Disturbios

Los disturbios en Lisboa por la muerte a manos de la policía de un ciudadano caboverdiano sacuden Portugal

La Policía de Seguridad Pública asegura que la víctima portaba un arma blanca, se resistió a la detención e intentó agredir a los agentes. Las imágenes captadas por las cámaras de seguridad y los testigos cuentan otra historia

(Foto de ARCHIVO) February 3, 2024, Lisbon, Portugal: A protester holds a placard expressing his opinion during the demonstration. The rally was organized by several anti-racist groups and associations, including SOS Racism. According to the organizers, the event aims to ''celebrate diversity and plurality' Europa Press/Contacto/Jorge Castellanos 03/02/2024 ONLY FOR USE IN SPAIN
Miles de personas protestasn en Lisboa por la muerte de un hombre por disparos de la PolicíaCONTACTO vía Europa PressEuropa Press

Dos disparos acabaron con la vida de Odair Moniz. El ciudadano caboverdiano, de 43 años, murió en la madrugada del lunes a manos de la Policía de Seguridad Pública (PSP) en Cova de Moura, extrarradio lisboeta. Uno de los agentes abrió fuego tras una persecución policial que llevó a Moniz a chocar con varios vehículos. Según el informe de la PSP, el caboverdiano –padre de tres hijos, querido en el barrio y con antecedentes penales, pero sin cuentas pendientes con la Justicia– portaba un arma blanca, se resistió a la detención e intentó agredir a los agentes. Así justifica el cuerpo la acción de uno de los suyos. Pero las imágenes captadas por las cámaras de seguridad y los testigos cuentan otra historia. Moniz no iba armado. Y tampoco intentó agredir a los agentes. Eso no evitó que recibiera los disparos.

Las autoridades competentes ya investigan lo sucedido. Mientras, las calles piden justicia, reparación. Esta semana, la Policía de Seguridad Pública ha dado cuenta de más de 100 disturbios en el área metropolitana de Lisboa. Vehículos y contenedores incendiados. Hay más de 20 detenidos. Siete heridos, entre ellos un conductor de autobús que presenta quemaduras graves.

El sábado, miles de personas ocuparon las plazas de la capital para denunciar la violencia policial y el racismo estructural. Muchos acudieron desde la periferia de Lisboa, desde los barrios. Zonas con fuerte presencia de comunidades afrolusas. En paralelo, los ultras de Chega organizaron otra protesta en el centro de la capital. En su caso para respaldar la actuación de la Policía de Seguridad Pública. Su líder, André Ventura, comentó que el policía que mató a Moniz –que tiene 20 años y solo llevaba uno en el cuerpo– debería ser condecorado. Un asesor del partido de extrema derecha, Ricardo Reis, declaró que con la muerte del caboverdiano habría «un criminal menos… un votante del Bloque [de Izquierdas] menos». Y Pedro Pinto, secretario general y líder parlamentario de Chega, soltó en un debate en la televisión pública RTP que «tal vez si la policía disparara más a matar el país estaría en orden». El Ministerio Público ha abierto una investigación por estas declaraciones.

«La violencia no es ni puede ser aceptable», se limitó a decir el jueves el primer ministro, Luís Montenegro. «El Gobierno no dejará de examinar los actos de violencia y tomará todas las medidas necesarias para garantizar que el derecho a manifestarse no choca con el derecho a la paz y el orden público». El presidente de la República, Marcelo Rebelo de Sousa, explicó que no asistirá al funeral de Odair Moniz porque no quiere «interferir en lo que es un momento importante en la vida de esa familia», pero espera que la ceremonia tenga lugar en un «ambiente sereno». El jefe de Estado no tiene dudas de que las instituciones trabajarán para investigar el caso. Muchos sí.