El Gobierno de Macron se somete a una moción de censura de Mélenchon

Los 45 días en el Palacio de Matignon de Elisabeth Borne, la primera mujer al frente del Gobierno francés en 30 años, han sido una carrera de obstáculos. La elección de esta alta funcionaria de tendencia socialdemócrata y sin experiencia política previa era un guiño de Emmanuel Macron a los votantes de izquierdas de cara a las elecciones legislativas de junio. Sin embargo, el bofetón electoral recibido por el macronismo, que dejó en la gatera un centenar de escaños, puso en una difícil situación a Borne, que presentó su dimisión. Tras un primer mandato en el Elíseo con dos primeros ministros procedentes de la derecha tradicional (Édouard Philippe y Jean Castex), Macron no quería dejar de demostrar que su hipercentro también aglutina a la izquierda moderada, desnortada tras la debacle de la candidata socialista, Anne Hidalgo, en la primera vuelta de las presidenciales.

Borne deberá superar este miércoles una moción de censura presentada por Francia Insumisa (FI) de Jean Luc Mélenchon, que forma parte de la coalición de izquierdas Nueva Unión Popular Ecológica y Social (NUPES), segunda fuerza más numerosa de la nueva y fragmentada Asamblea Nacional.

La primera ministra quería aprovechar el debate sobre política general que comienza a la una de la tarde para presentar las líneas maestras de su programa de Gobierno con una moción de confianza que confirmara una mayoría estable para poder gobernar los próximos cinco años. Pero dada la falta de apoyos en la Asamblea, Borne ha debido renunciar.

La decisión fue rápidamente criticada por la presidenta de Francia Insumisa en la Cámara Baja, Mathilde Panot: «Señora Borne, no se maltrata a la democracia impunemente. Haremos que vuelva al Parlamento a la fuerza. Desde el miércoles, presentaremos una moción de censura contra el Gobierno».

La moción de censura no tiene visos de prosperar a pesar de que el macronismo dispone de solo 244 diputados, lejos de la mayoría absoluta, 289 de los 577 escaños de la Asamblea. Tanto la extrema derecha de Marine Le Pen, tercera fuerza de la Cámara con 89 diputados, como la derecha tradicional de Los Republicanos (LR) han rechazado sumar sus votos a la iniciativa de la extrema izquierda.