Italia
Giorgia Meloni cierra la puerta a los extranjeros para dirigir los museos italianos
«¿Se ha visto alguna vez un no francés en el Louvre?», justifica el polémico Vittorio Sgarbi, subsecretario de Cultura
Los directores de museos en Italia con reconocidas carreras internacionales, pero extranjeros, cuyo nombramiento impulsó en 2015 el exministro de Cultura socialdemócrata Dario Franceschini, no serán renovados. A partir de ahora, para ser director de una pinacoteca pública en el país transalpino será necesario ser italiano.
La confirmación llegó esta semana a través del subsecretario de Cultura, Vittorio Sgarbi. “¿Por qué tengo que poner a un extranjero al frente de los Uffizi? ¿Se ha visto alguna vez un no francés en el Louvre?”, se preguntó el excéntrico y siempre polémico crítico de arte, mano derecha de Gennaro Sangiuliano, ministro de Cultura en el Gobierno de Giorgia Meloni.
Sgarbi, amigo íntimo del desaparecido Silvio Berlusconi, ya había anunciado en enero su intención de “modificar” los criterios de selección de candidatos para ponerse al frente de los grandes museos italianos desatando de nuevo la polémica en torno a la dirección de una decena de pinacotecas italianas, cuya renovación está prevista para los próximos meses. “En particular estamos pensando en actualizar la composición de las comisiones convocadas para juzgar a los candidatos”, dijo entonces.
La actual comisión, aseguró el subsecretario, “nació para responder a la idea de reforma de Franceschini, que pretendía abrir las puertas de los grandes museos independientes a directores extranjeros. Y lo logró nombrando a muchos de ellos. Para la próxima convocatoria pensaremos en comisiones cuyos miembros estén más vinculados al territorio”, añadió.
De hecho, gracias a la idea del exministro Dario Franceschini de dar prioridad al curriculum frente al carnet de identidad, en 2015 fueron nombrados siete expertos extranjeros –tres alemanes, dos austriacos, un británico y un francés- para dirigir algunas de las principales pinacotecas públicas del país transalpino, junto a otros 13 italianos, la mayoría de estos últimos con una amplia experiencia internacional al frente de organismos culturales de Estados Unidos o Francia. Todos ellos fueron elegidos a través de un largo proceso de selección y examinados por una comisión de expertos independientes.
Su elección dividió a políticos y gestores culturales en Italia porque la 'revolución' de Franceschini abrió por primera vez las puertas de algunos de los polos culturales más importantes del país a extranjeros expertos en historia del arte, gestión cultural o arqueología de reconocido prestigio internacional cerrando así una etapa de dominio italiano. El cambio más llamativo fue el relevo en la Galería de los Uffizi de Florencia, que pasó a estar dirigida por el alemán Eike Schmidt, experto en arte florentino, en sustitución del italiano Antonio Natali.
El objetivo del Gobierno de Meloni es que cuando expire en los próximos meses el actual mandato de los siete directores extranjeros, éstos puedan ser sustituidos por expertos italianos. En el punto de mira del subsecretario de Cultura están sobre todo el alemán Schmidt, pero también la historiadora Cecilie Hollberg, que dirige desde 2015 la Galería de la Academia, el otro gran museo florentino, donde se puede visitar el David de Miguel Ángel; el arquitecto y museólogo británico James Bradburne, que está al frente de la Pinacoteca de Brera en Milán; o Sylvain Bellenger, director del Museo de Capodimonte en Nápoles.
La iniciativa de Sgarbi, conocido en Italia por sus polémicas intervenciones como tertuliano en televisión y sus declaraciones racistas y machistas, fue matizada por el ministro de Cultura. “Los extranjeros no deben ser discriminados. Si son buenos, deben poder trabajar para nosotros”, declaró Sangiuliano tratando de apagar la polémica.
“Respeto mucho, por ejemplo, a los directores de los Uffizi y de Pompeya y espero que puedan seguir trabajando en Italia”, añadió el ministro de Cultura, al mismo tiempo que subrayó que serán, en cualquier caso, la excepción y no la regla.
“La situación que encontré cuando llegamos al gobierno fue singular. Las doce principales instituciones culturales del país estaban dirigidas por directores extranjeros”, explicó Sangiuliano. “Me pareció una relación desequilibrada. Sobre todo porque me parece paradójico ya que muchas universidades italianas son consideradas en el mundo excelentes para el estudio de la historia del arte”.
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