Bruselas
El príncipe Felipe de Bélgica, un heredero tranquilo al servicio de su país
El príncipe Felipe de Bélgica afronta a sus 53 años la sucesión en la Corona belga con un temple sereno y con amplia experiencia al servicio de la imagen de su país en el extranjero, especialmente a través de misiones comerciales, tras el anuncio de abdicación hecho hoy por su padre, el rey Alberto II.
El príncipe Felipe ha vivido con "entusiasmo"su preparación para ocupar el puesto de su padre, según confesaba en una entrevista en junio pasado con el diario "La Libre Belgique", aunque sin querer aun adelantar acontecimientos.
Del próximo rey de los belgas los medios destacan su esfuerzo por formarse a través de los años para ocupar el trono, pero también su timidez a la hora de relacionarse en público y su gran simpatía en privado.
Nacido en Bruselas el 15 de abril de 1960, el heredero de la corona belga es el hijo primogénito del rey Alberto II y de la reina Paola y ostenta el título de duque de Brabante.
En 1999 contrajo matrimonio con Matilde d'Udekem d'Acoz, con la que ha tenido cuatro hijos: la princesa Elisabeth, nacida en 2001, que ahora se convertirá en la heredera; el príncipe Gabriel, en 2003; el príncipe Emmanuel, en 2005, y la princesa Elénonore, en 2008.
Al término de sus estudios en Humanidades, que cursó en neerlandés y francés, Felipe de Brabante continuó su formación en la Escuela Real Militar, en la que obtuvo su diploma en 1981.
Un año después consiguió los títulos de piloto de combate y de paracaidista y comando antes de dirigir un pelotón de paracaidistas.
En 2001 fue nombrado general mayor de las Fuerzas Armadas y ya en 2010 fue ascendido al grado de teniente general y vicealmirante.
En el plano académico prosiguió su formación universitaria en el Trinity College de la Universidad de Oxford, en el Reino Unido, y en la Graduate School de la Universidad de Stanford, en Estados Unidos, donde obtuvo en 1985 un diploma en Ciencias Políticas.
La Universidad Católica de Lovaina le concedió en 2002 el título de doctor Honoris Causa.
Ante el aumento de las actividades del príncipe, se creó la Casa del Príncipe Felipe en 1992, y un año más tarde, en ejecución de una decisión del Consejo de Ministros, fue nombrado presidente de honor de la Oficina Belga de Comercio Exterior (actualmente la Agencia para el Comercio Exterior), reemplazando así a su padre, que ejercía esa función desde 1962.
Desde entonces, el príncipe Felipe ha encabezado cerca de 70 misiones económicas de gran relevancia para Bélgica, las más recientes en Tailandia, en 2013; en Vietnam, Japón, Turquía, Australia y Nueva Zelanda en 2012; en Rusia, Estados Unidos, China y Chile en 2011, y en India, Brasil, Ucrania y Kazajistán en 2010.
En 1994 prestó juramento como senador de derecho.
Al margen de sus numerosas funciones oficiales, la Casa Real destaca que el príncipe Felipe está comprometido con profundizar el conocimiento de su país, con el papel y la imagen de Bélgica en el mundo y con las relaciones internacionales.
Además, muestra un interés particular en los jóvenes y en su integración en la sociedad del mañana, motivo por el cual no sólo suele visitar escuelas y universidades sino que también sigue de cerca diversos problemas sociales como el paro y la lucha contra la pobreza y la exclusión.
Felipe de Bélgica es igualmente presidente de honor del Consejo Federal de Desarrollo Sostenible, desde 1997, mientras que un año después se creó el Fondo Príncipe Felipe para fomentar los vínculos entre los ciudadanos y las tres comunidades lingüísticas del país (la francófona, la neerlandófona y la germanófona).
Desde 2003 es presidente de honor de la Sociedad Belga de Inversiones para los Países en Desarrollo y, desde 2004, del Capítulo Europeo del Club de Roma y de la Fundación Polar Internacional, y en 2004 obtuvo su título de piloto civil de helicóptero.
El Palacio Real señala asimismo que, en su tiempo libre intenta concentrar sus lecturas en una mejor comprensión del hombre en la sociedad moderna, un "pasatiempo"que alterna con la práctica regular del deporte.
Preguntado recientemente por el uso de internet para estrechar aún más los lazos con la ciudadanía, Felipe admitía que las redes sociales aún no forman parte de la "filosofía"de la Casa Real, aunque es un medio que le interesa.
Para el príncipe, la calidad de un líder consiste en lograr "sacar lo mejor de cada uno, motivar, ayudar a pensar a largo plazo".
"No sé si tengo las cualidades. Eso sería un cumplido. Está al alcance de todo el mundo sacar lo mejor de cada cual", decía el príncipe Felipe el mes pasado a la prensa belga.
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