Más sanciones
La UE ultima el embargo al petróleo ruso
Alemania cambia de postura y allana el camino para el acuerdo entre los Veintisiete, pero Hungría se sigue oponiendo a esta medida
La Comisión Europea está preparando un sexto paquete de sanciones contra Rusia cuya propuesta se conocerá esta semana, puede que incluso durante este martes, con el objetivo de que el documento pueda ser analizado por los embajadores europeos este miércoles. Se espera que esta nueva ronda de castigos incluya el embargo al petróleo y siga dejando fuera al gas, aunque aún existen muchos interrogantes. Según avanzó la agencia Bloomberg este pasado fin de semana, se espera que el enfoque propuesto por la Comisión Europea sea gradual y que el bloque reduzca completamente sus compras de petróleo ruso a finales de año.
Desde que el pasado 7 de abril, las capitales europeas aprobaran el embargo del carbón, el Ejecutivo comunitario ya había defendido la necesidad de un nuevo paquete que incluyera el petróleo. Sin embargo, las serias discrepancias entre las capitales europeas sobre este asunto han retrasado durante estas semanas que la Comisión Europea diera esta paso, ante el peligro de que las divisiones entre las capitales se hicieran más palpables que nunca para regocijo de Vladimir Putin
Sin embargo, durante este fin de semana se ha producido un punto de inflexión con el cambio de postura de Berlín, que ha pasado a defender sin ambages la necesidad de terminar con las importaciones rusas de manera progresiva. Alemania está intentado a marchas forzadas desembarazarse del yugo energético ruso y ha acelerado su plan para ser plenamente independiente del petróleo de Putin a finales del verano.
“Después de dos meses de trabajo, puedo decir que Alemania no está en contra de un embargo de petróleo”, ha declarado a su entrada al Consejo de Energía, el ministro del ramo, Robert Habeck, quien también ha reconocido que esta medida tendrá un gran impacto en Berlín y sus alrededores, debido a la refinería Schwedt situada cerca de la capital del país. A pesar de esto, Habeck ha asegurado que el embargo al petróleo tendrá consecuencias regionales que no pondrán contra las cuerdas a la economía nacional en su conjunto. Según los últimos datos, Alemania ha reducido sus importaciones hasta el 12% de petróleo, el 8% de carbón y el 35% de gas natural.
El escollo húngaro
La gran duda sigue siendo ahora Hungría, cuyo Gobierno continúa poniendo palos en las ruedas a una decisión de este tipo. A pesar de que la emisora alemana ZDF había asegurado que Budapest se unía a Berlín en su cambio de postura, esta información ha sido desmentida por el Ejecutivo de Viktor Orban. “Hungría no ha retirado su veto. De hecho, la postura de Hungría sobre las sanciones al petróleo y al gas rusos sigue igual: no las apoyamos”, ha asegurado vía Twitter el secretario de Estado de Comunicaciones Internacionales, Zolán Kóvacs, cuyo país compra a Moscú el 65% del petróleo y el 85% del gas. Unas cifras que se sitúan muy por encima de la media comunitaria del 26% y 40% respectivamente.
A pesar de esto, persiste el interrogante sobre si Budapest podrá aflojar su postura, si la propuesta de la Comisión Europea incluye un periodo de transición lo suficientemente holgado para que Hungría acuse lo menos posible posible el golpe y si este veto es tan sólo una treta negociadora.
Este lunes se ha celebrado una reunión extraordinaria de los ministros de Energía europeos para analizar el impacto del chantaje ruso después de que Moscú haya dejado de bombear gas a Polonia y Bulgariadebido a la negativa de estos países a pagar en rublos este hidrocarburo, tal y como exige el nuevo decreto aprobado a finales de marzo. Aunque varias informaciones la semana pasada aseguraban que varios grupos energéticos europeos estarían dispuestos a hacer cambios en el sistema de pagos para sortear un posible corte de suministro, la comisario de Energía, Kadri Simson, ha vuelto a reiterar que Bruselas no tiene constancia de que ninguna empresa se haya saltado el sistema de sanciones europeo y ha advertido a las empresas energéticas en no confiar en la “buena fe” de Gazprom.
Bruselas ha ideado un mecanismo para que los países europeos puedan realizar sus transacciones a Rusia, sin vulnerar el sistema de sanciones, ya que se espera que varios pagos venzan en el mes de mayo, pero se niega a admitir el nuevo sistema de conversión forzosa a rublos ideado por el Kremlin.
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