Proyecto NS2

Nord Stream 2, el gasoducto que enemista a Europa

El Proyecto ha costado 9.000 millones de euros y transportará gas desde el Ártico hasta Alemania a través de las cañerías instaladas bajo el mar Báltico

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Estados Unidos se alía con Alemania y da su visto bueno al gasoducto Nord Stream 2 (NS2). Joe Biden rompe con la decisión de sus dos antecesores y levantará las sanciones a empresas vinculadas al megaproyecto que unirá a través de tuberías el ártico ruso con Alemania.

Un representante del Departamento de Estado afirmó el miércoles que el pacto entre Alemania y EEUU se había cerrado después de haber consultado de cerca a Polonia y Ucrania, países afectados por el proyecto de Nord Stream 2. Varsovia y Kiev negaron esta versión tras haber firmado una declaración conjunta donde se oponen a la vía libre que supone el acuerdo entre Berlín y Washington. “Esta decisión crea una amenaza para Ucrania y Europa Central en las dimensiones política, militar y energética”, se puede leer en el comunicado. “A Polonia siempre le ha preocupado la construcción de Nord Stream 2 porque significa que Rusia puede cortar el suministro de gas que llega al país a través de Ucrania, sin necesidad de cortar el abastecimiento a Alemania”, asegura a este diario por medio de una entrevista telemática Aleks Szczerbiak, titular de Política y Estudios Europeos Contemporáneos de la Universidad de Sussex en Reino Unido.

Gasoducto Nord Stream 2
Gasoducto Nord Stream 2Teresa Gallardo

Nord Stream 2 es un gasoducto de 2.460 kilómetros de tuberías que transportará gas desde el Ártico hasta Alemania a través de las cañerías instaladas bajo el mar Báltico. El Proyecto ha costado 9.000 millones de euros. NS2 es la alternativa a los gasoductos que atraviesan Ucrania y por los que Kiev recibe beneficios en calidad de país de tránsito del gas, hasta 1.700 millones de euros anualmente. Se teme que Moscú cierre este grifo como medida de presión. Ucrania y el Kremlin mantienen un conflicto abierto por la ocupación ilegal de Crimea y por el apoyo de Moscú a los separatistas en el este del país. “Las propuestas hasta ahora para compensar este déficit son superficiales y no pueden considerarse suficientes para limitar efectivamente las amenazas creadas por NS2”, en un proyecto cuyo “único beneficiario es Rusia’', aseguran desde Polonia y Ucrania. Tanto Angela Merkel como Biden aseguran que se opondrán al uso de la energía como arma por parte de Moscú: “Si Rusia intenta utilizar la energía como arma o lleva a cabo nuevos actos de agresión contra Ucrania, Alemania tomará medidas a nivel nacional e impulsará una acción efectiva a nivel europeo, incluyendo sanciones, para limitar las oportunidades de exportación de Rusia a Europa en el sector energético, incluido el gas, y/o en otros sectores económicamente importantes”. A Polonia le preocupa más el acercamiento de Biden a Rusia; durante el mandato de Donald Trump las relaciones entre Varsovia y Washington fueron las mejores en años, con gestos por parte del ex mandatario estadounidense a través de visitas oficiales, intercambios comerciales o el despliegue de tropas en suelo polaco. “Trump estaba ideológicamente muy cerca del PiS. Ahora, con la administración Biden Polonia ve cómo EE UU prioriza en reforzar sus relaciones con Alemania, Francia y potencialmente Moscú”, asegura el profesor Szczerbiak.

El país germano aseguró su compromiso con la creación de un Fondo Verde, con un capital inicial de 148 millones de euros, que permita a Ucrania desarrollar otro tipo de energías sostenibles. A Ucrania le interesa un acuerdo que garantice el tránsito de gas por su territorio al menos 10 años después de la puesta en funcionamiento del NS2 a través del formato de Normandía, es decir, con la participación de Ucrania, Rusia, Francia y Alemania. Ayer el presidente del parlamento ucraniano, Dmytro Razumkov, en una carta abierta a Nancy Pelosi, presidenta de la Cámara de Representantes de Estados Unidos, pidió la continuación de la política de sanciones del Congreso sobre Nord Stream 2. El Ministerio de Exteriores ucraniano, Dmytro Kuleba, pidió consultas a la Unión Europea; que siempre ha manifestado sus reticencias al proyecto, y al gobierno alemán sobre el gasoducto.