Espionaje en EEUU
El «impeachment» y Siria aumentan el malestar republicano con Trump
El senador Lindsey Graham no descarta votar a favor de la destitución del presidente si se revelan nuevas acusaciones en el “Ucraniagate”
El senador Lindsey Graham no descarta votar a favor de la destitución del presidente si se revelan nuevas acusaciones en el “Ucraniagate”
La minoría republicana del Congreso quiere una votación para censurar al presidente del Comité de Inteligencia, Adam Schiff. Lo acusa de tergiversar la conversación entre Donald Trump y el presidente de Ucrania, Vladimir Zelenski. En opinión de los republicanos, Schiff ha «engañado al pueblo estadounidense» y «desprestigiado al Congreso», burlándose «del proceso del ‘impeachment’, uno de los deberes constitucionales más solemnes de esta Cámara». La noticia fue celebrada por Trump, que lleva varias semanas pidiendo la cabeza del congresista demócrata. «Censurarlo (al menos) ¡Al corrupto Adam Schiff!
Pero las buenas noticias se agostan en cuanto al calendario de comparecencias ante los comités del Congreso. Aunque han desaparecido los nombres de algunos pesos pesados del Departamento de Estado, como Philip Reeker, hoy está previsto que comparezca Bill Taylor, embajador interino de EE UU en Ucrania. En los siguientes días se espera que hablen Laura Cooper, del Departamento de Defensa, y Alexander Vindman, director de asuntos europeos ante el Consejo de Seguridad Nacional.
Sin olvidar el malestar dentro de su propio partido. Molesto, entre otras cosas, por una política de comunicación que consideran extremadamente errática. Así, el senador Lindsey Graham, entrevistado en HBO, comentó el domingo que si en el incidente de Ucrania aparece alguna información nueva que pueda considerarse «un crimen», estaría dispuesto a considerar votar a favor del «impeachment».
Graham es un aliado de largo recorrido. Un hombre carismático que ha chocado con Trump muchas menos veces de las que lo ha apoyado. Y uno de sus más firmes sostenes dentro del «mainstream» republicano. Pero las decisiones que ha tomado la Casa Blanca sobre Siria y los kurdos han provocado un profundo malestar en quienes consideran inconcebible que EE UU abandone a un aliado en la guerra contra el yihadismo, y todavía peor si el Kremlin y Rusia aprovechan para ocupar el terreno dejado por las tropas estadounidenses.
Claro que Trump parece mucho más interesado en el fiasco de la celebración del G-7 en sus posesiones de Miami. «¡Doral en Miami hubiera sido el mejor lugar para albergar el G-7, y gratis», escribió en Twitter, «pero la campaña ha sido excesiva por parte de los demócratas de la izquierda radical y sus socios, los medios de comunicación falsos! ¡Me sorprende que me permitan renunciar a mi salario presidencial de más de $ 400,000! ¡Encontraremos otro lugar!». Y así avanza la presidencia más disfuncional en décadas, la más anticonvencional también, con el consuelo de saber que no hay escándalo capaz de alterar la inalterable capacidad de Trump para disparar titulares y generar nuevos fuegos.
Entretanto, la CNN informa que el líder de la minoría demócrata en el Senado, Chuck Schumer, ha enviado una carta al director de la Inteligencia Nacional, Joseph Maguire, donde pregunta por los esfuerzos para proteger la identidad del confidente que denunció la conversación entre Trump y Zelenski.
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