Oriente Medio
Hizbulá nombra a Naim Qassem como su nuevo secretario general tras la muerte de Nasrala
Nasralá fue asesinado por Israel el pasado 27 de septiembre
Poco más de un mes desde que se produjo el asesinato de su predecesor, el carismático Hasan Nasrala, como consecuencia de un bombardeo israelí sobre Beirut, el Consejo de la Shura de Hizbulá designó ayer a Naim Qasem como su secretario general, que es la máxima responsabilidad en la jerarquía de la organización proiraní libanesa. En una sucesión de operaciones llevadas a cabo sobre todo en el feudo chiita del sur de la capital libanesa, el Dahiyeh, Tel Aviv desde mediados del pasado mes de septiembre ha conseguido descabezar tanto a la rama política como militar de la entidad chiita. Entre los responsables eliminados se contaba Hashem Safiedín, uno de los principales favoritos para suceder a Nasrala.
El nuevo líder de Hizbulá, de 71 años y natural de la localidad de Kfar Fila -sur de Líbano- se ha desempeñado como vicesecretario general de la organización durante los últimos 30 años. No en vano, Qasem fue uno de los fundadores de Hizbulá en la primera mitad de los años ochenta. Qasem se graduó antes en Química en la Universidad Libanesa y estudió teología con el gran ayatolá Mohamad Husein Fadlala, considerado como el ‘líder espiritual’ del grupo por su influencia a nivel ideológico. Su llegada a la política se produjo de la mano del movimiento Amal, también apoyado, sobre todo, por la población chií.
En 1991 el clérigo chiita -lleva turbante blanco y, a diferencia de Nasrala, no porta uno negro porque no es descendiente del profeta Mahoma- ascendió a ‘número dos’ del entonces líder Abbas al Musaui, quien ocupó el cargo entre mayo de ese año y febrero de 1992, cuando murió en un ataque israelí. Ese mismo año fue sustituido por Hasán Nasrala, quien desempeñó hasta su muerte el 27 de septiembre en el distrito beirutí de Haret Hreik el liderazgo máximo de una organización que además de una milicia es un partido político en el Parlamento y constituye un red social y asistencial profundamente enraizada en el seno de la comunidad chií de Líbano.
No en vano, fue precisamente Qasem el primer alto cargo de Hizbulá en hablar públicamente tras el asesinato de Nasrala el 30 de septiembre. Hace dos semanas se mostró a favor de negociar un alto el fuego con Israel en otra intervención pública. Qasem no ha aparecido en público desde la muerte de Nasrala.
La reacción de parte de Israel a la elección de Qasem no se hizo esperar, y fue una amenaza nada velada. Junto a una foto del nuevo líder de la organización chiita libanesa, el ministro de Defensa Yoav Gallant escribió en un post en la red social X: “Designación temporal. No por mucho tiempo”. “La cuenta atrás ha comenzado”, concluía en otro mensaje en hebreo.
La elección de Qasem al frente de Hizbulá -que combate cuerpo a cuerpo contra las tropas israelíes en el sur de Líbano- abre uno de los períodos más difíciles de la historia de la organización libanesa tras casi un mes y medio letales. Además de haber perdido a los máximos responsables políticos y militares, se estima que la rama bélica de Hizbulá tiene ya menos de la mitad de su otrora poderoso arsenal.