Perfil
Magdalena Andersson, la economista que romperá el techo de cristal de la política sueca
Cuando la nueva líder socialdemócrata sea investida por el Parlamento, se convertirá en la primera mujer al frente del Gobierno, una asignatura pendiente para un país a la vanguardia de la igualdad de género
Magdalena Andersson (Uppsala, 1967) es una luchadora desde que de niña llegó a ser campeona de natación júnior en Suecia. Cuenta su entrenador de entonces que, sin recuperarse aún de una rotura de pie, acudió a la piscina a nadar con muletas nada más le quitaron la escayola. Ni el dolor ni las recomendaciones médicas hicieron mella en quien ayer fue elegida por aclamación nueva líder del Partido Socialdemócrata Sueco (SAP) en sustitución de Stefan Löfven.
A menos de un año de las elecciones generales, los socialdemócratas ven en la ministra de Finanzas de 54 años su mejor arma electoral para evitar una derrota frente a una derecha en alza dispuesta a superar el arraigado tabú de pactar con la ultraderecha para alcanzar el poder. El último sondeo concede al SAP, que ha dominado la política sueca el último siglo, un 25%, el peor resultado de su historia. Le siguen de cerca los conservadores del Partido Moderado, con el 22%, y los ultraderechistas Demócratas Suecos (SD), que han puesto patas arriba el sistema de partidos del país nórdico desde su irrupción en el Parlamento en 2010.
Si bien la elección de Andersson como primera ministra una vez que dimita Löfven la próxima semana no es automática –deberá ser investida por un fragmentado Parlamento donde no se puede dar nada por sentado–, esta economista que completó sus estudios en Viena y Harvard está a punto de romper un techo de cristal que aún se les resiste a las mujeres en Suecia. Pese a estar a la vanguardia de la igualdad de género, es el único país nórdico que nunca ha tenido una primera ministra.
«Siento una gran humildad antes de la tarea, pero sobre todo estoy enormemente ilusionada en liderar nuestro gran y orgulloso partido», expresó Andersson en su discurso de agradecimiento. Sus prioridades serán reforzar el Estado del Bienestar, la lucha contra el cambio climático y combatir la delincuencia. “Acepté convertirme en presidenta del partido porque sé que Suecia puede hacerlo mejor”, aseguró.
Afiliada a las Juventudes del SAP a los 16 años, escaló posiciones muy pronto. Trabajó en la oficina del «premier» Göran Persson entre 1996 y 2004 y más tarde ocupó varios cargos en el Ministerio de Finanzas antes de dirigir la Agencia Tributaria. Nombrada en 2012 portavoz económica del partido por Löfven, es ministra de Finanzas desde 2014.
Durante estos siete intensos años se ha labrado una imagen de mujer firme, directa y con confianza en sí misma. «Le gusta presentarse como una buena soldado, que organiza las pausas del café y unta los sándwiches en las reuniones del partido. Pero viene de la élite intelectual», asegura Jonas Hinnfors, profesor de Ciencias Políticas de la Universidad de Gotemburgo. Hinnfors alude a que Andersson, hija única de una profesora y un profesor de estadística, estudió en Handels, la más prestigiosa escuela de negocios de Estocolmo.
Andersson, apodada «la buldócer» por la televisión pública SVT, ha mostrado su rigor presupuestario como miembro junto a Dinamarca, Países Bajos y Austria de los «países frugales», contrarios a aumentar su contribución al presupuesto de la UE. «Hay gente que incluso dice tenerle miedo, lo que es bastante curioso viniendo de profesores de Economía o politólogos de élite», señala Anders Lindberg, jefe de política del diario «Aftonbladet», próximo al SAP.
Como nueva líder socialdemócrata, tendrá la difícil tarea de presentarse como la renovación de la socialdemocracia sin verse arrastrada por la gestión del coronavirus o la creciente violencia en las calles que desgastan al Gobierno del que ella misma ha formado parte desde 2014. Apenas dispone de diez meses para reconquistar a los votantes que se han huido al Partido de la Izquierda y la derecha populista.
A la espera de su discurso del viernes en la clausura del congreso del partido en Gotemburgo, Andersson aboga por acabar con la gestión privada de la educación, la sanidad o el cuidado de mayores. “Quiero que retomemos el control democrático sobre la escuela, la atención médica y el cuidado a los ancianos”, anunció este jueves en Gotemburgo. Derogar esta política iniciada por el Gobierno conservador del ex primer ministro Frderik Reinfeldt puede ser visto como un guiño al ala izquierda del partido y a antiguos votantes socialdemócratas que se han pasado a los ex comunistas.
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