Amenaza de guerra
El suministro de armas a Ucrania divide a la UE
Mientras EE UU, Reino Unido y las repúblicas bálticas arman a Kiev frente a Moscú, Alemania se niega. Bruselas y Washington ultiman sanciones sin precedentes contra Moscú
Mientras los esfuerzos diplomáticos continúan, Occidente no se queda de brazos cruzados ante la posibilidad de que Vladimir Putin acabe invadiendo Ucrania, tal y como sucedió en 2014 con la península de Crimea. Los ministros de Exteriores de los Veintisiete se reúnen este lunes en la capital comunitaria, en un encuentro en el que participará por videoconferencia el secretario de Estado estadounidense, Antony Blinken.
A pesar de que esta pasada semana la UE fue una vez más ninguneada en los encuentros bilaterales entre Washington y Moscú, EEUU y la UE llevan trabajando de manera coordinada desde hace semanas en una series de sanciones sin precedentes, mucho más duras que las impuestas en 2014, que golpeen la línea de flotación de la economía rusa. A pesar de la retórica altisonante de las últimas semanas, se desconocen todavía los detalles de estos castigos que solo entrarán en vigor si Rusia no respeta la soberanía territorial de Ucrania. Se sigue descartando un paquete preventivo.
Los motivos de tanto secretismo parecen evidentes: la UE no quiere que Putin haga un cálculo de coste-beneficio sobre cuánto le costará una incursión militar en la antigua república soviética y, a su vez, esto permite que Rusia tenga el menor tiempo posible para devolver el golpe, también en el terreno económico. En el caso de que existan diferencias de criterio entre EE UU y la UE o entre los propios miembros del club europeo sobre hasta dónde llegar, al menos por el momento, estas divergencias parecen camufladas en mensajes de unidad. Según un alto cargo comunitario, si lo peor acaba sucediendo, la respuesta será “rápida, extremadamente clara y en cuestión de días”.
A pesar de tanto hermetismo, el abanico de opciones parece claro: los Veintisiete tienen en su poder restringir las exportaciones europeas de productos claves para la economía rusa; cerrar el mercado de capitales a las entidades financieras del país o incluso prescindir de las importaciones rusas de gas y petróleo que suponen en términos globales el 40% y el 26% respectivamente según los datos del primer semestre de 2020.
En los últimos meses, las tensiones geopolíticas han hecho que el Kremlin haya comenzado a chantajear a la UE y haya reducido el suministro a través de sus cuatro gasoductos principales que conectan Rusia con los Veintisiete, como modo de aprovecharse también de la escasez generalizada de gas y del repunte de los precios de la energía que pone en peligro la recuperación económica.
En los últimos días, Berlín también ha subido el tono y la nueva coalición de gobierno, presidida por el socialdemócrata Olaf Scholz, parece decidida a no autorizar el funcionamiento del gasoducto Nord Stream 2, una tubería polémica que a través del mar Báltico conecta a Rusia y Alemania, sorteando a Ucrania, y que nunca ha sido bien vista ni por Washington ni por Bruselas ya que aumenta la dependencia energética europea frente a Moscú. Aunque las obras de la infraestructura terminaron en septiembre, el gas no ha comenzado a bombear y puede que no lo haga nunca si Putin acaba invadiendo la antigua república soviética.
La UE reconoce que prepara planes de contingencia, pero parece decidida a mantener el pulso. El interrogante reside en si a los países con más intereses económicos- como Alemania- les temblaran las piernas en el momento de la verdad. Según los últimos datos del Ejecutivo comunitario, Rusia es el quinto socio comercial de la UE y representa el 4,8% de su comercio de mercancías. Al contrario, para Rusia la UE es su principal socio y constituye en 37,3% de sus intercambios comercial en 2020. El 36,5% de sus importaciones vienen de la UE y el 37,9 se dirigen a ella. En cuanto a inversión, los Veintisiete son el mayor socio para Rusia y en 2019, este montante ascendió a 311.400 millones de euros.
Dentro de la batería de castigos, también se baraja la posibilidad de desconectar a Rusia del sistema electrónico de pagos internacionales SWIFT, una opción que es vista por Moscú como una declaración de guerra.
La respuesta militar
Pero no solo se trata de utilizar toda la artillería pesada económica, sino también de la respuesta militar. Aunque los aliados de la OTAN no barajan salir al auxilio de Ucrania con tropas terrestres, lo que en la jerga militar se llama botas en el terreno, en los últimos días algunos países han enviado armas Ucrania para que el país pueda defenderse ante un posible ataque de Moscú. Mientras Washington, Londres y las tres repúblicas bálticas creen que es la mejor manera de mostrar su apoyo, Berlín se niega y por, el momento, ha anunciado que donará a la antigua república soviética un hospital de campaña valorado en 5,3 millones de euros.
El presidente ucraniano, Volodimir Zelenski – quien ha criticado la postura alemana- agradeció ayer a EE UU la llegada de unas 90 toneladas de material bélico .”Gracias, presidente Joe Biden, por la asistencia diplomática y militar sin precedentes de Estados Unidos a Ucrania”, publicó en Twitter un día después de que aterrizara este arsenal en el aeropuerto de Borispil (a unos 29 kilómetros al este de Kiev), en lo que supone la primera remesa que la Casa Blanca aprobó como ayuda adicional en el mes de diciembre.
La Embajada de Estados Unidos en Ucrania confirmó la llegada del avión, aunque sin dar demasiados detalles sobre su carga y se limitó a describir este material como “ayuda de carácter letal, incluida munición para los defensores del frente de Ucrania”.
Además, Estonia, Letonia y Lituania también enviarán a Ucrania misiles antiaéreos y antitanque de fabricación estadounidense para “fortalecer las capacidades defensivas del país”, según anunciaron este pasado sábado en un comunicado conjunto.
Según informó el Ministerio de Defensa estonio en su página web, el país proporcionará misiles antitanque Javelin, mientras que Letonia y Lituania enviarán “misiles antiaéreos Stinger y equipos adyacentes”. Este movimiento ha recibido la aprobación de EUU. “He acelerado, autorizado y respaldado plenamente la transferencia de equipo defensivo que nuestros aliados Estonia, Letonia y Lituania proporcionarán a Ucrania para fortalecer su capacidad de defenderse contra la agresión irresponsable y no provocada de Rusia”, confirmó Blinken
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