Precampaña
Suecia evita otra crisis política, pero arriesga su adhesión a la OTAN
Los socialdemócratas apoyan a los kurdos sirios a cambio de la abstención de una diputada en la moción de censura, lo que amenaza el diálogo con Turquía
El semblante de la “premier” de Suecia, la socialdemócrata Magdalena Andersson, y sus ministros mientras aguardaban desde sus escaños este martes el resultado de la moción de confianza contra el titular de Justicia e Interior no podía se más lúgubre. Eran conscientes de que la caída de Morgan Johansson supondría al Gobierno a dimitir y desencadenaría una crisis política a tres meses de las elecciones y en plenas negociaciones de adhesión a la OTAN.
Sin embargo, Andersson y su Gobierno en minoría pudieron respirar con alivio, aunque fue por un solo voto. 174 diputados votaron a favor de derrocar al ministro (uno menos de los 175 necesarios), 97 votaron en contra, 70 se abstuvieron y ocho estuvieron ausentes de la sesión del “Riksdag” (Parlamento). El voto decisivo que evitó la tercera crisis política en apenas un año fue el da la independiente Amineh Kakabaveh, que hasta horas antes mantuvo en vilo al país.
Tras la votación, esta parlamentaria kurda que huyó a los 19 años de su Irán natal para refugiarse en Suecia, se levantó para abrazar al otro protagonista de crisis, Johansson, reprobado por la oposición de centro derecha por su ineficaz lucha contra el crimen organizado. “Ha habido mucha presión sobre él y sobre mí y ahora se acabó”, aseguró Kakabaveh. “Morgan Johansson ha hecho un trabajo extremadamente bueno cuando se trata de ‘crímenes de honor’, como dije en la cámara justo antes de la votación. A veces también deberíamos elogiarnos unos a otros”, añadía.
En la posterior rueda de prensa, la primera ministra se felicitó por el fracaso de la moción de confianza contra su ministro porque “Suecia se encuentra en una posición vulnerable y necesita un Gobierno fuerte. Por lo tanto, es bueno que el ministro de Justicia pueda continuar con su trabajo”.
Andersson volvió a cargar contra la irresponsabilidad de la oposición, a la que acusó de abusar del instrumento de la reprobación, lo que socava la capacidad de la acción del Gobierno. “¿Se debe utilizar una moción de censura para reemplazar a un ministro de Educación porque la escuela no ha recibido suficientes recursos presupuestarios? ¿O debería despedirse a un ministro de Infraestructuras porque la oposición quiere nuevas inversiones en carreteras?”, se preguntaba.
A preguntas de los periodistas, la líder socialdemócrata reconocía lo que todos temen, que el pacto con la diputada independiente pueda poner más palos en las ruedas de las ya difíciles negociaciones con Turquía para que levante su veto a la adhesión de Suecia y su vecina Finlandia a la OTAN. “No hay duda de que la turbulencia de los últimos días podría afectar la imagen de Suecia, particularmente en esta delicada situación”, constaba Andersson.
Precisamente, la decisión de mantener el acuerdo firmado en noviembre con Kakabaveh para garantizar la investidura de la primera ministra supone que el Gobierno se compromete a fortalecer el apoyo a las Unidades de Protección Popular (YPG), la rama siria del Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK) en contra de una de la demandas que exige Ankara para dar su visto bueno al ingreso de Estocolmo en la Alianza Atlántica.
“El partido político YPG tiene un papel crucial en la administración autonómica y representa un socio negociador legítimo”, reza el acuerdo, que está firmado por Tobias Baudin, secretario del Partido Socialdemócrata (SAP). “Que los luchadores por la libertad que han luchado o simpatizan con YPG/YPJ o el PYD sean clasificados por actores de ciertos países como terroristas es inaceptable”, añadía en una clara referencia al presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, que lleva un mes acusando a Suecia de ser“un refugio para los terroristas” kurdos.
En caso de que el SAP se mantenga fiel al acuerdo con la diputada, advierte al diario “Dagens Nyheter” Maria Lemne, profesora de política en la Universidad de Södertorn, “entonces definitivamente podemos despedirnos de las negociaciones de la OTAN”.
Igual de pesimista se muestra Halil Karaveli, experto en Turquía del Instituto para la Política de Seguridad y Desarrollo en Estocolmo. “Este es el final de la solicitud de adhesión de la OTAN de Suecia. A mi modo de ver, esto demuestra que el Gobierno sueco no tiene la intención de satisfacer las demandas de Turquía”. “La relación entre EE UU y Turquía no es muy buena, y Turquía realmente no tiene nada que ganar con la entrada de Suecia en la OTAN”, constata en declaraciones al diario “Svenska Dagbladet”.
Otros expertos, en cambio, creen que este pacto solo compromete a los socialdemócratas hasta las elecciones del 11 de septiembre, en las que Kakabaveh, que fue elegida en 2018 en las listas del Partido de la Izquierda, pero que rompió con el grupo un año después, ya no será candidata.
De la misma opinión es Nicholas Aylott, profesor asociado de política en Södertorn, que considera que “el Gobierno debe haber decidido que Turquía no cederá, al menos hasta después de las elecciones”. “Tal vez el precio que exige Turquía es tan alto que la rescisión del acuerdo del Gobierno con Kakabaveh no satisfaría los términos en ningún caso”, continúa Aylott.
En opinión de Jan Hallenberg, líder de investigación del Instituto de Política Exterior, a Turquía le preocupa más recibir modernos aviones de combate estadounidenses que las disputas políticas domésticas suecas. “Estados Unidos ha señalado que Suecia y Finlandia son importantes para tener con la OTAN, sobre todo al permitir que su segundo barco más grande y su general más alto visiten Estocolmo. Creo que sucederá, pero no se puede decidir si será en la gran reunión de la OTAN en Madrid a finales de este mes o incluso más tarde”, explica Hallengren a la televisión pública SVT.
El crimen organizado, la baza de la oposición
Por ahora, a la espera de una reacción de Turquía, la oposición centra su atención en las consecuencias domésticas del fracaso de la moción de censura presentada por el partido ultraderechista Demócratas Suecos (SD), tercera fuerza del Parlamento, y a la que se sumaron conservadores, democristianos y liberales. “Todavía hay voces que argumentan que sería irresponsable derrocar a Morgan Johansson, que no es el momento adecuado”, lamentaba Henrik Vinge, líder parlamentario de SD. “Pero cada día que Morgan Johansson permanece como ministro de Justicia es un día perdido en la lucha contra la criminalidad. Nada podría ser más irresponsable que dejar que eso continúe”, advertía Vinge.
En opinión del líder de la oposición, Ulf Kristersson, “los ocho años de Morgan Johansson han sido una catástrofe en lo que respecta a la lucha contra la delincuencia grave”. “Él no está haciendo su trabajo. Debería dimitir”, zanja.
Los socialdemócratas, por su parte, critican a Kristersson por hacer seguidismo de la extrema derecha una vez más, como ya hizo en junio pasado apoyando la moción de censura contra el entonces primer ministro, Stefan Löfven. “No creo que [los suecos] estén tan impresionados por este tipo de comportamiento caótico”, opinaba el ministro de Finanzas, Mikael Damberg, antes de la votación. “Esto también muestra la debilidad del líder de la oposición. Parece que no es él quien dirige todo esto, sino [el líder demócrata de Suecia] Jimmie Åkesson. En el mejor de los casos, el líder del Partido Moderado está jugando el tercer violín en este espectáculo”, añadió. A menos de cien días de la cita con las urnas, los partidos suecos han dado el pistoletazo a una larga precampaña electoral.
✕
Accede a tu cuenta para comentar