Comercio
Alemania abre el puerto de Hamburgo al capital chino
La empresa Cosco se hará con el 24,9% de una terminal en medio de las fuertes críticas incluso dentro de la coalición de Gobierno
Después de meses plagados por la polémica, el Gobierno alemán dio luz verde este miércoles a la participación del grupo estatal chino Cosco en la explotación de una terminal del puerto de Hamburgo. No obstante y para apaciguar las críticas que llegaron incluso desde dentro de sus propias filas, el canciller alemán Olaf Scholzlimitó al 24,9% la entrada de la empresa naviera en esta terminal, en lugar del 35% que ofreció Cosco lo que, según un comunicado emitido por el Ministerio germano de Economía, “impedirá una toma de control estratégica”. En concreto, y según puntualiza la prensa alemana, se trata de una denominada prohibición parcial, lo que impide una participación estratégica del grupo chino y reduce el proyecto a “una participación puramente financiera”, según círculos gubernamentales.
El tema no es baladí. El de Hamburgo es el puerto más importante de Alemania y el tercero de Europa. Por tener un régimen de puerto libre y estar situado en una bahía de aguas profundas sobre el río Elba, es clave en la entrada y salida de contenedores de la primera economía europea. Motivo de más para que, a pesar de la reducción en la participación, algunos analistas no hayan apaciguado del todo su malestar. Klaus Nieding, vicepresidente de la Asociación alemana de Inversores, aseguró que, aunque el compromiso evita que los inversionistas chinos tengan demasiado que decir, lo pactado supone pasar de una “participación estratégica”, con minoría de bloqueo, a una “simple participación financiera”.
Rolf Langhammer, del Instituto de Kiel para la Economía Mundial, se refirió al acuerdo como quien “salva la cara para ambos lados”, es decir, para los alemanes y los chinos. Una negativa habría empañado aún más la ya enfermiza relación con China, a pocos días de que Scholz visite el gigante asiático en visita oficial.
La transacción fue objeto de desencuentros entre la Cancillería y los seis ministerios que estuvieron implicados en el asunto, entre ellos los de Economía, Interior y Defensa. Según los medios de comunicación alemanes, Scholz -exalcalde de Hamburgo-, se negó a bloquear este polémico proyecto que objetó un acuerdo preliminar hace un año. Es más, el canciller rechazó las críticas y cuando se le preguntó por qué había ignorado las advertencias de sus asesores, una portavoz del Gobierno dijo que Scholz había dejado claro que no se estaba vendiendo el puerto, sino “solo” una participación en una sola terminal.
Con todo, algunos economistas incluso han echado la vista atrás para recordar que Cosco siguió la misma estrategia cuando adquirió en 2012 el puerto griego de El Pireo, uno de los puertos más exitosos de Europa y que ahora está bajo control chino. Clemens Fuest, presidente del Instituto Ifo, no cree que las cosas puedan llegar tan lejos en Alemania. “El hecho es que China se arriesga cuando invierte con nosotros, porque esas inversiones posiblemente pueden ser expropiadas”, explica Fuest.
En paralelo, una encuesta publicada por la revista “Der Spiegel” arroja que un 81% de los alemanes está en contra de la participación de Cosco, frente a un 13% que está a favor. Unas cifras que hacen entrever que una buena parte de la sociedad alemana no elude el trasfondo de las recientes experiencias con Rusia, en especial con la dependencia de sus suministros de gas, hasta el punto que el mismo ministro alemán de Economía, Robert Habeck, advirtió sobre nuevas dependencias y quiso prohibir por completo la entrada de los chinos.
Desde el otro lado, China subrayó las ventajas para ambas partes y dio la bienvenida a la aprobación. Un portavoz del Ministerio chino de Relaciones Exteriores advirtió contra las especulaciones infundadas en este contexto e insistió en la cooperación conjunta.
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