Neonazis
La huida de dos profesores tras denunciar saludos neonazis en clase
Tras las amenazas de muerte, se vieron obligados a abandonar el pueblo de Burg. El líder del partido AfD en la región ha celebrado la marcha de los pedagogos
Es un secreto a voces lo que sucede desde un tiempo a esta parte en algunas regiones de Alemania, en especial en territorio rural y en el este del país. Los profesores Laura Nickel y Max Teske estaban hartos de hacer la vista gorda ante lo que sucedía en el instituto en que trabajaban en el pueblo de Burg, en el estado oriental de Brandemburgo. Estudiantes que entonaban lemas y canciones nazis, que mostraban el saludo hitleriano e incluso posaban para fotos de esa guisa, todo ello prohibido en Alemania. Agresiones e insultos a la orden del día, alumnos con miedo de ir a la escuela, cruces gamadas pintadas en el mobiliario escolar… El día a día que describieron ambos profesores en una carta abierta el pasado mayo tuvo gran eco en todo el país y provocó un fuerte debate.
«Nos encontramos ante un muro de silencio y de la falta de apoyo de la dirección del centro, de las instancias educativas y de la política ante la lucha contra estructuras antidemocráticas, tanto en el alumnado, como entre los padres y nuestros colegas profesores», advertían. Tras el escándalo, se organizaron manifestaciones ante la consejería de Educación, conciertos y otras actividades contra la extrema derecha en la región.
La Policía inició una investigación para esclarecer las posibles responsabilidades legales. Sin embargo, la presión social contra ellos y las amenazas de muerte que han recibido durante estos meses ha llevado a los pedagogos a anunciar a finales de julio que se marchan del pueblo para trabajar en otro lugar.
En una entrevista con el programa de televisión Kontraste de la televisión pública ARD, acusaban al ministro de Educación de Brandemburgo del partido socialdemócrata, el SPD, Steffen Freiberg, que no habría tomado las medidas necesarias para atajar el problema. Éste, a su vez, criticaba en el mismo programa, que los profesores hubieran hecho público algo que, según él, podría haberse resuelto de forma interna. La antigua alcaldesa cristianodemócrata de la CDU, Ira Frackmann, también criticaba en su cuenta de Facebook el escándalo creado en torno a la pequeña ciudad y aseguraba, que al fin y al cabo, no era solo un problema de Burg, sino que era algo que sucedía en numerosas escuelas de la región de Brandemburgo. Frackmann dejaba así patente el secreto a voces que los dos profesores trataron de denunciar.
En Brandemburgo, Sajonia y Turingia el partido de extrema derecha Alternativa por Alemania (AfD) aparece en las encuestas como la primera fuerza política en intención de voto. No extraña por ello que el jefe de dicho partido en Cottbus (Brandemburgo) Jean-Pascal Hohm, se alegrase en Twitter de la decisión de los profesores de abandonar el estado, asegurando que «el compromiso ciudadano da sus frutos», ya que se trataría, según él, simplemente de dos informantes de extrema izquierda que nadie necesita tener cerca. Sin personas como ellos, en Brandemburgo y en el resto del este de Alemania se podrán llevar a cabo fiestas populares como la celebrada en julio en Drewitz, donde se vistieron con uniformes de la Wehrmacht, vendiendo banderas con la cruz gamada y fotos de Hitler, algo prohibido pero que en el lugar no parecía importar a nadie, mientras los niños se divertían en un castillo inflable, como contaba la televisión regional RBB.
A la implantación que el partido AfD ya tenía, en especial en el este del país, desde su creación y con el impulso de movimientos anti-inmigración y anti-UE, se suma ahora el rechazo a la política nacional en cuestiones de protección al medio ambiente y de la guerra de Ucrania. Estos parecen ser los dos temas por los cuales el partido ya es el segundo en las encuestas a nivel nacional y recibiría más del 20% de los votos si este domingo fuesen a votar los alemanes.
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