Referéndum en Escocia
Escocia exigirá otro referéndum de independencia tras activarse el Brexit
El Gobierno británico se plantea aceptarlo una vez completada la desconexión con la UE
El Gobierno británico se plantea aceptarlo una vez completada la desconexión con la UE
El independentismo escocés vuelve a llamar a las puertas de Downing Street. Desde el triunfo del Brexit, la nacionalista Nicola Sturgeon ha planteado en varias ocasiones la posibilidad de un nuevo referéndum y el Gobierno central teme ahora que cumpla sus amenazas el próximo mes, cuando Theresa May solicite de manera oficial el divorcio a Bruselas.
La primera ministra tiene previsto activar el artículo 50 del Tratado de Lisboa a mediados de marzo, fecha que coincide con la conferencia de primavera del Partido Nacionalista Escocés (SNP). Constitucionalmente, Londres se podría oponer a una segunda consulta, pero la negativa podría generar una crisis política aún mayor, por lo que May podría aceptar finalmente la solicitud de Edimburgo poniendo como condición, eso sí, que el plebiscito tuviera lugar después de que Reino Unido haya abandonado completamente el bloque comunitario, previsiblemente para 2019. Así lo revelaba ayer «The Times», después de que varios miembros del Ejecutivo mostraran su preocupación ante una «crisis de descentralización».
Según el rotativo, los críticos con Sturgeon aseguran que ésta quiere poner de nuevo el foco ante la cuestión independentista para desviar los problemas que está atravesando su Gobierno en materias domésticas, donde su calificación personal en las encuestas ha comenzado a descender. De cara a las elecciones locales que tendrán lugar en mayo, la primera ministra británica ha pedido a los escoceses que voten por los conservadores para demostrar que no hay apetito independentista.
Según las encuestas celebradas antes del referéndum de junio sobre la permanencia en la Unión Europea, el 53% de los escoceses quería seguir formando parte de Reino Unido, frente al 47% que abogaba por la independencia. Cuando a los encuestados se les preguntó cómo podría afectar su elección en caso de Brexit, el 52% apoyaba la independencia frente a un 48% que se posicionaba en contra.
En efecto, los sondeos acertaron y tras el triunfo del Brexit hubo un ligero repunte de la opción secesionista. Sin embargo, duró poco, y en las encuestas de los últimos meses el apoyo a la independencia se ha mantenido en torno a un 44%, es decir, casi igual que en el referéndum de 2014, donde la pertenencia a Reino Unido ganó por un 55,3% de los votos, frente al 44,7%.
Con todo, el «timing» es clave. El ex líder del SNP Alex Salmond lo sabe mejor que nadie. La secesión apenas tenía un 30% de respaldo cuando convocó la consulta y en año y medio a punto estuvo de conseguir su sueño. Ahora, Salmond vaticina que habrá plebiscito en otoño de 2018 y los nacionalistas ganarán porque para entonces ya estará claro, con las negociaciones con Bruselas, que Londres saldrá mal parado fuera de la UE y del mercado único. Llegado el momento, Sturgeon no tendría problemas en conseguir el apoyo de Holyrood a sus planes separatistas. De los 129 escaños que hay, su partido, el SNP, tiene 63, pero contaría con el apoyo de los Verdes, que tienen seis asientos. Por la parte unionista, los conservadores y laboristas cuentan con 31 y 24, respectivamente.
Deportada tras 27 años en Reino Unido
En 1988, Irene Clennell llegó a Reino Unido y se casó en 1990 con un británico, con lo que obtuvo el permiso de residencia. Tiene hijos y nieto británico, pero ha sido deportada a Singapur. Allí ha estado varias veces para cuidar de sus padres, por lo que perdió su estatus. El sistema de visas conyugales del Gobierno requiere que el cónyuge británico gane al menos 18.600 libras anuales y que ella resida largos periodos en Reino Unido. Ahora no cumple ninguno de los requisitos. Su última visa de visitante expiró en 2016 y ya no pudo evitar su expulsión.
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