAP

A partir de su toma de posesión de hoy, Ebrahim Raisi deberá mantener un peliagudo equilibrio. El sector más reaccionario del régimen de los ayatolás es reacio a retomar las negociaciones para el retorno de EE UU. al pacto nuclear –del que salió unilateralmente Donald Trump en 2018-, pero la crudeza de la crisis económica exige al nuevo líder iraní dar pasos para favorecer la retirada de las sanciones norteamericanas.

El ex magistrado conservador, en el punto de mira de organizaciones de derechos humanos por su rol en las “comisiones de la muerte” que represaliaron a miles de opositores a finales de los años 80, ganó los pasados comicios de junio, en una contienda marcada por la baja participación y la descalificación de candidatos incómodos para el régimen.

Raisi asume un país sumido en profundas dificultades económicas, con una inflación superior al 40% que ahoga las cuentas domésticas de la población. Junto a las sanciones de EE.UU., las consecuencias de la pandemia del coronavirus, la corrupción y longevos problemas estructurales del estado, llevaron al país a “al borde de una severa e incontrolable situación inflacionaria”, según el economista Masoud Nili.

Por este motivo, aunque el ala dura del régimen se pasó años atizando el acuerdo nuclear firmado por el moderado Hassan Rouhani en 2015 (que permitió la supervisión internacional de la producción de uranio enriquecido a cambio de rebajar sustancialmente las sanciones), ahora hay cierto consenso respecto a la necesidad de restaurar el pacto. Desde la toma de posesión de Joe Biden, Washington ha estado involucrado en contactos indirectos con Teherán para valorar la vuelta al punto de salida.

Pero según reportó el New York times, oficiales norteamericanos se muestran pesimistas. ”Hay un riesgo real de que se presenten con demandas no realistas respecto a lo que pueden lograr en la negociación”, expresó Robert Malley, jefe negociador de EE.UU. El temor es que en las actuales circunstancias, en que Irán ya desarrolló uranio a un nivel cercano para el desarrollo de armamento nuclear, volver a limitar su producción sea una medida inefectiva para disuadir a Teherán de sus ambiciones atómicas.

Expertos apuntan a que Raisi buscará reforzar las relaciones económicas con los países vecinos, y especialmente con China y Rusia. “El objetivo será construir un modelo de negocio que proteja el crecimiento económico iraní de las políticas y decisiones de EE UU.”, comentó el investigador Clement Therme a la agencia AFP. La reimposición de las sanciones por parte de Trump golpeó duramente al sector bancario y a la exportación de petróleo, un lastre a la voluntad del ex presidente Rouhani de liberalizar la economía y desarrollar el sector privado.

Debido a la imposibilidad de acceder a reservas de dinero acumuladas fuera del país, el banco central se vio obligado a imprimir más moneda, lo que supuso la devaluación del rial iraní.Las dificultades económicas impulsaron reiteradas protestas antigubernamentales entre 2017 y 2019. El pasado junio, productos básicos como la carne, el arroz o las frutas se encarecieron un 24%. Las restricciones de importación a causa del covid-19 contribuyeron al meteórico ascenso de precios.

Desde arriba, el líder supremo Ali Khamenei –quien tiene la última palabra en la política exterior o nuclear-, alertó que “hay que abandonar los planes de negociar con Occidente. Los americanos hicieron promesas de retirar las sanciones, pero a la práctica ni lo hicieron, ni lo harán”.

En todo caso, Raisi ya avisó que priorizará “garantizar los intereses nacionales” mediante su “economía de resistencia”, mientras por ahora no hay nueva fecha para retomar los contactos entre Irán y las grandes potencias. Entre abril y junio de este año se celebraron en Viena seis reuniones entre las partes involucradas.

Según apuntó el investigador Therme, el nuevo ejecutivo iraní “pretende mostrarle al lado americano que no tiene urgencia para lograr un compromiso rápido”. Además, busca venderle al público que “es capaz de lograr un mejor acuerdo que el anterior”. Pero el economista iraní reformista Saeed Laylaz lo ve inviable. “Si Irán declara su intención de no promover las negociaciones, las sanciones permanecerán”.

Raisi prometió construir cuatro millones de apartamentos para paliar la escasez de vivienda, renovar el sistema bancario, crear un millón de trabajos anuales, o reducir la inflación a la mitad. Su predecesor hizo similares promesas, que quedaron lejos de materializarse.