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Oriente Medio

Israel se prepara ante un inminente acuerdo nuclear entre EE UU e Irán

Bennett anticipa que el nuevo pacto pacto será más “corto” y “débil” que el de 2015 e insiste en que garantizará la seguridad de los israelíes

El "premier" israeí, Naftali Bennett, durante la reunión semanal del Consejo de Ministros TSAFRIR ABAYOV / POOLEFE

En Israel se da por hecho que el acuerdo nuclear entre Irán y las grandes potencias es inminente. Y según el primer ministro hebreo, Naftali Bennett, será más “corto y débil” que el firmado en 2015. Mientras en Viena prosiguen las negociaciones entre Teherán y Occidente, desde el estado judío se preparan para el cambio de paradigma implantado por Joe Biden, que prometió retomar la vía diplomática tras la retirada de Donald Trump del “Plan de Acción Conjunto y Completo” (JCPOA) en 2018.

“Veremos un acuerdo firmado pronto. Nos estamos preparando para el día después, para poder mantener a los ciudadanos israelíes seguros”, expresó el “premier”en la reunión dominical del gabinete de ministros.

Los últimos flecos en las rondas negociadores en Viena giran en torno a cuánto tiempo tardará EE UU en descongelar los bienes financieros –Washington liberará 7.000 de los 100.000 millones de dólares del petróleo iraní retenidos en bancos internacionales-, y sobre la capacidad de Washington y la Unión Europea de reimponer sanciones indirectamente o volverse a retirarse del pacto. Además, una mayoría del Parlamentó iraní demandó que la retirada de las sanciones vigentes sea en un proceso verificable.

En el primer acuerdo nuclear (2015) se puso límites a las capacidades para centrifugar uranio enriquecido, que debían expirar diez años después. Para Bennett, el pacto que se está gestando en Viena “compra únicamente dos años y medio más de tiempo”. Irán siempre defendió que su proyecto nuclear es exclusivamente para fines civiles. Desde Israel, se percibe la ambición atómica del régimen de los ayatolás como su mayor amenaza existencial.

El líder israelí apuntó que desde 2015 los iraníes solo han incrementado su potencial de enriquecimiento, y que “después del tiempo comprado, podrán desarrollar centrifugadoras avanzadas sin ningún tipo de restricción”. Además, la anulación de las sanciones aportará “decenas de miles de millones de dólares que serán usados para impulsar el terrorismo en la región”, que en su criterio amenazarán al Estado judío, otros países vecinos y a las fuerzas de EE UU desplegadas en Oriente Medio.

Ante el nuevo paradigma, Israel ya alertó recientemente que usaría todas las cartas disponibles, incluso un ataque militar -sin preacuerdo con su aliado norteamericano- sobre las instalaciones nucleares iraníes. Desde finales del año pasado, se ordenó al ejército israelí presentar distintas estrategias para un eventual bombardeo sobre territorio persa.

Desde la Conferencia de Seguridad de Múnich, el ministro de Defensa hebreo, Benny Gantz, insistió en esta línea: “Se deben adoptar todas las medidas para asegurar que Irán jamás se convierta en un Estado nuclear”. Y prosiguió: “el mundo no debería aceptarlo, e Israel jamás lo hará. Tomaremos acción para evitar que enriquezcan uranio en instalaciones adicionales, que permitiría desarrollar misiles balísticos con cargas atómicas”.

Por parte iraní, su ministro de Exteriores, Hossein Amirabdollahian, vaticinó que el acuerdo “podría ocurrir pronto si EE UU toma las medidas políticas correctas”. Durante la conferencia, Gantz se encontró con la vicepresidenta estadounidense Kamala Harris. Pese al evidente descontento del “establishment” de seguridad israelí, le agradeció a “Biden y a la vicepresidenta su compromiso por evitar un Irán nuclear”.